CL

Tenso, descubierto, el lacayo abrió la puertecilla del coupé no bien Sofía se asomó a la puerta. Rubião le ofreció la mano para ayudarla, ella aceptó el gesto y subió.

—Bien, hasta…

No pudo terminar la frase; Rubião entró detrás de ella y se le sentó al lado; el lacayo cerró la puertecilla, trepó al pescante y el coche se puso en marcha.