AL COMPRADOR INDECISO
Si los cuentos que narran los marinos,
hablando de temporales y aventuras,
de sus amores y sus odios,
de barcos, islas, perdidos Robinsones
y bucaneros y enterrados tesoros,
y todas las viejas historias, contadas una vez más
de la misma forma que siempre se contaron,
encantan todavía, como hicieron conmigo,
a los sensatos jóvenes de hoy:
¿Qué más pedir? Pero si ya no fuera así,
si tan graves jóvenes hubieran perdido
la maravilla del viejo gusto
por ir con Kingston o con el valiente Ballantyne,
o con Cooper y atravesar bosques y mares:
Bien. ¡Así sea! Pero que yo pueda
dormir el sueño eterno con todos mis piratas
junto a la tumba donde se pudran ellos y sus sueños.