¡Jefe del Condado, las manos no son lo bastante grandes para abarcar el cielo! ¡Secretario del partido, tu poder no es tan pesado como la montaña! No puedes ocultar los lamentables acontecimientos que tuvieron lugar en el Condado Paraíso a los ojos del pueblo…
—En este punto de la balada de Zhang Kou, un policía furioso se puso de pie de un salto y maldijo: «¡Maldito ciego cabrón, eres el primer sospechoso del caso del ajo en el Condado Paraíso! ¡Vamos a acabar contigo!». Dicho eso, le dio una patada en la boca, cortándole el final. La sangre emanaba de la boca de Zhang Kou y varios dientes blancos golpearon el suelo. Zhang Kou se incorporó sobre la silla; el policía le volvió a enviar al suelo con otra patada. Un discurso incoherente salió de los labios de Zhang Kou, asustando a los interrogadores, aunque no habían entendido una sola palabra. El interrogador jefe impidió que el policía le diera una patada por tercera vez, mientras otro hombre se agachaba y sellaba la boca de Zhang Kou con una mordaza de plástico.