Los destinos de vida y muerte los repartían las valquirias, siervas de Odín, en el salón de los guerreros del Valhalla.
Eran las valquirias, con sus terribles gritos de guerra llenando los cielos, las que recorrían el campo de batalla, reuniendo las almas de aquellos a los que habían adjudicado la muerte.
En nórdico antiguo, valkyrja significa «la que escoge a los caídos».