A mi hija Jeannie

Agradezco especialmente a David Chandler sus ánimos y le expreso todo mi reconocimiento. También le doy las gracias a mi amiga Colette Ledannois, sin la que no existiría este libro; a Martine Legrand, por su colaboración; a Cécile Benoliel; a Valéry Giscard d’Estaing; a Michel Deverge y a todos sus amigos, y, por supuesto, a mi familia francesa.