Pamella Caldwell
Tu prima Pamella Caldwell, Eliacim, se ha casado, contra la voluntad de todos, con Mr. John S. Peace, el delantero centro del Fulham. Su marido, poco antes de la boda, días antes de la boda, me encontró en la calle y me dijo, mientras se brindó a acompañarme de compras.
—Mrs. Caldwell, yo sé de sobra que no soy bien recibido en la familia de ustedes. Pero mi amor por Pamella, señora, es muy grande y nadie podrá oponerse a él. Además, Pamella es muchacha de costumbres nada recomendables, señora; muchacha que no habría de resultarle a sus padres demasiado fácil casarla, usted ya me entiende.
Yo preferí no entenderle, Eliacim, y le dejé continuar.
—Tampoco se me oculta, señora, que un futbolista, así, sin más, es poco para aspirar a la mano de Pamella, pero le puedo asegurar a usted, señora, y no se lo digo para que usted lo diga, que yo soy algo más o, por lo menos, aspiro a ser algo más que un futbolista, así, sin más ni más. Yo he publicado poesías, señora, y guardo entre mis papeles una carta de Mr. T. S. Eliot, que algún día enseñaré, felicitándome por unos versos que dediqué a la primavera.
Creo, hijo mío, que nuestra familia es injusta con Mr. Peace, a mí me parece un gran muchacho, lleno de buen sentido.
Y en cuanto a tu prima Pamella… ¿Tú sabías, Eliacim, que tu prima Pamella tuvo dos novios del Continente?