Decía mi primo Gonzalo que lo difícil en la vida es encontrar el equilibrio.
Yo, habiendo perdido toda esperanza terrenal, puedo decir que he encontrado la armonía, y sentado frente al mar, en mis ratos ociosos, me pongo a recordar todas las cosas hermosas de mi vida, también las situaciones penosas, pero decido olvidar las pecaminosas.
Y recordando viajo con el pensamiento a mi niñez temprana. Y visualizo la ternura de mi madre, y los juguetes que nos traían los reyes, y lo valiente e ingenioso que era mi padre, y lo bonitas que eran las niñas, y los días que subíamos a la nieve, y la semana santa en el pueblo, y los juegos de barrio, y el primer beso, y las excursiones intrépidas, y los éxitos deportivos, y los sueños de infancia, y los de juventud, y la horchata con fartóns en agradable conversación.
Me cuesta recordar cuando mamá me dejaba en el colegio, y los interminables minutos esperando a que me recogiese, y los niños que me pegaban, y las niñas que me hacían rabiar. En mi mundo de recuerdos nadie fuma, y el sabor agridulce del amor platónico se transforma en un generoso deseo de bienestar hacia aquellas que nunca toqué.
Y de repente la juventud se trunca como por engaño y te metes en un túnel largo y oscuro. Tan largo que parece nunca acabar. Tan oscuro que te deja la mente en negro y ya no quieres recordar.
Un día sales del túnel convertido en lo que por estas tierras han dado en llamar Muhandis Madani. Es como el que tiene un uniforme que no se lo puede quitar. Allá donde vaya no podrá pasar desapercibido. Si intentas esconderte, el uniforme te delata. Pero aun así intentas llevar una vida al margen de tu estigma. Para ti ha llegado el momento de empezar a vivir la vida, eres adulto y estás preparado, y te lanzas aprovechando como puedes las supuestas ventajas de llevar dicho uniforme.
Pero lo cierto es que no estás preparado, y tantas cosas se han quedado sin respuesta en tu vida que necesitas encontrar una solución a los enigmas.
Entonces un día coges la maleta y te marchas, y decides romper con todo y llevar una vida más fresca.
No es fácil el camino, sin embargo, cuando te levantas y te pones en marcha, la sangre se renueva en tu interior. Es como cuando te sientes decepcionado de ti mismo, te miras al espejo y decides cortarte el pelo: un corte estándar te renueva, pero si te cortas el pelo al cero, eso sí te da vida. Has vuelto a nacer.
Agradezco el apoyo incondicional de mis padres, que siempre han confiado en mí, aunque en muchas ocasiones no han comprendido mis decisiones. El convencimiento de mi actuar honesto y mi incansable esfuerzo siempre fueron aval suficiente para contar con su apoyo.