[1] Adler, 1927; Zajonc, 1983.<<

[2] Schoolet, 1972; Ernst y Angst, 1983, p. 284; Dunn y Plomin, 1990, p. 85.<<

[3] Somit, Arwine y Peterson, 1996, p. vi.<<

[4] Modell, 1997, p. 624.<<

[5] Virtualmente los únicos datos: Sulloway también discute el trabajo de Koch, quien publicó diez artículos sobre su estudio de un único grupo de 384 niños de cinco y seis años en familias de dos hermanos. Este trabajo está incluido en el examen de Ernst y Angst, por lo que no aporta pruebas adicionales.<<

[6] Sulloway usa el cambio de opinión en la edad adulta —por ejemplo, la aceptación de la teoría de la evolución de Darwin— como una medida de una característica duradera de la personalidad, el espíritu abierto. Sin embargo, un solo cambio (o no cambio) de opinión no es lo mismo que un cuestionario estándar sobre la personalidad que ha sido probado y validado con un gran número de sujetos. Se parece más a un simple aspecto de un cuestionario sobre la personalidad, un aspecto de validez desconocida. Lo que no ha sido establecido es si el cambio de opinión está correlacionado con otras medidas de la personalidad.<<

[7] Los estudios que he encontrado en Ernst y Angst: Yo contabilicé un estudio como «sin diferencias» si un subgrupo de sujetos —por ejemplo, los chicos— producía resultados favorables a la teoría de Sulloway, y otro subgrupo, las chicas, producía resultados en el sentido contrario. Contabilicé un estudio como confirmador si un subgrupo de sujetos producía resultados favorables y el otro producía resultados «sin diferencias». Un ejemplo de un estudio que yo no pude clasificar fue resumido así por Ernst y Angst: «Los nacidos en medio parecen al mismo tiempo más excitables y más flemáticos, menos temerosos y más maduros que los primogénitos y los benjamines» (Ernst y Angst, p. 167).<<

[8] Sulloway, manuscrito no publicado, 25 de enero de 1998.<<

[9] En su manuscrito no publicado (25 de enero de 1998), Sulloway escribe que ha tomado en cuenta los resultados neutros adicionales producidos por los estudios que arrojan interacciones. En el caso de una interacción de doble sentido —donde, por ejemplo, el sexo interactúa con el orden de nacimiento, de manera que se encuentran resultados favorables en los chicos pero no en las chicas—, informa que contó los resultados como uno favorable y el otro neutro; en el caso de una interacción a tres bandas, informa que contó los cuatro resultados posibles. Como había muchas interacciones en los estudios revisados por Ernst y Angst, este procedimiento incrementaría notablemente el número de hallazgos por estudio. Así, para llegar hasta 196 hallazgos, el análisis de Sulloway debió de incluir muchos menos de los 116 estudios que yo encontré en Ernst y Angst (en consecuencia, menos de 75.000 sujetos). En su manuscrito no publicado, Sulloway informa que ha eliminado de su análisis, por diversas razones, cierto número de estudios que Ernst y Angst habían considerado aceptables (la mayoría de los cuales figura en mi relación). Sin embargo, también parece que incluyó en su análisis otros estudios que ellos habían desechado como inaceptables o no concluyentes. He sido incapaz de determinar el número preciso de estudios incluidos en el análisis de Sulloway.<<

[10] Sulloway, 1996, p. 72 (cursivas en el original).<<

[11] Hunt, 1997.<<

[12] Hunt, 1997. Les cuesta más llegar a ser impresos: Ioannidis, 1998.<<

[13] LeLorier, Grégoire, Benhaddad, Lapierre y Derderian, 1997, p. 536.<<

[14] Los resultados poco claros eran aquellos que no se relacionaban de forma obvia con la teoría de Sulloway y que no estaban especificados con total claridad en el resumen. La búsqueda fue llevada a cabo el 20 de agosto de 1997; el artículo más reciente recuperado era de marzo de 1997.<<

[15] Descripciones por parte de los padres: Ernst y Angst, p. 167. Por parte de los hermanos, p. 97.<<

[16] La personalidad del primogénito puede ser específica de los padres: Ernst y Angst, p. 171 (cursivas en el original).<<

[17] Obsérvese que las ideas de los padres se vuelven probablemente más trasnochadas cuando llega el benjamín. Si los primogénitos tienden más a compartir las actitudes de los padres puede deberse a que la diferencia de edad entre el primogénito y los padres no es tan grande como entre el benjamín y los padres. Cuando las familias eran mayores y la crianza de los niños se extendía por un período de veinte años o más, esta diferencia podría haber sido importante, especialmente durante los períodos de cambio social.<<

[18] Modell, 1997, p. 624.<<

[19] Somit, Arwine y Peterson, 1997, pp. 17-18.<<

[20] McCall, 1992, p. 17.<<

[21] Runco, 1991 (publicado originalmente en 1987).<<

[22] Los matrimonios funcionan mejor si los miembros de la pareja son semejantes: O’Leary y Smith, 1991. Las parejas casadas con diferente orden de nacimiento tienen menores probabilidades de divorciarse: Toman, 1971.<<

[23] Townsend, 1997.<<

[24] Más concretamente, los humanos crían a sus hijos de un modo superpuesto. Véase Harris, Shaw y Altom, 1985, p. 186, nota 1.<<

[25] Daly y Wilson, 1988.<<

[26] Retherford y Sewell, 1991.<<