Sofía se abandonó, oyendo, oyendo… Interrogó otras plantas, que no le dijeron nada diferente. Hay a veces tales aciertos prodigiosos. Los que conocen el suelo y el subsuelo de la vida saben muy bien que un trecho de muro, un banco, una alfombra, un paraguas pueden ser ricos en ideas y sentimientos cuando nosotros también lo somos, y que las reflexiones de camaradería entre los hombres y las cosas constituyen uno de los fenómenos más interesantes de la tierra. La expresión «Hablar con los zapatos», por mera metáfora que parezca, tiene un sentido real y directo. Los zapatos obran sincrónicamente con nosotros; forman una suerte de senado, cómodo y barato, que vota siempre a favor de nuestras mociones.