La superbrújula
¡Qué gran estupidez! Día llegará, Eliacim, en que los hombres inventen la superbrújula, una agujita histérica que marcará muchos más nortes de los precisos. Todo viene a resultar hijo, un problema de no saber arreglarnos con los nors, escasos o abundantes, que tenemos a nuestro alcance.
En medio de todo, es una gran suerte para mí saber que nunca entrarás en una tienda de objetos de precisión a comprar una superbrújula con tus ahorros.
Será mi pequeña venganza contra las madres atribuladas que, en su ceguera, se sientan felices de poder ser abuelas.
La superbrújula, Eliacim querido, llegará a ser un grave pecado del que nunca sabremos cómo arrepentirnos.
Y si no, al tiempo. Ya lo verás.