22 January 2006 @ 19:59 hrs.

ENTRADA 28

Ha sido hace apenas unos minutos. Un BTR, un transporte blindado del ejército y un camión de transporte vacío, acaban de parar justo en el camino de entrada a las dos cortas calles donde está mi casa. Se han apeado unos cuantos soldados y han empezado a aporrear las puertas, una por una. Como estaba en la cocina, escuchando la radio ultracorta, las luces delanteras de mi casa estaban apagadas. Cuando han golpeado mi puerta, no me he movido. He cogido al gato en el regazo y he esperado un momento en silencio, hasta quien quiera que estuviese en la puerta se largase. Quiero ver que pasa. Me he acercado sigilosamente a la ventana del piso de arriba, la única que tiene visibilidad sobre la calle. He visto como la mujer de mi vecino el médico, el que lleva desparecido varios días, salía con sus dos hijas y unas maletas y los soldados la ayudaban a subir al camión. Lo mismo han hecho con varios vecinos de la calle. Se los llevan al Punto Seguro que han creado en el centro de la ciudad, un sector de calles perfectamente acordonado y protegido, en teoría.

Con un rugido, los camiones han arrancado hacia el centro. Justo antes de saltar a su vehículo, un soldado ha pintado una enorme aspa roja en el asfalto del cruce. Tras esto, su transporte ha girado la esquina y ha desaparecido. Es tal el silencio en la noche que he sido capaz de oír el sonido del pequeño convoy por un rato. Supongo que aún tenían que hacer muchas más paradas esta noche y las siguientes.

Ahora, la calle permanece en silencio y a oscuras. Todas las viviendas deben estar vacías, y si aún queda alguien en su casa, como yo, no parece tener la menor intención de dar señales de vida. Me he sentado en la cocina de nuevo, con la luz de la campana extractora como única iluminación y me he puesto a pensar. Es evidente que están evacuando esta zona. Mejor dicho, ya han evacuado esta zona. Con lo cual, supongo que aquí puede pasar cualquier cosa a partir de ahora.