Llegaron dos ambulancias, una para Rita y otra para Cromer.
El teniente Barringer se presentó también, haciéndose cargo de la situación.
Bruce hizo su declaración, y Karen también la suya. Incluso Rita estuvo en condiciones de dar un informe preliminar mientras el médico de la Policía le aplicaba un torniquete en el brazo.
Había llegado el momento de iniciar el trayecto hasta la comisaría de Van Nuys, donde se registrarían las cintas y se firmarían las transcripciones. Por un momento, pareció como si aquello no fuera a acabar nunca. Finalmente, llegó a su término.
Libre, se dijo Karen. Libre para siempre.
Y ella y Bruce salieron.
Para sumergirse en el mundo oscuro de la noche…