La presencia de bicicletas en los transportes públicos resulta problemática, aunque en los últimos años se están dando avances importantes.
En los trenes de cercanías, donde la mayor parte de estaciones son en superficie, resulta fundamental adaptar el interior de los trenes, y en la actualidad los nuevos modelos tienen este aspecto ya previsto, en general asociado a los requerimientos de las sillas de ruedas. Pero la pérdida de capacidad en asientos debido a estas nuevas necesidades es importante, de modo que la posibilidad efectiva del transporte de bicicletas va muy ligada al aumento de la calidad y la capacidad global del sistema.
En las redes de metro, generalmente subterráneas y con altos índices de aglomeración, el transporte de bicicletas es un problema, por lo que inicialmente se tendió a su prohibición, evolucionando posteriormente a la imposición de limitaciones de horario, horas punta de los días laborables, con lo que se reduce notablemente su posibilidad de uso en la movilidad cotidiana.
La bicicleta en el autobús en un tema no resuelto, y raramente abordado. Ejemplo en Los Ángeles, 2005.