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Jueves, 21 de marzo de 1918

ALFRED POLLARD OYE HABLAR DE LA BRECHA ALEMANA EN EL SOMME

Esta mañana se inicia la gran ofensiva alemana de primavera. Pese a que se sabía que los alemanes han estado pasando cantidades ingentes de tropas y material del este al oeste, y pese a que hace tiempo que todo el mundo se esperaba algún tipo de ataque, la sorpresa que causa es grande; más que nada, lo sorprendente del ataque alemán es que haya tenido tanto éxito.

La opinión generalizada era que se repetiría la suerte de las ofensivas aliadas, es decir, un prolongado desgaste, con cuantiosas bajas y, a la larga, ningún resultado, contra una líneas defensivas prácticamente impenetrables. Gracias a la conjunción de unos bien guardados secretos, la extraordinaria acumulación de artillería y la nueva táctica de infiltración puesta a prueba en el este y en Italia, el ejército alemán ha conseguido realizar un significativo e inesperado avance.

Alfred Pollard escribe:

La primera señal de lo ocurrido que notamos fue una orden urgente de recoger nuestros pertrechos y prepararnos para la marcha en el plazo de media hora. Fue muy interesante ver el efecto de esa orden en los distintos hombres del batallón. Los que nunca antes habían estado en primera línea se pusieron contentos; los demás se podían dividir en grupos: algunos se deprimieron, la mayoría se mostraba indiferente, algunos pocos, como un servidor, nos alegramos de verdad. A mí, sin duda, me llenó de gozo. Después de soportar unos meses mortalmente aburridos, la idea de un poco de guerra resultaba de lo más estimulante.

El mismo día, el 21 de marzo, Herbert Sulzbach escribe en su diario:

Los artilleros están en mangas de camisa y el sudor les chorrea. Lanzan granada tras granada contra la brecha, disparan salva tras salva, y ya no hace falta dar las órdenes de fuego, están tan entusiasmados y sirven el fuego graneado a un ritmo tal que no es necesaria la menor palabra de mando. De todos modos, comunicarse con los artilleros solo es posible mediante un silbato. A las 9.40 abrimos la barrera artillera rodante, a cubierto de la cual los miles y miles, decenas de miles de soldados, salen de las trincheras, dando comienzo al asalto de la infantería: y ahora el asalto de la infantería es ya un éxito.