89.

Miércoles, 8 de marzo 1916

EDWARD MOUSLEY OYE EL FRAGOR DE LA BATALLA DE DUJAILA

Por fin: ¡llegan en su rescate! Ya en plena noche comprenden que algo está a punto de suceder porque un enorme estampido les despierta. Alguien le dice a Mousley que probablemente se trate de una mina flotante, destinada para el puente de Shatt al-Hai situado a las espaldas de las fuerzas otomanas, que habrá explotado después de embarrancar. Por lo demás, todo está en silencio, así que Mousley vuelve a acostarse. Unas horas más tarde le despierta un nuevo sonido de fuego cercano. Mira al exterior. Amanece.

Mousley cree primero que se trata de artillería amiga en Kut al-Amara. Después piensa que seguramente sea la artillería otomana que bombardea la fuerza de rescate británica que, según los últimos informes, se halla a apenas 30 kilómetros de distancia, en la vertiente septentrional del Tigris. No obstante, trepa hasta el tejado y otea. Divisa entonces relámpagos a lo lejos. Son las piezas de la fuerza de rescate que machacan las líneas turcas en Dujaila, en la vertiente meridional. Eso solo está a unos doce o trece kilómetros de distancia. Es obvio que la fuerza de rescate ha cruzado el río a paso de lobo y que, tras realizar una marcha a oscuras, está intentando abrir una brecha.

La emoción entre los sitiados es enorme. Cuando la luz diurna se intensifica ven que las unidades otomanas se están desplazando hacia el punto amenazado a marchas forzadas. Mousley sabe que hay planes de apoyar a la fuerza de rescate mediante un ataque o bien por el norte o bien por el sur, todo según el lado del río por el que llegue. Y sin embargo, no oye orden alguna de que se ejecuten los planes. Hacia las nueve ve largas filas de cabezas moviéndose por las trincheras otomanas, todas en dirección al sudeste.

Entre tanto el fragor de la batalla se hace más denso, al tiempo que unidades otomanas continúan avanzando en tropel hacia Dujaila.

De repente no se oye nada. Ni se ven relámpagos en el horizonte.

Mousley piensa que el silencio se debe a que la infantería británica ha alcanzado su objetivo y que en estos momentos se están librando combates cuerpo a cuerpo con armas blancas.

Continúa todo callado. El nerviosismo se generaliza entre los sitiados. ¿Qué ocurre? ¿A qué se debe esta demora en atacar?

Pasan las horas. No sucede nada. Los cañones entorno a Dujaila siguen mudos.

Anochece.

El silencio es total.