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Clase de natación

Aunque, desde niña, hubiera tenido una diaria clase de natación, hijo mío, no creo que a estas horas supiese nadar. Quizá sea mejor, sin embargo, esta ignorancia mía, esta no habilidad que, con un poco de valor, podría llevarme mucho más rápidamente hasta donde te encuentras esperándome. Algo de lo que más me preocupa, Eliacim, es recordar tu buen estilo de nadador, tu velocidad, tu resistencia. Un nadador en medio de la mar, hijo mío, un verdadero nadador, podría representar, con una fuerza trágica desusada, el recio papel de Tántalo a la perfección.

En un mapa, Eliacim, el mar Egeo está lleno de clavos ardiendo, lleno de tablas varadas.

Perdóname que pase a otro punto.