No tengo ni idea de lo que les ha pasado a Reuben y a mamá. Pero debe de haber sido grave, porque cada vez que me encuentro con Reuben me pregunta: Trevor, ¿cómo está tu madre?
Y luego quiere saber si ella también pregunta por él.
¿Si pregunta qué?, pienso yo siempre. Pero es mejor no mezclarse en estas cosas.
Luego vuelvo a casa y mamá me pregunta: ¿Ves a Reuben alguna vez? Y yo le digo que sí, que lo veo todos los días, y ella me dice: ¿Y pregunta por mí alguna vez?
A veces me dan ganas de gritarles a los dos. Me gustaría decirles: ¡Hablad de una vez! ¡No es tan difícil! ¡Ni que fuera una operación de cerebro!
Pero a los mayores no les gusta nada que les hablen así.
Por eso, yo tengo mi sistema. Nunca les digo lo que de verdad quieren saber. Así, tarde o temprano, tendrán que rendirse y hablar.
A veces me preocupa que cuando sea mayor me ponga tan tonto con alguna chica. No me gusta nada pensar en eso.