El reloj de sol
El reloj de sol tiene horas vivas, horas de jornada, y horas muertas, horas de vacación y de holganza.
El reloj de sol sólo sirve para marcar la hora con fidelidad, sin prestarse a transigencia alguna.
El reloj de sol no adelanta ni atrasa y sobrevive al hombre que lo construyó y a todos los suyos.
El reloj de sol no conoce la enfermedad ni la muerte. La enfermedad, para el reloj de sol, no se llama avería: se llama terremoto. Su muerte, Eliacim, sería la muerte del sol.
El reloj de sol ofrece siempre seguridades excesivas.