Y sin embargo, ¿quién sabe?, se repitió el doctor Falcão a la mañana siguiente. La noche no había apagado su desconfianza. Y sin embargo, ¿quién sabía? Sí, no debía ser mera simpatía mórbida. Sin conocer a Shakespeare, el doctor Falcão parafraseó a Hamlet: «Hay entre el cielo y la tierra, Horacio, muchas más cosas que las que sueña tu vana filantropía». Allí apuntaba el dedo del amor, aunque sin mofarse ni lastimar. Ya he dicho que el hombre era un escéptico; y, como también era discreto, no transmitió su conclusión a nadie.