EL REY DE THULE

Había un Rey en Thule

Hasta la muerte fiel,

Pues al morir su amada

Dejó una copa dorada

Como herencia para él.

En todos los banquetes

Bebía con placer;

Se cerraban sus ojos

Siempre que iba a beber.

Y cuando fue a morirse

Repartió su poder

Entre los herederos,

Aunque guardó la copa

Para siempre con él.

Sentóse en el banquete,

Los caballeros también,

En un salón de palacio

Junto al mar frente a él.

Cogió la copa dorada,

Bebió la brasa vital,

Y lanzó la copa dorada

En el fondo del mar.

La vio caer y hundirse

En el fondo del mar.

Cerró los ojos callado.

No volvió a beber más.