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La ruleta de aquel balneario que parecía «El Cementerio Marino» de Paul Valéry.

Tú decías en voz baja ¡doblo al quince!, y en voz alta, casi estentórea, ¡Zenón, cruel Zenón, Zenón de Elea!

Aquella escandinava gentil, Lisa Sündersen, no apartaba la vista de ti; su marido la reprendía con frecuencia y entonces ella, como para des¬agraviarte, jugaba al mismo número que tú.

Aquel balneario, no sé por qué, tenía una vaga y evidente semejanza con «El cementerio mari¬no», de Paul Valéry.