A medida que envejeces se hace más difícil tener héroes,

pero no deja de ser necesario.

ERNEST HEMINGWAY

Por favor, quita tus dedos de mi cuello,

pues aunque no soy irascible ni violento,

hay en mí algo peligroso

que tu prudencia debe temer. Aparta esa mano.

Hamlet,

SHAKESPEARE[1]