Dado que el autor no es matemático, tiene todos los motivos para dar las gracias a quienes le han ayudado.
El primero de todos fue su profesor de Matemáticas, Theo Renner, discípulo de Sommerfeld, que —al contrario que el señor Torpón— supo demostrar una y otra vez que en las Matemáticas predomina el placer y no el espanto.
Entre los diablos de los números más recientes cuyos trabajos han sido aprovechados, hay que mencionar a John H. Conway, Philip J. Davis, Keith Devlin, Ivar Ekeland, Richard K. Guy, Reuben Hersh, Konrad Jacobs, Theo Kempermann, Imre Lakatos, Benoît Mandelbrot, Heinz-Otto Peitgen e Ian Stewart.
Pieter Moree, del Instituto Max Planck de Matemáticas de Bonn, tuvo la amabilidad de revisar el texto y corregir unos cuantos fallos. Naturalmente, ninguno de los mencionados caballeros es responsable de los sueños de Robert.
H. M. E.
Múnich, otoño de 1996