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El iPhone ya se ha apoderado de algunas de las funciones

principales de mi cerebro. Reemplazó parte de mi memoria por

medio del almacenamiento de números y direcciones con las

que alguna vez habría abrumado a mi mente. El iPhone alberga

mis deseos. Mis amigos dicen en broma que debería hacer que

me implantaran el iPhone en el cerebro. Pero lo único que

lograría con eso sería acelerar los procesos y tener las manos

libres. El iPhone ya forma parte de mí; el mundo no funciona

solo como un instrumento para ayudarle a mi mente. Más bien,

las partes más relevantes del mundo se han convertido en

partes de él. Mi iPhone no es mi herramienta, o al menos, no lo

es por completo. Podría decirse que algunas partes de él, se

han vuelto partes de mí.

DAVID J. CHALMERS

Prólogo de Supersizing the Mind (2008), de ANDY CLARK

Pasé el resto de la noche recostado en mi cuarto con los ojos cerrados: mirando dentro de mi cabeza. Fue una noche bastante tranquila a pesar de todo (Crow Town nunca está callado por completo). De todas formas yo estaba muy acostumbrado a los sonidos distantes que se escuchaban en el conjunto, las voces exaltadas, el amortiguado sonido de la música, los motores acelerando y el rechinido de los coches que seguramente eran robados. En conjunto era una especie de no-ruido para mí. También había bastante tranquilidad en el departamento, solo se escuchaba el suave tecleo de Abue y su ocasional maldición de enojo. Podía oler el tenue aroma a tabaco que provenía de su cuarto; así resultaba bastante fácil imaginarla encorvada sobre la laptop, tecleando como loca y con el trozo de puro quemándose entre sus labios, la ceniza cayendo de repente sobre su ropa, los diminutos agujeros que ésta hacía en su blusa y sus pantalones. Por eso maldecía.

De cualquier forma, había bastante calma para que yo pudiera yacer ahí en la oscuridad tratando de encontrarle la lógica al bizarro y aterrador cibermundo que estaba dentro de mi cabeza.

Al principio era demasiado para mí. Lo que sabía, lo que sentía, aquello a lo que tenía acceso era demasiado vasto, demasiado ajeno e increíblemente colosal para comprender. Era como darte cuenta de repente que sabes todo lo que se puede saber. Podía verlo, escucharlo, encontrarlo, conocerlo. Podía llegar a cualquier lugar del mundo y saber cualquier cosa que quisiera. Todo estaba ahí: información, fotografías, pensamientos, lugares… todo. Pero era demasiado al mismo tiempo. Era demasiado conocimiento. Así que traté de concentrarme, de enfocarme. Traté de poner algo de orden en todo ese caos, y me pareció que la mejor forma de hacerlo era volver al principio. Y el principio de todo este asunto era el iPhone.

Todo lo que necesitaba saber acerca de iPhones, o más bien, todo lo que ya sabía, llegó a mí en un instante:

El iPhone es un teléfono inteligente con acceso a Internet y a multimedios, diseñado y comercializado por Apple Inc. El iPhone funcionaba como un teléfono con cámara (que también incluye mensajes de texto y correo de voz visual), un reproductor de medios (equivalente a un iPod de video) y un cliente de Internet (con correo electrónico, buscador de Internet, y conectividad WiFi) que hace uso de la pantalla multi-touch del teléfono para ofrecer un teclado virtual en lugar de uno físico. El teléfono de primera generación (conocido como El Original) fue un quad-band GSM con EDGE; el teléfono de segunda generación (conocido como 3G) incluía, además, UMTS con 3.6Mbps HSDPA; la tercera generación incluye un soporte de 7.2 Mbps HSDPA de descarga, pero se mantuvo limitado a 384Kbps de carga porque Apple todavía no había implementado el protocolo HSPA. El 8 de junio de 2009 se anunció el iPhone 3GS, en el cual se ha mejorado el desempeño con una cámara de más megapixeles y capacidad de video, así como control por medio de la voz.

Fabricante Apple Inc.

Tipo Candybar Smartphone.

Fecha de salida a la venta

Original: 29 de junio, 2007

3G: 11 de julio, 2008

3GS: 19 de junio, 2009

Unidades vendidas 21.17 millones (hasta Q2 2009)

Sistema operativo iPhone OS 3.1.2 (construido 7D11) puesto a la venta 8 de octubre, 2009

Poder

Original: 3.7V 1400mAh

3G: 3.7V 1150mAh

3GS: 3.7V 1219mAh

Batería interna recargable no removible de polímero de ion de litio.

CPU

Original y 3G: Samsung 32-bit RISC ARM 1176J (F)-S v1.0 620MHz encadenado a 412 Mhz Poder VR MBX Lite 3D GPU

3GS: Samsung S5PC100 ARM Cortex-A8833 MHZ encadenado a 600 MHzPoder VR SGX GPU

Capacidad de almacenaje Memoria flash

Original: 4,8 & 16 GB

3G: 8 & 16GB

3GS: 16 & 32GB

Memoria

Original & 3G: 128MB eDRAM

3GS: 256MB eDRAM

Pantalla 320 x 430px, 3.5in (89mm), 2:3.

Radio de aspecto, 18-bit (262, 144-color).

LCD.

A 163 pixeles por pulgada (ppi)

Input Pantalla multi-touch, controles de audífonos, sensores de luz de proximidad y ambiente, acelerómetro de 3-ejes.

3GS también incluye: brújula digital

Original & 3G: 2.0 mexapixeles con geotagging.

Cámara

3GS: 3.0 megapixeles con video (VGA a 30fps), geotagging y enfoque, balance de blancos y exposición automáticos.

Conectividad WiFi (802.11b/g), Bluetooth 2.0+EDR (3GS: 2.1), USB 2.0/Puerto conector Quad Band GSM 850 900 1800 1900MHz GPRS/EDGE

3G también incluye: A-GPS, Tri band UMTS/HSDPA 850, 1900, 2100MHz

3GS también soporta: 7.2Mbps HSDPA

Servicios en línea iTunes Store, App Store, MobileMe.

Dimensiones

Original:

115mm (4.5in) (h)

61mm (2.4in) (w)

11.6mm (0.46in) (d)

3G & 3GS:

115.5mm (4.55in)(h)

62.1mm (2.44in) (w)

12.3mm (0.48in) (d)

Peso

Original & 3GS: 135g (4.8oz)

3G: 133g (4.7oz)

En realidad era mucha más información de la que necesitaba, y además, a la mayor parte ni siquiera le entendía. Sin embargo, me confirmaba lo que ya había imaginado: que tenía capacidad WiFi, que me podía conectar a la red. Tenía acceso a todas las páginas web del mundo, lo cual es bastante.

Y aún había más. Había bancos de datos, sitios de seguridad, programas y sitios a los que, supuestamente, no podían ingresar usuarios no autorizados. Pero en mi iCerebro sabía bien cómo quebrantar los sistemas de seguridad.

Mi iCerebro, mi iSer…

Mi iYo.

¿Qué más me permitía hacer? Bien, pues podía enviar y recibir textos y llamadas, claro. Y lo mejor, es que parecía que podía hacer llamadas y enviar textos de una manera completamente anónima. Así que, si quería, podía enviar textos y hacer llamadas sin que nadie supiera quién lo había hecho. Y también podía escuchar otras llamadas. Por día ingresar a otros celulares, ver los textos almacenados, listas de llamadas, agendas, todo lo que hubiera en ellos. Lo sabía todo. Sabía en dónde estaban localizados los teléfonos; podía triangular sus señales o, en el caso de muchos de los nuevos teléfonos, podía sencillamente localizarlos por medio de sus chips de GPS. Podía alcanzar las ondas que invadían el aire y elegir una conversación telefónica específica entre millones de otras llamadas.

¿Qué más?

Podía tomar fotografías —click.

Podía grabar video —click, rrrrum.

Podía ver videos, programas de televisión, jugar juegos.

Podía ver cualquier correo electrónico en cualquier computadora o iPhone del mundo.

Podía descargar todo lo descargable.

Virtualmente podía hacer cualquier cosa.

Podía sufrir una sobredosis de información.

Abrí los ojos y me quedé mirando en la oscuridad por un rato, vaciando mi cabeza de todo lo que contenía. Me sentía drenado, exhausto. Me dolía el cráneo. Estaba emocionado, confundido, azorado, impresionado…

Esto, lo que quiera que fuera y como quiera que estuviera sucediendo, era…

Vaya, inspiraba asombro.

Dentro de mi cabeza, un reloj controlado por radio (que recibía su señal a través del aire desde Anthorn, en Cumbria [MSF 60kHz], me indicó que eran las 23:32:43.

Levanté las manos y las sostuve frente a mi cara. De mi piel manaba una luz sutil, delicada y casi purpurea. La observé (resultaba extraño que ya no me sorprendiera) y noté que el brillo había comenzado a titilar. Mi piel comenzó a palpitar otra vez, a irradiar, flotar, a girar con la esencia de todo. No tuve que ver el resto de mi cuerpo para saber que el fenómeno se había extendido, podía sentirlo. Y ahora que lo observaba de cerca por primera vez, supe lo que era. Era todo, era el mismo tipo de todo que tenía en mi cabeza: 30 millardos de páginas web, galaxias de palabras y fotografías y sonidos y voces… todo esto titilando en, sobre y debajo de mi piel.

Y ahora podía controlarlo.

Lo único que tenía que hacer era apagar algo en mi cabeza (aunque no sabía lo que era), y entonces mi piel volvía a la normalidad. Lo encendía de nuevo, y volvían las cibergalaxias. Estaba aprendiendo.

A las 00:49:18 supe que Lucy no había usado su celular desde el día del ataque, que no había enviado ningún mensaje ni correo electrónico, y que tenía una cuenta en Bebo pero que no se había registrado actividad en ella durante meses. No había mensajes, ni comentarios, ni entradas de blog, nada. De hecho, su perfil de Bebo estaba prácticamente en blanco. No tenía amigos, ni fotos, ni videos, ni favoritos; no había nada de información. Lo único que había era su nombre en esa red aGirl. Eso era todo.

A la 01:16:08 aprendí a hackear las computadoras personales de los detectives del Departamento de Investigación Criminal (CID) de la estación de policía del Barrio de Southwark. Así descubrí que tres sospechosos de haber cometido la violación y el ataque de Lucy Walker seguían siendo investigados, pero que el Detective Superintendente Robert Hall (Oficial Mayor de Investigación) no esperaba que se realizara ningún arresto próximamente.

Los nombres de los sospechosos eran: Eugene O’Neil, alias «Yoyo», Paul Adebajo, alias «Cutz», y DeWayne Firnan.

Se sospechaba la participación de otros individuos pero no existía evidencia en su contra: Yusef Hashim, Nathan Craig, alias «Fly», y Carl Patrick, alias «Trick».

Entre la 01:49:18 y las 02:37:08, después de experimentar con una navaja de explorador y una vieja pistola de juguete que disparaba perdigones, descubrí que cuando mi iPiel estaba encendida, se generaba un escudo de fuerza magnético sobre todo mi cuerpo.

Y a las 02:57:44, ya después de leer un artículo llamado «Electricidad es pensamiento humano», de H. Bernard Wechesler, me enteré de que:

Todo pensamiento, sentimiento y acción del Homo sapiens se origina en las señales eléctricas que emiten los circuitos de células del cerebro. Recuerda que tu cerebro se comunica con todas las células del cuerpo por medio de impulsos eléctricos (hormona, enzimas y neuropéptidos). Además, creemos que la Conciencia es en realidad imágenes mentales generadas de forma eléctrica en el lóbulo occipital y en el precuneus. Lo que tenemos en común con la computadora, la televisión, los juegos de video y el teléfono es el uso de electricidad y campos electromagnéticos como fuente de energía.

La electricidad es el movimiento de una carga de energía a lo largo de un alambre. En el caso de las neuronas (células nerviosas), la señal eléctrica se mueve en forma del Potencial de acción. Dentro de las neuronas existe una carga generada por nanobombeos que sacan de las células a los Iones cargados. Nosotros estamos involucrados de manera permanente en el proceso de polarización y despolarización de Iones a través de Compuertas que están en las membranas nerviosas y que provocan las contracciones de los músculos que producen el movimiento. El Potencial de acción le envía señales al sistema nervioso central y, de esa manera, se envían los impulsos de manera eléctrica del cerebro a todas las demás partes del cuerpo.

Las membranas tienen dos tipos de proteínas: el primer tipo lo conforman los Canales iónicos para el sodio (Na), afuera de la célula, y para el potasio (K), dentro de la célula. Cuando la célula nerviosa recibe un estímulo, abre algunos de estos canales iónicos. El segundo tipo de proteína es el ATP, un transportador. El ATP (adenosín trifosfato) transporta energía química dentro de las células para establecer el Metabolismo.

Y a pesar de que el artículo no explicaba cómo los resquebrajados fragmentos de una batería de polímero de ion de litio podían fusionarse con la energía eléctrica orgánica de mi cerebro (o mi cuerpo) y producir un nivel de poder que está por encima y más allá de la suma lineal de las dos fuentes de poder originales, un nivel de poder suficiente para generar una poderosa descarga eléctrica y crear un campo de fuerza protector…

Bueno, la verdad es que no explicaba nada. Pero para ser honestos, ya para ese momento había dejado de buscar explicaciones. Es decir, el Hombre Araña nunca se preocupó mucho por conseguirlas, ¿verdad? Solo lo mordió una araña diseñada genéticamente, adquirió sus súper poderes arácnidos, frunció el ceño con incredulidad como por un minuto o dos, y eso fue todo. No se pasó horas y horas tratando de entender lo que sucedía, ¿o sí?

—¿El Hombre Araña? —me escuché murmurar—. ¡Dios santo!

No podía creer que me estuviera comparando con un superhéroe ficticio. Era ridículo. Absolutamente ridículo.

A las 03:04:50, después de forzarme a dejar de pensar acerca de la realidad y la irrealidad de los superhéroes, intercepté un video que salió de algún celular y cuyo destino era el de Lucy. Era de una chica llamada Nadia Moore que vivía en Eden House. El video también incluía un mensaje de texto. El texto decía: so lo para re kor drt lo prra q ers.

Tenía idea de lo que aparecería en el video, y no quería verlo, pero sabía que tendría que hacerlo. Así que, después de bloquearlo para que no llegara al teléfono de Lucy, me abracé a mí mismo, presioné PLAY dentro de mi cabeza y comencé a ver un video tembloroso y borroso del ataque a Lucy y Ben.

No puedo describir lo que vi.

No hay palabras suficientemente enfermizas.

Lloré tanto que me dolió.

No pude verlo completo. Algunas escenas eran demasiado viles, demasiado descorazonadoras para observarse. Sin embargo, después de ver la mayor parte, supe que la policía tenía razón solo hasta cierto punto. Los seis individuos que sospechaban que habían participado, O’Neil, Adebajo, Firman, Hashim, Craig y Patrick, sí estaban ahí, y definitivamente, los primeros tres fueron quienes hicieron las peores cosas. Pero no habían sido los únicos en el lugar. Había otros. Algunos de ellos habían estado en el departamento desde el principio, y otros llegaron después, respondiendo a los mensajes y llamadas que Carl Patrick y Nadia Moore, quienes aparentemente eran pareja, hasta habían hecho. Lo más asombroso era que Nadia había sido quien realizó la grabación del video. Ellos siguieron enviando mensajes y llamando a sus amigos durante el ataque para invitarlos a ir, como si fuera una especie de circo o algo así: ¡¡porn casero 4u!! ¡Men kanta!… Ben y B la div rsion. Y sus amigos fueron. Para cuando O’Neil y los otros habían terminado con Lucy y Ben, ya había como seis o siete tipos más en el departamento.

Algunos de ellos tenían el rostro cubierto, por lo que no pude identificarlos a través del video. Sin embargo, reconocí a la mayoría. Ahí estaban Jayden Carroll, un par de chicos negros del edificio Addington llamados Big y Little Jones, y también algunos chavitos de más de doce o trece años, a los que no conocía pero sí había visto por ahí. Ah, y también estaba Davey Carr. Davey fue quien sacó el iPhone del bolsillo de Ben y lo arrojó por la ventana. Se moría de risa cuando lo hizo.

Quería eliminar el video, borrarlo de mi cabeza. No quería que siguiera ahí, no quería que existiera.

Pero no podía hacerlo.

Aún no.

Tal vez lo necesitaría después.

Lleno de ira, me conecté dentro de mi cabeza al celular de Carl Patrick y desde ahí le envié un mensaje a su novia, Nadia Moore: leona, escribí, kiero ver t otraves YA. Xxxxx ¡eres x tra kalien t! tkro xxxxxx

Sí, era patético, lo sabía. Era insignificante y estúpido, y era absolutamente inútil, y ni siquiera me hizo sentir mejor ni un poquito. ¿Pero y qué? Tampoco me hizo sentir peor.

A las 03:41:29 Lucy ingresó a su perfil de Bebo, abrió su blog y comenzó a escribir. Según yo, era la primera vez que escribía algo ahí. Sabía que no debía espiarla y me sentía como un ladronzuelo al hacerlo, me sentía avergonzado. Pero a pesar de toda la culpa que me invadía, el deseo de saber cómo se sentía y en qué estaba pensando, eran mucho más fuertes. No escribió gran cosa:

no sé por qué escribo esto, no sé por qué, si sé que nadie lo va a leer, pero creo que solo necesito escribir mis sentimientos. necesito decirle a alguien aunque sea solo yo. me siento muerta. herida. nada volverá a ser bueno. nada vale nada ya. todo lo bueno se fue. Kbueno fue d verdad verlo, me hizo sentir no tan muerta por un rato, pero hoy en la oscuridad todo vuelve y ya no puedo ver la luz, no siento nada. Quiero lastimarlos, quiero matarlos. los odio. quiero que se mueran, que sufran. pero para qué? ya lo hicieron y eso no va a cambiar, no puedo hacer que desaparezca.

Esperé un rato para ver si escribía algo más, pero después de unos quince minutos más o menos, se salió de Bebo y apago la laptop. Esperé otro poco mientras pensaba lo que debería hacer, lo que quería hacer, y luego, a las 03:57:33, cerré los ojos volví a ingresar a mi cibercabeza y creé una página en Bebo para mí. Estaba casi tan vacía como la de Lucy, es decir, no había fotos ni información. Lo que sí incluí fueron mis películas favoritas, El Hombre Araña y El Hombre Araña 2, porque una vez Lucy y yo las vimos juntos. En la sección de Música puse a Fall Out Boy y a Pennywise porque sabía que a Lucy le encantaban.

A la hora de escogerme un nombre, medité durante un buen rato y al final, tomando en cuenta que Lucy había usado en su perfil aGirl, así en inglés, y pensando en que yo, me gustara o no, era mitad iPhone y mitad chico, me decidí por el nombre con el que uno de los Cuervos me había querido insultar ese mismo día en la mañana.

Me autonombré iBoy.

El perfil de Lucy era privado, es decir, en circunstancias normales, solo sus amigos podían enviarle mensajes (si es que tenía amigos). También significaba que si quería que ella añadiera a iBoy como amigo, tendría que enviarle una solicitud, esperar a que ella volviera a entrar a la red, desear que quisiera añadirme y… bueno, pues no quería hacer todo eso. Además, éstas no eran circunstancias normales y, por si fuera poco, yo era iBoy. Lo único que tenía que hacer era pensar en añadirme a su lista de amigos, pensar en crear el mensaje entre nosotros, hacerlo totalmente privado, totalmente instantáneo y totalmente restringido a aGirl y iBoy, y luego, pensar en enviar el mensaje, y listo.

hola aGirl, —escribí/pensé/envié—, espero que no te moleste que te envíe este mensaje, pero leí tu blog y, aunque sé que no planeabas que alguien lo leyera, pues yo solo quería decirte que si alguna vez necesitas hablar, siempre puedes buscarme. sé que no me conoces, que podría ser cualquier persona, pero si de algo sirve que te lo diga, pues créeme que no soy alguien a quien no le debas tener confianza. no soy nada en particular, solo un chico de dieciséis años que no entiende lo que pasa. bueno, de cualquier forma, si quieres hablar conmigo, sería grandioso. pero si no, por favor, solo no me contestes ni me digas que te deje en paz, y te prometo que no te volveré a molestar. iBoy.

A las 04:17:01 descubrí que mi función de vídeo estaba encendida todo el tiempo, que se grababa todo lo que veía. Lo único que tenía que hacer para reproducirlo, era recordarlo y luego darle PLAY.

Y entre las 04:48:22 y las 06:51:16, descubrí que en verdad era muy difícil dormir cuando sabes todo lo que se puede saber y que a pesar de lo espectaculares que puedan ser, los superpoderes no te sirven de nada cuando lloras solo en la oscuridad.