La hora
Hijo, tú, hace ya años, llorabas desconsoladamente cuando en el paseo, al ir a preguntarle la hora a un señor, el señor, en vez de decirte las doce, que es la hora que siempre preguntan los niños, te respondía:
—Las uá, monín, van a dar las uá.
Yo te prometí comprarte un magnífico reloj suizo, un reloj donde nunca se marcaban las uá, sino las ci, las indio bravo, las bañador, las bo, las mag, las siete y las cinco.
Si no te lo he comprado, ya sabes tú por lo que es.