Parece que no está bien que no te guste tu propio padre. Resulta que debería sentirme avergonzado de ello. Pero es así, y no sé qué tengo que hacer.
Ayer se lo dije a mamá. Que no me gusta. Creía que me sentiría mejor si lo decía en voz alta.
Pensaba que me pegaría o me gritaría y me castigaría en mi habitación.
Pero no. Sólo parecía muy cansada.