1. Introducción

La experiencia más hermosa que podemos tener es la del misterio… Aquél a quien esta emoción le es desconocida y que ya no puede hacer un alto para maravillarse y entrar en un rapto de sobrecogimiento, está ya muerto.

ALBERT EINSTEIN

Utiliza la luz que tienes dentro para recuperar tu natural claridad de visión.

LAO-TSE

Este libro aborda algunas de las preguntas más fundamentales de la existencia que los seres humanos se han estado haciendo desde tiempo inmemorial. ¿Cómo nació nuestro universo? ¿Es el mundo en que vivimos un simple producto de procesos mecánicos en el que sólo interviene una materia inanimada, inerte y reactiva? ¿Tenemos que admitir la existencia de una inteligencia cósmica superior y responsable de la creación y de la evolución del cosmos? ¿Puede explicarse la realidad material sólo con las leyes naturales o comporta fuerzas y principios que se escapan a las descripciones de dichas leyes?

¿Cómo podemos armonizar dilemas como lo finito del tiempo y del espacio frente a la eternidad y a lo infinito? ¿Cuál es el origen del orden, de la forma y del sentido del universo? ¿Cuál es la relación entre la vida y la materia, y entre la conciencia y el cerebro? Muchos de los temas que sondearemos en este libro han tenido una gran relevancia para la vida cotidiana. ¿Cómo podríamos entender el conflicto aparente entre el bien y el mal, el misterio del karma y de la reencarnación, y el problema del sentido de la vida humana?

Éstas no son preguntas que se formulen habitualmente en el contexto de la práctica psiquiátrica o de la investigación psicológica. No obstante, en mi trabajo como psiquiatra, estas preguntas han surgido de una forma espontánea y con una urgencia extraordinaria en la mente de muchas de las personas con las que he trabajado. Esto se ha debido al inusual ámbito de estudio que ha sido mi principal centro de interés durante los cuarenta años de mi vida profesional: la investigación de los estados no ordinarios de conciencia.

Este interés comenzó de una forma totalmente inesperada y espectacular en 1956, sólo pocos meses después de haber obtenido la licenciatura en medicina, cuando me presenté como voluntario para un experimento con LSD en el Departamento de Psiquiatría de la facultad de medicina de Praga, en Checoslovaquia. Esta influencia influyó profundamente en mi vida personal y profesional y me proporcionó la inspiración para comprometerme a lo largo de mi vida en la investigación de la conciencia.

Aunque he estado interesado en todo el espectro de los estados no ordinarios de conciencia, he tenido una experiencia más personal con la investigación psicodélica, el trabajo terapéutico con personas que atraviesan crisis psicoespirituales espontáneas y la respiración holotrópica, método que he desarrollado conjuntamente con mi esposa Christina. En la terapia psicodélica, los estados no ordinarios de conciencia son inducidos por medios químicos; en los casos de emergencia espiritual se producen espontáneamente y por razones desconocidas en medio de la vida cotidiana; en la respiración holotrópica son facilitados por una combinación de respiración acelerada, música evocadora y una forma concreta de poner atención en el trabajo corporal. En este libro me basaré en estos tres campos, puesto que las comprensiones penetrantes de todos ellos son muy similares, cuando no idénticas.

La investigación de la conciencia y la filosofía perenne

En mis anteriores publicaciones he descrito las importantes implicaciones que tiene el estudio sistemático de los estados no ordinarios de conciencia para la comprensión de los trastornos emocionales y para la psicoterapia (Grof 1985, 1992). Este libro tiene un enfoque mucho más amplio y general: explora las comprensiones profundas y extraordinarias, tanto filosóficas como metafísicas y espirituales, que han surgido a lo largo de este trabajo. Las experiencias y observaciones de esta investigación han revelado importantes aspectos y dimensiones de la realidad que habitualmente están ocultos a nuestra conciencia cotidiana.

A lo largo de siglos, estas experiencias y los ámbitos de la existencia que desvelan han sido descritos en el contexto de filosofías espirituales y de tradiciones místicas como el vedanta, el budismo hînayâna y el mahâyâna, el taoísmo, el sufismo, el gnosticismo, el misticismo cristiano, la cábala y muchos otros sistemas espirituales muy sofisticados. Los descubrimientos de mi investigación y los de la investigación contemporánea sobre la conciencia en general confirman y apoyan esencialmente las tesis de estas antiguas enseñanzas. En consecuencia, dichos descubrimientos se hallan radicalmente en conflicto con la mayoría de los presupuestos fundamentales de la ciencia materialista en lo que se refiere a la conciencia, la naturaleza humana y la naturaleza de la realidad. Claramente indican que la conciencia no es un producto del cerebro, sino un principio primordial de la existencia y que, además, desempeña un papel esencial en la creación del mundo fenoménico.

Esta investigación también cambia radicalmente nuestro concepto de la psique humana, al mostrar que, cuando alcanza todo su potencial, la psique de cada uno de nosotros está esencialmente en armonía con toda la existencia y, en última instancia, tiene la misma identidad que el principio cósmico creador en sí mismo. Aunque esta conclusión desafía seriamente la visión del mundo de las sociedades tecnológicas actuales, concuerda totalmente con la imagen de la realidad que se encuentra en las grandes tradiciones espirituales y místicas del mundo, y que el escritor y filósofo angloamericano Aldous Huxley denominó “filosofía perenne” (Huxley 1945).

Las investigaciones modernas sobre la conciencia han generado importantes datos que apoyan las tesis básicas de la filosofía perenne y han revelado la existencia de un gran diseño significativo que subyace a toda la creación; igualmente han mostrado que toda la existencia está impregnada de una inteligencia superior. A la luz de estos nuevos descubrimientos la espiritualidad se afirma como un empeño importante y legítimo de la vida humana, puesto que refleja una dimensión crítica de la psique humana y del orden del universo. Las tradiciones místicas y las filosofías espirituales del pasado han sido desechadas a menudo e incluso ridiculizadas por ser “irracionales” y “anticientíficas”. Es éste un juicio desinformado, infundado y carente de toda justificación. Muchos de los grandes sistemas espirituales son productos de siglos de una profunda exploración de la psique y la conciencia humanas que en muchos aspectos se parece a la investigación científica.

Estos sistemas ofrecen instrucciones detalladas sobre los métodos de inducir experiencias espirituales en las que basan sus tesis filosóficas. Para ello han reunido sistemáticamente datos extraídos de estas experiencias y los han sometido a un consenso colectivo de validación, generalmente a lo largo de un período de muchos siglos. Éstas son exactamente las etapas necesarias para obtener un conocimiento válido y fiable en cualquier campo de investigación científica (Smith 1976; Wilber 1997). Es muy alentador el que las afirmaciones de diversas escuelas de filosofía perenne puedan ahora sostenerse por datos procedentes de la investigación actual sobre la conciencia.

Los enfoques de introspección que hacen posible esta validación, tal como se describen en este libro, no exigen el mismo grado de compromiso y sacrificio personal que las antiguas prácticas espirituales. Por otro lado, son más accesibles y prácticos para los occidentales que están atrapados en la complejidad de la vida moderna. El uso de psicodélicos ha sido desvirtuado por la generalización de una experimentación sin supervisión y actualmente se halla seriamente obstaculizado por una serie de restricciones administrativas y legales. Sin embargo, la respiración holotrópica es un método que está al alcance de cualquier persona interesada en investigar la validez de las comprensiones descritas en este libro. Las experiencias de nuestros talleres realizados en todo el mundo y la retroalimentación que hemos recibido de varios centenares de personas que han completado nuestra formación y facilitan actualmente sesiones de respiración holotrópica me han convencido de que las observaciones que he descrito en este libro son plenamente experimentables.

Estados holotrópicos de conciencia

Antes de empezar a explorar las comprensiones penetrantes de mi trabajo, espirituales y filosóficas, me gustaría explicar en qué sentido utilizo en este libro la expresión estados no ordinarios de conciencia. Mi interés fundamental es el de centrarme en experiencias que supongan una fuente útil de datos sobre la psique humana y la naturaleza de la realidad, particularmente aquéllos que revelan diversos aspectos de la dimensión espiritual de la existencia. Me gustaría igualmente examinar el potencial sanador, transformador y evolutivo de dichas experiencias. A este respecto, la expresión estados no ordinarios de conciencia es demasiado general, puesto que incluye una amplia gama de estados que no son interesantes o relevantes desde este punto de vista.

La conciencia puede ser profundamente modificada por una variedad de procesos patológicos: por traumas cerebrales, por intoxicaciones con venenos, por infecciones o por procesos degenerativos y circulatorios del cerebro. Sin duda, estas diversas condiciones físicas pueden tener como consecuencia profundos cambios mentales que podrían incluirse en la categoría de estados no ordinarios de conciencia. Sin embargo, lo que producen son “delirios parciales” o “psicosis orgánicas”, estados que son muy importantes clínicamente, pero que no son relevantes para nuestra exposición. Las personas que padecen estados de delirio se caracterizan por una pérdida de orientación. Pueden estar confundidas hasta tal punto que no saben quiénes son, ni dónde están o en qué mes o año viven. Como característica típica manifiestan una perturbación de las funciones intelectuales y padecen una amnesia inmediata respecto a las experiencias que acaban de tener.

Por ello reduciré esta exposición a un amplio e importante subgrupo de estados no ordinarios de conciencia a los que la psiquiatría contemporánea no ha dado un término específico. Como estoy convencido de que merecen distinguirse del resto y ser situados en una categoría especial, he acuñado para ellos el nombre de holotrópicos (Grof 1992). Esta palabra compuesta significa literalmente “orientada a la totalidad” o “que se mueve en dirección a la totalidad” (de la palabra griega holos = todo, y trepein = moverse hacia o en dirección a algo). El significado completo de este término y la justificación de su utilización se irán aclarando a lo largo de este libro. El término sugiere que en nuestro estado cotidiano de conciencia no estamos realmente enteros; estamos fragmentados e identificados sólo con una pequeña fracción de lo que realmente somos.

Los estados holotrópicos se caracterizan por una transformación específica de la conciencia acompañada de cambios perceptivos en todas las zonas sensoriales, con emociones intensas, a menudo insólitas, y con profundas alteraciones de los procesos de pensamiento. También suelen hallarse asociadas con una variedad de intensas manifestaciones psicosomáticas y de formas de comportamiento no convencionales. La conciencia se ve modificada cualitativamente de una forma profunda y fundamental, pero, a diferencia de los estados de delirio, no se ve gravemente impedida. En los estados holotrópicos experimentamos la intrusión de otras dimensiones de existencia que pueden ser muy intensas e incluso abrumadoras. Sin embargo, al mismo tiempo, solemos permanecer plenamente orientados y no perdemos totalmente el contacto con la realidad cotidiana. Por el contrario, experimentamos simultáneamente dos realidades muy diferentes.

Los cambios extraordinarios de apreciación sensorial representan un aspecto muy importante y característico de los estados holotrópicos. Con los ojos abiertos, es típico ver profundos cambios en las formas y colores del entorno. Cuando cerramos los ojos podemos ser desbordados por imágenes procedentes de nuestra historia personal y del inconsciente colectivo. Todo esto puede ir acompañado de una amplia variedad de experiencias en las que participan todos los sentidos: sonidos diversos, sensaciones físicas, olores y sabores.

Las emociones asociadas con los estados holotrópicos cubren un amplio espectro que se extiende mucho más allá de los límites de nuestra experiencia cotidiana. Abarcan desde sentimientos de éxtasis, bienaventuranza celestial y “paz que sobrepasa toda comprensión”, a episodios de terror abismal, cólera insuperable, profunda desesperación, culpabilidad devoradora y otras formas de extremo sufrimiento emocional. La intensidad de estas experiencias de agonía puede compararse a las descripciones de las torturas del infierno en algunas de las grandes religiones del mundo. Las sensaciones físicas que acompañan a estos estados se hallan igualmente polarizadas. Dependiendo del contexto de la experiencia, pueden abarcar desde una sensación de salud y bienestar extraordinarios, un funcionamiento fisiológico óptimo y sensaciones sexuales orgásmicas de enorme intensidad, a una extrema incomodidad, como dolores insoportables, opresión, náuseas o sentimientos de asfixia.

Un aspecto particularmente interesante de los estados holotrópicos es el efecto que tienen sobre los procesos de pensamiento. El intelecto no se ve disminuido, pero funciona de una forma significativamente diferente de su funcionamiento cotidiano. Aunque podamos no ser capaces de confiar en estos estados o en nuestro juicio para los asuntos prácticos ordinarios, podemos ser literalmente desbordados por una información nueva y digna de ser tenida en cuenta sobre una gran variedad de temas. Podemos alcanzar profundas comprensiones psicológicas en relación con nuestra historia personal, la dinámica inconsciente, las dificultades emocionales y los problemas interpersonales. También podemos tener la experiencia de revelaciones extraordinarias relativas a diversos aspectos de la naturaleza y del cosmos, y que trascienden nuestra formación educativa e intelectual. Las comprensiones penetrantes más interesantes a las que se tiene acceso en los estados holotrópicos giran alrededor de temas filosóficos, metafísicos y espirituales. La exploración de estas comprensiones penetrantes constituye el centro de interés de este libro.

Comprensiones profundas, filosóficas y espirituales de los estados holotrópicos

El contenido de los estados holotrópicos de conciencia es con frecuencia filosófico y místico. En estos episodios podemos vivir secuencias de muerte y renacimiento psicoespiritual o sentimientos de unidad con otras personas, la naturaleza, el universo y Dios. Podemos desvelar lo que parecen ser recuerdos de otras encarnaciones, encontrar poderosos seres arquetípicos, comunicar con entidades desencarnadas y visitar numerosos territorios mitológicos. El rico espectro de estos estados también incluye experiencias fuera del cuerpo, durante las que la conciencia desencarnada mantiene la capacidad de percepción óptica y puede observar con precisión desde ángulos y distancias inusuales los acontecimientos que se producen en el entorno inmediato del cuerpo o en lugares distintos y remotos.

Las experiencias holotrópicas pueden ser inducidas mediante una variedad de técnicas antiguas y aborígenes, o “tecnologías de lo sagrado”. Estos procedimientos combinan de diversas formas el batir del tambor, vibraciones acústicas, sonidos de campanas o gongs, el canto, la danza rítmica, cambios de respiración y el cultivo de formas especiales de atención. Pueden incluir un intenso aislamiento social y sensorial, el ayuno, la privación del sueño, la deshidratación e incluso drásticas intervenciones físicas, como heridas para hacer sangrar, laxantes y purgas de gran efecto, o el infligir dolores agudos. Una tecnología particularmente eficaz de lo sagrado ha consistido en la utilización ritual de plantas y sustancias psicodélicas. Estas técnicas alteradoras de la mente han desempeñado un papel esencial en la historia ritual y espiritual de la humanidad. La inducción de estados holotrópicos ha sido absolutamente esencial para el chamanismo, los ritos de paso y otras ceremonias de las culturas nativas. También fue el elemento clave de los antiguos misterios de muerte y renacimiento que se llevaban a cabo en diferentes partes del mundo y que florecieron particularmente en el área del Mediterráneo. Las experiencias holotrópicas han sido igualmente importantes para diversas ramas místicas de las grandes religiones del mundo. Estas tradiciones esotéricas han desarrollado una diversidad de tecnologías de lo sagrado, de métodos específicos para inducir dichas experiencias. A ellas pertenecen diversas formas del yoga, la meditación y técnicas de concentración, el canto a varias voces, el giro de los derviches, las prácticas ascéticas, el cristianismo hesicasta u “oración de Jesús” y muchas otras.

En la actualidad, el espectro de técnicas alteradoras de la mente se ha enriquecido considerablemente. Los enfoques clínicos que incluyen el uso de alcaloides puros abarcan las plantas psicodélicas o las sustancias psicodélicas de síntesis, y métodos eficaces de psicoterapia vivencial, como la hipnosis, la terapia primal, el renacimiento y la respiración holotrópica. El más popular de los métodos de laboratorio para inducir estados holotrópicos ha sido la privación sensorial, que se basa en diversos grados de reducción de los estímulos sensoriales. Otro método muy bien conocido es el biofeedback, que posibilita utilizar la información sobre los cambios que se producen en las propias ondas cerebrales, como orientación para llegar a determinados estados de conciencia. Muchos aparatos electrónicos utilizan el principio de “inducción” o “conducción” de las ondas cerebrales a través de diversos estímulos acústicos y ópticos.

Es importante recalcar que episodios de estados holotrópicos de diversa profundidad y duración pueden también ocurrir de forma espontánea, sin ninguna causa específica e identificable y, frecuentemente, contra la voluntad de las personas implicadas. Puesto que la psiquiatría moderna no distingue entre los estados místicos o espirituales y los episodios psicóticos, a las personas que experimentan esos estados se les suele diagnosticar como enfermas mentales, se las hospitaliza y se las somete a un tratamiento rutinario a base de fármacos supresivos. Mi esposa Christina y yo hemos sugerido que muchos de estos estados son en realidad crisis psicoespirituales o casos de emergencia espiritual. Si pueden entenderse éstos adecuadamente y las personas que los atraviesan son apoyadas por facilitadores con experiencia, episodios de este tipo pueden conducir a la sanación psicosomática, la apertura espiritual, una transformación positiva de la personalidad y la evolución de la conciencia (Grof y Grof 1990).

Sabiduría antigua y ciencia moderna

Como hemos visto por lo descrito anteriormente, las experiencias holotrópicas constituyen el denominador común de muchas prácticas que, a lo largo de siglos, han conformado la vida ritual, espiritual y cultural de muchos grupos humanos. Este tipo de experiencia ha constituido la principal fuente de cosmologías, mitologías, filosofías y sistemas religiosos que describen la naturaleza espiritual del cosmos y de la existencia. Son la clave para entender la vida espiritual de la humanidad, desde el chamanismo y las ceremonias sagradas de las tribus aborígenes hasta las grandes religiones del mundo. Pero además, y esto es lo más importante, proporcionan líneas prácticas e inestimables de orientación para establecer una estrategia de vida suficientemente rica y satisfactoria para alcanzar la realización máxima de nuestro potencial creativo. Por todas estas razones es importante que los científicos occidentales se liberen de sus prejuicios materialistas y sometan los estados holotrópicos a una investigación sistemática y ecuánime.

Yo he estado profundamente interesado en todas las categorías de estados holotrópicos de conciencia mencionados anteriormente y he tenido importantes experiencias personales en muchos de ellos. Sin embargo, como ya he mencionado la mayor parte de mi trabajo profesional se ha desarrollado en el campo de la terapia psicodélica, la respiración holotrópica y los casos de “emergencia espiritual”. Aunque las experiencias observadas en estas tres situaciones difieren en cuanto a los desencadenantes que los inician, parecen ser extraordinariamente similares en lo que respecta a su contenido vivencial y a las comprensiones profundas, de tipo espiritual y filosófico, que comportan.

A lo largo de mi carrera profesional he dirigido personalmente más de mil sesiones psicodélicas con sustancias como el LSD, la psilocibina, la mescalina, la dipropil-triptamina (DPT) y la metileno-dioxi-anfetamina (MDA), y he tenido acceso a más de dos mil sesiones dirigidas por mis colegas. Una proporción significativa de estas sesiones tuvieron que ver con pacientes psiquiátricos que padecían diversas formas de trastornos emocionales y psicosomáticos, como depresión, psiconeurosis, trastornos psicosomáticos, alcoholismo y drogodependencia.

Otro gran grupo lo constituían pacientes que padecían diversas formas de cáncer, en su mayor parte terminal. En ese estudio, el objetivo no consistía sólo en aliviar la angustia emocional y el agudo dolor físico que acompaña a esta enfermedad, sino también ofrecer a esos pacientes una oportunidad de lograr estados místicos para aliviar su miedo a la muerte, cambiar su actitud hacia ella y transformar su experiencia de lo que supone morir. Los restantes sujetos eran “voluntarios normales”, como psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, clérigos, artistas y científicos pertenecientes a diversas disciplinas, que se presentaban voluntariamente para participar en sesiones psicodélicas en búsqueda de comprensión y visión interior.

Las sesiones de respiración eran llevadas a cabo en el contexto de un programa de entrenamiento a largo plazo de profesionales y de seminarios vivenciales, en los que participaban personas representativas de todos los estratos sociales. A lo largo de los años, mi esposa Christina y yo hemos supervisado más de 30.000 sesiones holotrópicas, la mayoría de ellas realizadas en grupos, y sólo excepcionalmente con una sola persona a nivel individual. Además de la experimentación con sustancias psicodélicas y la respiración holotrópica, también he trabajado con muchas personas que atravesaban crisis psicoespirituales espontáneas. Esto ha ocurrido ocasionalmente como parte de mi vida personal y profesional y no se hacía sistemáticamente como un proyecto específico. Al escribir este libro he utilizado los historiales que he recogido durante más de cuarenta años de trabajo en el campo de los estudios sobre la conciencia. Me he centrado específicamente en aquellas partes de los historiales que describían experiencias y observaciones relacionadas con cuestiones básicas, ontológicas y cosmológicas. Para mi sorpresa, lo que emergía de estos relatos de estados holotrópicos era una amplia alternativa lógicamente coherente a la comprensión de la naturaleza humana y de la existencia formulada por la ciencia materialista, que hoy día representa la ideología oficial de la civilización industrial occidental.

Las personas que experimentan estados holotrópicos y los integran eficazmente no desarrollan puntos de vista del mundo idiosincráticos y engañosos que acarreen distorsiones inconexas de la “realidad objetiva”. Descubren diversos aspectos parciales de una gran visión sobre un universo creado e impregnado por una inteligencia cósmica superior. En última instancia, este cosmos impregnado de alma está en armonía con su propia psique y su conciencia. Estas comprensiones profundas muestran una similitud notable con la comprensión de la realidad que ha emergido repetidamente, a menudo de forma independiente, a lo largo de la historia y en diferentes partes del mundo. En muchas variantes, esta visión de la realidad ha sido compartida por todas las personas que han tenido la oportunidad de complementar su experiencia cotidiana de la realidad material con las percepciones penetrantes de los estados holotrópicos de conciencia.

Estos descubrimientos anuncian una buena nueva a millones de occidentales y miembros de las sociedades tecnologizadas que han tenido diversas formas de experiencias holotrópicas y que no han podido integrarlas dentro del sistema de creencias dominantes de sus culturas. A causa de este desajuste, muchos de ellos han llegado a poner en cuestión su propia cordura o han sido cuestionados por los demás, incluidos los profesionales de la salud mental a los que recurrieron en búsqueda de consejo o ante los que fueron llevados en contra de su voluntad. El estudio de los estados holotrópicos reivindica a estas personas y revela los fallos de la psiquiatría contemporánea. También muestra una necesidad urgente de hacer una revisión y un cuestionamiento de nuestra comprensión de la naturaleza humana y de la naturaleza de la realidad.

A medida que los avances revolucionarios de diversas disciplinas de la ciencia moderna continúan deshaciendo el espejismo de la visión del mundo materialista ya superada, empezamos a ver el esbozo de una nueva comprensión más amplia de nosotros mismos, de la naturaleza y del universo. Cada vez es más claro que este enfoque alternativo y emergente de la existencia integrará ciencia y espiritualidad, e introducirá importantes elementos de la sabiduría antigua en nuestro mundo tecnológico. Ya en este momento, tenemos mucho más que un simple mosaico incoherente de teorías revolucionarias o un vago esbozo de dicha visión. Ervin Laszlo ya ha proporcionado una brillante síntesis de los avances teóricos más importantes de los diversos campos de la ciencia moderna (Laszlo 1993). Ken Wilber ha formulado un extraordinario marco interdisciplinario que proporciona los necesarios fundamentos filosóficos para dicha comprensión integral de la realidad (Wilber 1995, 1996, 1997).

Obviamente, cuando esta nueva visión del cosmos se complete, no se tratará de un simple retorno a una comprensión precientífica de la realidad, sino de una síntesis creativa y que abarque de lo mejor del pasado y del presente. Una visión del mundo que preserve todos los logros de la ciencia moderna y, al mismo tiempo, reintroduzca en la civilización occidental los valores espirituales que se han perdido, podría tener una profunda influencia en nuestra vida personal y colectiva. Creo firmemente que las experiencias y observaciones procedentes de los estados holotrópicos que se exploran en este libro constituirán una parte fundamental de esta nueva imagen apasionante de la realidad y de la naturaleza humana que con tanto esfuerzo está naciendo ahora.