Es ahora cuando me gustaría haber usado en este libro el método de tantos otros —viejos todos— en que el asunto de cada capítulo se exponía en el sumario: «De cómo esto aconteció así y asá». Ahí tenéis a Bernardim Ribeiro; ahí tenéis tantos libros gloriosos. De las lenguas extranjeras, sin querer llegar a la altura de Cervantes o Rabelais, me bastarían Fielding y Smollet, muchos capítulos de los cuales quedan leídos con sólo leer el sumario. Tomad por ejemplo el capítulo I del libro IV de Tom Jones; allí encontraréis este título: Que contiene cinco cuartillas. Es claro, es sencillo, no engaña a nadie; son nada más que cinco cuartillas, quien no quiere no las lee, quien quiere las lee, y para éstos últimos el autor concluye obsequiosamente: «Y ahora, sin más preámbulos, pasemos al capítulo siguiente».