Las bicicletas urbanas presentan una enorme variedad, pero quizá su característica más común sea la discreción y el bajo precio: un bien fácilmente robable y que hay que dejar en la calle sometido a las inclemencias del tiempo no se presta a grandes alardes. Tampoco las solicitaciones que se le requieren son tan extremas como el bajo peso en el caso de las bicicletas de carretera o la complejidad de las suspensiones y frenos en las de montaña. Aun así, el mundo de la moda, del lujo, de las «tendencias», nos demuestra claramente que los humanos tendemos a la sofisticación y al exhibicionismo, más allá de las necesidades objetivas, y una bicicleta urbana puede ser un vehículo perfecto para su exhibición, como ocurre con coches y motos.
Pero lo cierto es que el hecho de que la bicicleta urbana deba dejarse aparcada en la calle frena las tendencias a la sofisticación y al alto coste. Aun así, un repaso atento de las bicicletas aparcadas en las calles de nuestras ciudades muestra una variedad de vehículos interesante, muchos de ellos «customizados» a partir de antiguas bicicletas de carretera y de montaña.
Bicicleta urbana en las playas de Miami.
Las antiguas bicis de carretera y de montaña disfrutan de una segunda juventud adaptadas a bicicleta urbana.