No, la señal no es buena, tu espejo es como una medusa sangrienta, ya no es un espejo plano, paralelepipédico, ovoide, casi esférico, ahora es un espejo en forma de medusa sangrienta, blando como una medusa y venenoso, también venenoso, tu espejo ya no refleja tu figura, quién sabe si ya no tienes figura, si eres como una miga de pan que va cambiando, que va mermando e hinchando o consumiéndose, no llores por tu figura muerta, tiempo tendrás de llorar otros dolores, la señal no es buena, hay demasiada sangre para tan poco corazón, el calendario aguanta mal que se le estruje, martes 21 de julio San Daniel profeta y por detrás una charada o un verso, si se estruja demasiado el corazón revienta en mil pedazos que a todos hieren cuando salen volando por el aire, las medusas pican como ortigas y aun peor, también hay espejos que dan urticaria sólo de mirarlos, haz almoneda de tus tesoros, el rizo de pelo, el pañuelo de seda, tus tres cartas de amor, tus tres pétalos de rosa, tus tres violetas, la fotografía, van a servirte de poco, no van a servirte para nada, sería mejor que haciéndote el distraído fueras capaz de salir desnudo a la calle, lo que pasa es que no eres capaz, lo que a ti te gusta es mirarte al espejo vestido y con la corbata puesta, el dolor de muelas no se ve en el espejo, es una herramienta muy tosca, muy poco sensible, tu espejo es una herramienta inútil que no es preciso romper, le llamas espejo porque quieres y nadie te lo prohíbe pero no es un espejo, fíjate bien y verás como no es un espejo, es una medusa sangrienta de la que debes huir, Toisha sigue durmiendo sola, con colcha de seda y embozo con su inicial bordada en relieve pero sola, las cortinas también son de seda, Toisha te dice que en la mesa de noche tiene tu fotografía, puede ser que te diga la verdad, el miedo hace incrédula a la gente, cualquier día Toisha decidirá no volver a dormir sola, contigo está teniendo muy amorosa paciencia, y a ti se te borrará todo el amor de golpe o quién sabe si todo el amor te crecerá enormemente y de golpe como un pulpo enfermo y gigantesco, haz almoneda de tus tesoros más preciados, las bragas de aquella puta a la que mató el metro, el pañuelo sucio, tus poesías, tus tres medias coronas con la efigie del rey de Inglaterra, tus recortes de periódico, el libro que te dedicó Rafael Alberti, ya nada ha de servirte para nada, no llames a Toisha por teléfono, no debe verte tan derrotado, refúgiate en el relativo amor de las tísicas y procura andar encogido por la calle y pegado a la pared, tus amigos ya casi no te conocen, ya no quieren reconocer en ti al nieto de Carlomagno, eres un hombre sin historia o con muy poca historia, a ti te gustaría creer en los conceptos, las personas y las cosas como todo el mundo y sufrir y gozar pero tu espejo es una herramienta canalla que te traiciona, no rompas tu espejo como una medusa sangrienta, que sean otros quienes lo hagan, que sean otros quienes sigan derramando sangre, hay que creer en algo para derramar sangre, en los conceptos, en las personas, en las cosas, es demasiado milagrosa tanta sangre en el suelo, tanta creencia, te gustaría ser mosca de prostíbulo, todos lo sabemos, la ciudad entera lo sabe, viciosa mosca de colchón hollado por la desconsolada lujuria y por el hastío, pero no mosca del depósito de cadáveres, jamás, indiferente mosca de las sábanas que paga la administración en nombre de los conceptos que gobiernan las cosas y las personas, las moscas del depósito no se aman entre cachondas carcajadas sino con mucha castidad y cautela y por los rincones, pide una sábana en el depósito de cadáveres para cubrir tu espejo igual que una medusa sangrienta. Antonio Arévalo se pasa la noche por los tejados como un gato, tiene mucho sueño pero ya dormirá si puede y encuentra dónde, doña Teresa le ofrece quedarse en la pensión, ¿por qué no se queda en la pensión?, las criadas son de confianza, don Felipe Espinosa el padre de la novia no va al depósito a ver si aparecen los cadáveres de sus dos hijos, le dan tres miedos, que sí aparezcan, que no aparezcan o que aparezcan mirándole con desprecio, esto sería lo peor, los ojos abiertos de los muertos siempre son muy acusadores, por eso los vivos se apresuran a cerrárselos, también le da miedo que le pidan la documentación, podría usted hacer una obra de caridad, ¿por qué no se llega al depósito a ver si están Felipe y Alberto?, bueno iré mañana por la mañana, María Victoria se pasa todo el tiempo llorando, María Angustias está muy asustada también pero no llora, por la radio dan un comunicado oficial, don Roque piensa regalarle a doña Teresa una Crosley 1936 modelo Imperator toda onda con el cuadrante iluminado en colores, el más dulce cantor del aire, marbete de garantía técnica y comercial, el ministro de la Gobernación advierte al vecindario de Madrid que reducidos grupos de elementos perturbadores practican registros domiciliarios haciéndose pasar por milicias al servicio del gobierno, se previene que no se harán más registros que aquellos que la autoridad determina para lo cual las milicias y fuerzas leales serán provistas de la autorización correspondiente, don Roque tranquiliza a doña Teresa, ya lo has oído, el gobierno toma en sus manos las riendas, estos alborotadores callejeros tendrán que cesar en su actividad levantisca, ¡tampoco podía ser de otra manera!, doña Teresa no las tiene todas consigo, ¿quieres otra copita de coñac?, no gracias, vámonos a la cama, sí amor, personas que acaban de llegar de Valencia comunican que al producirse el incendio en la popular iglesia de San Valero los vecinos acordonaron el edificio y detuvieron al incendiario que resultó ser el sacristán, ¡también es ocurrencia!, el multimillonario John D. Rockefeller cumple noventa y siete años, tiene un aspecto muy distinguido pero en las fotografías se le ve demasiado flaco, parece un bacalao, doña Sacramento está alarmada, Virtudes tiene mucha fiebre, delira y en cuanto se le levanta la sábana huele que apesta, huele a bacalao podrido, John D. Rockefeller es un bacalao aromático y sin pudrir, doña Sacramento mira para doña Jesusa, esto no puede estar peor, voy a llamar al médico, el teléfono de casa de Virtudes sigue estropeado, ¿tienen ustedes teléfono?, no señora nosotros no, quienes tienen teléfono son don Daniel y doña Andrea los señores del principal, lo malo es que se acuestan pronto, son ya mayores, puede llamar desde la tahona del 4, yo no me apartaré de la Virtudes, vaya tranquila, muchas gracias, por el balcón abierto se oyen los disparos de los pacos y a veces hasta descargas cerradas de fusilería, un miliciano canta por fandangos de Huelva con muy melodiosa voz de barítono, que viva el poder civil, mueran Goded, Queipo y Mola, muera el que pretenda hundir la república española, ¡viva el 14 de abril! Un automóvil se detiene en seco delante de la pensión de doña Teresa, el frenazo es como un chirrido restallante, igual que un látigo zurrando toda la calle, las portezuelas se cierran de golpe, una, dos, tres, cuatro, casi al tiempo y metiendo mucho ruido, aquí no disimula nadie, ¡sereno!, el sereno se presenta sin demasiadas prisas, abre ahí, ¿a dónde van ustedes?, a donde a ti no te importa, ¡venga, abre y calla!, más te vale estar callado, ¡venga ya, abre la puerta o la abrimos nosotros!, bueno, bueno, ¡joder qué modales!, los cinco hombres no toman el ascensor, suben las escaleras andando, pensión Marineda, aquí es, los golpes en la puerta sobresaltan al vecindario, sale a abrir la Paulina abrochándose el vestido, ¡qué prisas!, las que tenemos, chata, y a ti no te importa, venimos a buscar a un tal Roque Barcia, es un fascista de Calvo Sotelo, la Paulina mantiene la mirada al que habla y tiene un arranque súbito, igual se le podía haber ocurrido lo contrario, pues llega usted tarde, ese señor se marchó hace tres días, ¿a dónde?, ¡y a mí qué me pregunta!, ¿usted cree que los huéspedes me dicen a donde van?, anda, llama a la patrona, vamos a registrar toda la casa, ¡también son horas!, en fin pasen ustedes, la Paulina va a la alcoba de doña Teresa y entra sin llamar, no grite, están ahí unos que vienen a buscar a don Roque, preguntan por usted, ¿qué les ha dicho?, que don Roque se fue hace tres días, quieren registrar la casa, bueno entreténgalos un poco, dígales que ahora mismo voy, páselos al comedor y saque unas copas, señorita, qué, yo digo que don Roque se meta en mi cama, ¿en su cama?, sí, doña Teresa mira a los ojos a la Paulina, ¿usted cree?, sí señorita, sí que lo creo, ya verá usted, el registro empieza por la alcoba de la dueña, don Roque se mete en la cama de la Paulina y deja su ropa encima de la silla, la Paulina tira la cartera de don Roque al patio, aquí no hay nada, algunas colillas en el cenicero, fuma usted mucho, sí demasiado y además negro, tengo el vicio desde hace muchos años, la Paulina habla con la Javiera y ésta se asusta, ¡venga, ya te asustarás más tarde!, ¡andando!, la Javiera va por las alcobas y despierta a los huéspedes, don Roque se marchó hace tres días, ¿qué?, que don Roque se marchó hace tres días, ya lo sabe, a algunos le cuesta trabajo convencerlos, sí, hace tres días, ¿y a dónde?, eso no nos lo dijo, bueno, los huéspedes se reúnen en el comedor mientras los milicianos registran la casa de arriba abajo, miran por todas partes pero no revuelven las ropas de los armarios ni los objetos, la documentación de todos está en regla, parece estar en regla, dispense usted abuelo que le hayamos levantado, yo bien lo siento, don Lucio sonríe, no tiene importancia, el caso es que se convenzan ustedes de que todos nosotros somos gente de paz y leales al gobierno de la república, el miliciano se dirige a los huéspedes, ustedes perdonen las molestias pero comprendan que son necesarias, buscamos a un sujeto muy peligroso, un fascista llamado Roque Barcia, ¿saben ustedes algo de él?, no, se marchó hace dos o tres días la verdad es que casi sin despedirse, la Paulina no se aparta del que manda, al llegar a su cuarto se encuentran a don Roque en la cama, parece dormido, ¿y ése?, es mi novio, disimule usted porque si la patrona se entera igual me echa a la calle, el miliciano suelta una carcajada, ¡coño!, ¿de modo que te pasas la noche jodiendo?, sí, nos vamos a casar pronto…, y tu compañera, ¿qué dice?, pues no dice nada, se vuelve de cara a la pared y no dice nada, cuando viene su novio yo hago lo mismo, el miliciano se encara con don Roque, ¿nombre?, José Sánchez Sánchez, ¿profesión?, empleado de banca, ¿afiliado a la UGT?, claro, ¿documentación?, no la llevo encima, comprende compañero que para venir a echarle un par de polvos a la novia no se precisa documentación, pues sí eso también es verdad, ¿dónde vives?, en el paseo de Santa María de la Cabeza, 17, segundo, centro izquierda, don Roque miente de prisa y con cierta lógica, bueno tú no te muevas de aquí, todo esto lo tenemos que averiguar, puedes averiguarlo ahora mismo, si quieres te acompaño, no, ahora no, ahora sigue con esta cachonda y que te aproveche, ¡sin faltar compañero!, ¡es una broma, hombre, hay que saber llevar las bromas!, doña Teresa manda hacer café para levantar el ánimo de sus huéspedes, ¡de buena libramos!, sí de ésta sí, ¡qué razón tenía Antoñito Arévalo!, en fin…, don Roque mira para doña Teresa, oye, saca un poco de coñac y unos vasos de agua bien fresca, ¿quieres?, claro que quiero, don Roque se dirige a sus compañeros de pensión, lamento haberles causado a ustedes esta molestia, no hombre, no se preocupe, el caso es que no se lo hayan llevado, la Paulina estuvo muy lista, ¡y tanto!, la Paulina lleva dentro una Sarah Bernhardt, ¡si no es por ella me apiolan o al menos me enchiqueran!, Paulina, mande don Roque, mañana por la mañana te vas a comprar el mejor vestido que haya en todo Madrid, no lo hice por eso don Roque, ya lo sé mujer, ya lo sé, en la fonda de doña Teresa nadie piensa en dormir y todos hablan sin levantar la voz pero incesantemente, a las cuatro o cuatro y media doña Teresa saca chocolate, ¡ya estamos como los juerguistas!, casi, casi, don Roque anuncia que se marchará a las nueve de la mañana, ¿a dónde?, no lo sé, aquí soy un peligro para todos y además libré una vez pero no creo que librase la segunda, a eso de las ocho los huéspedes se van a sus habitaciones algunos se acuestan otra vez, don Hilario está asustado, tan asustado que ni habla de su motor de gas pobre, don Lucio llama aparte a doña Teresa, mañana por la mañana, vamos, quiero decir hoy dentro de dos o tres horas quiero que venga usted conmigo al notario, debo dejar algunas cosas arregladas, doña Teresa ni supone de lo que se trata, como usted guste don Lucio, ya sabe que no tiene más que mandar, don Demetrio y doña Vicenta piensan regresar a La Unión sin pérdida de tiempo, ¿no sería mejor llevarnos a Herminia?, sí yo creo que sí, las cosas no se están poniendo como para tomas de hábito, don Avelino no sabe qué hacer, pondré una conferencia a la casa central, el gerente es el que tiene la palabra, yo no soy más que un mandado, Emilio Arroyo y Virgilio Ricote, cada uno sentado en su cama, consideran el negro horizonte, ¡si pudiéramos volver a casa!, ¿por qué no pides un avión, a ver si te lo prestan?, ¡como no vayamos andando!, doña Teresa habla con las dos criadas, don Roque se marcha hoy, ya se ha marchado, y yo me iré mañana o pasado mañana, ya lo hemos discutido don Roque y yo, ustedes se quedan a cargo de la fonda, si hay ganancias es para ustedes, cuando esto pase ya volveremos a poner las cosas en orden, don Roque no ha querido despedirse de nadie, me dejó quinientas pesetas para cada una de ustedes, y me encargó que además se elijan un traje cada una, muchas gracias doña Teresa, déselas usted de nuestra parte a don Roque. Siéntate en una silla y espera, ninguna mano caritativa te traerá un café pero no importa, tú le das vueltas en tu magín a la educación clásica de los persas, montar a caballo, decir la verdad y tirar al arco, a ti nadie te enseñó a montar a caballo, de niño eras demasiado enclenque para poder montar a caballo como tus primos, a ti te educaron en el culto a la verdad, por tu alma no te avergüences nunca de decir la verdad, estas palabras del Eclesiastés te las recordaba constantemente tu abuela cuando eras pequeño, tú jamás tuviste un arco en tus manos ni ninguna otra arma, en tu familia las armas fueron siempre un recuerdo o lo más un adorno en el vestíbulo, el tiempo da malicia a los hombres y también a las cosas, esto es todavía peor, tú sigues sin montar a caballo y sin tirar al arco pero en cambio ahora mientes descaradamente, mientes a tu familia y a tus amigos, te mientes a ti mismo cuando hablas, cuando piensas y cuando estás callado, es una fea y útil costumbre esto de mentir, tú crees que quieres un café pero a lo mejor no es cierto que quieras un café, no quieres un café y estás mintiendo sin darte cuenta, quiero un café, quiero un café, quiero un café, no, tú no quieres un café pero al final ya crees que quieres un café y hasta suspiras por tomar café, tú crees que quieres a Toisha y, a lo mejor no es cierto que quieras a Toisha, no quieres a Toisha y estás mintiendo sin darte cuenta y por egoísmo, lo que quieres es acostarte con Toisha, quiero a Toisha, quiero a Toisha, quiero a Toisha, agnus Dei qui tollis peccata mundi, parce nobis domine, agnus Dei qui tollis peccata mundi, exaudi nos domine, agnus Dei qui tollis peccata mundi, miserere nobis, la quiero más que a nada en el mundo, no, tú no quieres a Toisha pero al final ya crees que quieres a Toisha y hasta suspiras por acostarte con ella, tú crees que tienes ideas políticas, pero no, tú no tienes ideas políticas, tú estás mintiendo sin darte cuenta y para hacerte simpático a alguien o a ti mismo pero no tienes ideas políticas, a lo mejor no tienes ni ideas, ten cuidado porque ése puede ser el camino del crimen, tú no crees que pudieras llegar a convertirte en criminal, ningún criminal lo cree hasta que comete el primer crimen, a ti te gustaría creer en tres o cuatro verdades aunque fueran mentira, los signos del zodíaco, las estaciones del año, los puntos cardinales, es probable que haya muchos hombres a quienes suceda lo mismo, un animal acorralado se ciega y no distingue la verdad de la mentira, la verdad es el lujo de los fuertes y el hombre es un animal débil y acorralado, tú estás sentado en tu silla y contemplas el aburrido espectáculo del mundo, podías haberte sentado en la butaca pero no lo haces, te sientas en la silla, no es que prefieras sentarte en la silla, es que te sientas en la silla, tu madre te trae café, toma un café, acabo de hacer café y pensé que te gustaría tomarte un café recién hecho, es entristecedor que le den a uno café sin pedirlo, la mayor parte de las veces la gente no pide un café porque teme que nadie le haga caso, está bueno el café que te trae tu madre, caliente y con el azúcar justo, ni más ni menos, como debe ser, cuando piensas que te gustaría montar a caballo o tirar al arco sabes que mientes, a ti no te gustaría ni montar a caballo ni tirar al arco, cuando piensas que te gustaría decir siempre la verdad sabes que no mientes, a ti te gustaría decir siempre la verdad, lo que pasa es que no lo haces de una manera absoluta, al menos de una manera absoluta, tú pudiste haber muerto dentro del cuartel de la Montaña al lado de Guillermo Zabalegui o fuera del cuartel de la Montaña al lado de Andrés Herrera, no fue ninguno de los dos más amigo tuyo que el otro y los dos tuvieron su encanto y su fusil prestado por alguien, sus ilusiones perversas y sus decepciones piadosas, su ira y su nimbo de santo alrededor de la cabeza, sí, todo pudo haber sido pero no fue, tú piensas que la verdad es múltiple y plegadiza pero no es verdad, tampoco es verdad que lo pienses, por lo visto la verdad es un acantilado destrozador e inhóspito, es lástima que esto sea así y nos destroce. El médico sí está en casa pero no quiere salir a estas horas, comprenda doña Sacra que es peligroso andar por la calle a estas horas, iré mañana por la mañana sin falta, vamos a ver, lávele usted las partes con sublimado al medio por mil, apunte bien, y aplíquele unos apósitos de permanganato, yo iré mañana por la mañana sin falta, ya le digo, la cosa ya verá como no tiene importancia, a muchas paridas les ocurre, doña Sacramento no encuentra una farmacia de guardia, en la casa de socorro del callejón de la Ternera conoce a un practicante, ¿está el Celestino?, no señora, esta noche libra, ¿quería usted algo?, pues sí, quería sublimado y permanganato, el enfermero tiene cara de cabra, sólo le faltan los cuernos y la perilla, el enfermero es muy bromista, ¡coño!, ¿se va a suicidar?, no, es para una hija mía recién parida, ¿me lo puede dar o no?, espere que pregunte, el enfermero se va para adentro, sale al cabo de unos minutos y dice que no, que está prohibido, que mire en una farmacia de guardia, las farmacias de guardia están cerradas, bueno eso no es cosa nuestra, en una casa de putas entonces, el enfermero es muy gracioso, doña Sacramento encuentra los desinfectantes en casa de su amiga Cándida Hernández en la calle de Veneras, ¿qué le pasa a tu hija?, ¡yo qué sé!, la veo muy mal, el hijoputa del médico no ha querido salir, dice que éstas no son horas, por lo visto las enfermedades tienen horas de oficina como la casa de empeños, bueno mujer, ya verás como la chica mejora, tú lávala bien y ponle las compresas y ya verás como mejora, sí, ¡Dios quiera!, doña Jesusa sigue a la cabecera de Virtudes sin apartarse un solo momento, ¿cómo está?, igual, para mí que igual, ni mejor ni peor, doña Sacra besa a la hija y le aparta un poco el pelo de la frente, después levanta el Blanco y Negro y mira para la niña muerta, ¿qué hacemos con esto?, no sé, enterrarlo, ¿enterrarlo?, mientras arreglamos o no arreglamos los papeles se va a convertir en una carroña, doña Sacra se mete en la cocina a hervir dos pucheros de agua, antes los enjuaga un poco, el fuego tarda en prender pero prende, doña Sacra echa un par de paletadas de carbón, cuando están bien encendidos levanta las arandelas y echa al fuego el mínimo cadáver de la criatura con caja y todo, tiene que empujar la caja con el cogedor porque viene algo grande, ¿qué hacemos con esto?, esto de ahora es el Blanco y Negro, échelo también, después doña Sacramento pone los dos pucheros sobre la placa de la cocina, cuecen en un momento ya verá. Los niños son muy frágiles y misteriosos, no es verdad que los niños sean los hombres del mañana, muchos se mueren antes de garrotillo o de disentería, cuidad la vista de los niños procurando que sus ojos no reciban más que la luz del sol o de la lámpara Metal super-argon marcada en decalúmenes y con filamento en doble espiral, algunos niños nacen escorados y cuesta mucho trabajo y mucho dinero enderezarlos e insuflarles salud, algunos nacen muertos o se mueren no más nacer y entonces la abuela los quema en el fogón dentro de su caja de zapatos, al principio arden mal pero después acaban por desaparecer, la antracita es muy enérgica y consume todo lo que toca, en el mundo hay muchos niños, muchísimos, el mundo no se acaba. Antonio Arévalo se compra una insignia del partido comunista, se la pone en la solapa y se acerca hasta el depósito judicial a ver si encuentra los cadáveres de Felipe y Alberto los dos hermanos de la novia, salud camarada, salud, ¿buscas algo?, no, vengo a curiosear, a las nueve de la mañana no hay todavía demasiada gente en el depósito, hay más muertos que visitantes, los visitantes tocan lo menos a tres muertos por barba o quién sabe si a más, después aumenta el número de visitantes y la proporción es menor, estos son los fascistas del cuartel de la Montaña, estos otros son los compañeros asesinados por los fascistas del cuartel de la Montaña, ¿y éstos?, éstos no se sabe, Antonio no encuentra a los hermanos de María Victoria, ¡mira tú que si no han muerto y están escondidos!, no es probable, hubieran dado ya señales de vida, a lo mejor los enterraron sin pasarlos por el depósito, en el suelo y medio apoyado en la pared hay un cadáver en camiseta y pantalón de pijama, ¡coño, Gonococo!, las cucarachas están gordas y relucientes y trajinan de un lado para otro con todo descaro, las cucarachas del depósito son unas cucarachas de exposición, da gusto verlas tan charoladas y orgullosas, parece que les sacaron brillo con betún, don Roque se encamina hacia El Cocodrilo a hacer un poco de tiempo, no, es mejor un sitio donde no me conozcan, don Roque sigue andando y entra a desayunar en la granja del Carmen que está a la izquierda según se va, en la plaza del Ángel, un vaso de leche caliente por favor, no, un chocolate a la española, un vaso de leche fría y un par de mojicones, a don Roque le da el hambre de repente, don Roque piensa mejor con el estómago lleno, cuando sea la una me voy a ver a Maruja la Valvanera, a ella se le ocurrirá algo, lo más seguro es que a ella se le ocurra algo, ahora lo que conviene es alejarse un poco de aquí, don Roque sale sin rumbo fijo, llega hasta la plaza del Progreso y entra en el primer café con el que se topa, éste sirve, Antonio Arévalo sube por Santa Isabel, se mete por la calle de la Magdalena y también entra en el café Toki-Ona, don Roque se está tomando un café en una mesita del fondo, ¿qué hace usted aquí?, tiempo, estoy haciendo tiempo hasta que sea un poco más tarde, es curioso, a veces nos falta tiempo y no sabemos de dónde sacarlo, otras veces nos sobra tiempo y no sabemos lo que hacer con él, don Roque se alegra de tener con quien hablar, ¿sabes que fueron por mí esta noche?, ¡no!, como lo oyes, don Roque cuenta ce por be su aventura a Antonio Arévalo, ¡libró usted por tablas!, sí Antoñito, libré de verdadero milagro, ¡qué razón tenías!, en fin…, de ésta puedo contarlo y mañana Dios dirá, el camarero se acerca renqueando, es ya viejo y tiene cara de pocos amigos, café con leche y un bollo suizo, don Roque enciende una tagarnina, ¿gustas?, gracias, para mí es un poco fuerte, don Roque tiene mala cara y está sin afeitar, ¿has leído el periódico?, no, pues lee aquí, la noticia figura en la primera página de El Sol realmente es una noticia de primera página, cuando venía a España el general Sanjurjo perece carbonizado en un accidente de aviación, el accidente ocurrió en los alrededores de Estoril, confirmación oficial del suceso, el aparato se incendió y cayó envuelto en llamas, ¡hay que joderse!, ¡lo que nos faltaba para el duro!, don Roque y Antonio Arévalo se quedan callados, ¿hace otro café?, bueno, gracias, yo no tengo más que tres pesetas por todo tener, no te preocupes, yo llevo dinero encima, don Roque mete la mano en el bolsillo del pantalón y saca un billete de veinte duros, toma, ya me los devolverás, Antonio se guarda el dinero, gracias, se lo acepto porque ni sé de donde iba a comer, ya hablaremos de todo esto, muchas gracias don Roque, de nada hijo, espérame aquí que voy a afeitarme, bien, don Roque va a la barbería de Cañamero, ¿qué va a ser?, afeitar, ¿le arreglamos un poco el cuello?, bien, cuando don Roque vuelve al café Antonio se ha leído ya todo el periódico, las noticias no pueden ser peores, la verdad es que la cosa se nos está poniendo bastante achuchada, don Roque mira el reloj, ¡qué despacio pasa el tiempo!, sí, cuando se madruga las mañanas se hacen interminables, Antonio Arévalo le cuenta a don Roque su visita al depósito, me gasté setenta céntimos en esta insignia (se quita la insignia y se la guarda en el bolsillo), me armé de caradura y me fui al depósito, entrada libre, los Espinosa no estaban, bueno yo no los vi, tengo que decírselo al padre, a quien sí me encontré fue a Gonococo, ¿el yerno de la Sacra?, el mismo, al pobre le metieron dos tiros en la espalda, ¡vaya por Dios!, sí debieron dejarlo seco de repente, estaba en camiseta y pantalón de pijama, a lo mejor lo sacaron a patadas de la cama y lo mataron por las escaleras o en el portal, ¡vaya usted a saber!, ¿pero Gonococo no era más bien socialista?, bueno habrá sido una confusión. El general Patxot ordena la retirada a los cuarteles, el teniente coronel de infantería don Pedro Herrera no entiende la razón pero obedece, Málaga está en manos del ejército y el gobierno civil hubiera caído de un momento a otro pero el que manda, manda, el teniente coronel Herrera sabe que las órdenes se dan para ser obedecidas, no para ser interpretadas ni mucho menos comentadas, cuando la ciudad empieza a arder por los cuatro costados y la tropa se suma al paisanaje en su jolgorio y comienzan los primeros desmanes revolucionarios, el teniente coronel Herrera tiene el mal pensamiento de que quizá hubiera sido mejor desobedecer, fue sólo un instante, no, a los jefes debe obedecérseles ciegamente, es el primer mandamiento del espíritu militar, el teniente coronel don Pedro Herrera se sienta ante la mesa de su despacho y escribe una carta a su mujer, querida María Luisa, todo está perdido pero quiero que sepas y que le digas a nuestros hijos que muero con la conciencia tranquila y sin haber mancillado el uniforme, cuida mucho a María Luisa, a Perico y a Andrés, éste es el que más me preocupa por sus ideas revolucionarias pero es un gran muchacho y tiene buen fondo, él mismo se dará cuenta de sus errores, yo le perdono lo que me ha hecho sufrir y le pido que me perdone mis reprimendas, ruega a Dios por mí que bien he de necesitarlo, te manda un beso muy fuerte tu marido que mucho te quiere y te quiso toda la vida, tuyo, Pedro, el teniente coronel don Pedro Herrera dobla la carta, la mete en el sobre con las fotos de su mujer y de sus hijos que lleva siempre consigo, lo cierra y escribe la dirección, don Pedro también mete en el sobre las trescientas pesetas que guarda en el monedero, con ellas hubiera podido acabar el mes, el teniente coronel don Pedro Herrera se pone en posición de firmes, se pega un tiro en la cabeza y cae muerto al suelo, su hijo Andrés también muere de un tiro en la cabeza y también se cae, pero desde un tejado de la calle de Ferraz frente al cuartel de la Montaña. Ayer fue día de descanso en la vuelta ciclista a Francia según dice el periódico, los corredores abordarán las duras etapas pirenaicas con redobladas energías, esto del ciclismo tiene que ser un deporte agotador, lo raro es que no acaben todos tísicos y echando sangre por la boca. Dominica Morcillo va a visitar a don Olegario, le traigo a usted un melón, no es muy grande pero parece maduro, muchas gracias, usted siempre tan amable y tan generosa, ¡ya ve!, Dominica se queda mirando para una pistola que hay encima de la mesa, ¿usted también?, yo también qué, ¿por qué lo dice?, ¡hombre, usted verá por qué va a ser!, por ese cachorrillo que tiene usted ahí, ¡ah!, no le dé importancia, es un regalo de la Chonina, usted me trae un melón, ella una pistola… y así voy viviendo y nunca peor, a mí las mujeres siempre se me dieron muy bien, don Olegario sonríe y guarda la pistola en el cajón, no se asuste, está descargada, la verdad es que a mí no me hace maldita la falta, yo creo que me servirá para los inventos, ¡puede!, Dominica se sienta en la silla donde estaba la pistola, ¿se acuerda usted de aquella sortija que tengo empeñada?, sí que me acuerdo, ¿por qué?, pues porque dentro de poco la voy a llevar otra vez en este dedo que se ha de comer la tierra, ¡vaya, que sea enhorabuena!, ¿y eso?, pues que devuelven todo lo que está empeñado, ¿está usted segura?, claro que lo estoy, se lo he oído a la Marujita la Sargenta la de la casquería, se lo estaba diciendo a una cuenta que no sé quién es, bueno pues me alegro, ojalá sea verdad, ¡menudo postín se va a dar usted, no va a haber quién le hable! Dámaso Rioja no sabe lo de la muerte de Andrés Herrera, ¡no es posible!, desde el fallecimiento de la madre Dámaso Rioja se ha vuelto muy escéptico y desconfiado, ¡vaya si es posible!, está en el depósito de cadáveres, Andrés estaba disparando desde un tejado le pegaron un tiro y ¡zas! se fue de cabeza, ¿como Garcilaso?, eso es, lo mismo que Garcilaso, a él le hubiera gustado saber que había de morir así, por el aire seguramente se acordó de Garcilaso, bueno a lo mejor por el aire iba ya muerto, a Dámaso le impresiona mucho la noticia, ¿has visto a Adelita?, no, bueno sí, Adelita está también en el depósito, murieron juntos, cuando se hace un silencio los españoles dicen que pasa un ángel, los ingleses no, los ingleses dicen que nace un pobre, don León no ha ido a la notaría, don Feliciano ha desaparecido, nadie sabe dónde está y el oficial mayor les ha dicho a todos los empleados que no vayan por el despacho hasta nuevo aviso, a don León y a Dámaso los cuida una vieja criada, la Eusebia, que tutea a Dámaso y a todos sus amigos, ¿queréis café?, sí, la Eusebia gobierna el hogar de los Rioja con mano dura, a raíz de la prolongada enfermedad de doña Matilde la Eusebia fue cobrando poder, cada día más poder, y si la casa funciona es gracias a ella, todo hay que decirlo, la Eusebia prodiga los cafés pero regatea el azúcar, ¡venga, ya tenéis bastante!, a la Eusebia le gusta mucho el café sin azúcar, toma lo menos seis u ocho cafés diarios sin azúcar, don León anda por la casa como un alma en pena, sin Matilde, sin notaría y sin atreverse a salir a la calle don León no sabe lo que hacer, don León escucha la radio, lía pitillos, pasea de arriba para abajo y lee a Galdós, ahora está metido con El equipaje del rey José, ¡este Pepe Botella era un desgraciado!, don León se reúne con Dámaso y contigo, ¿qué hay por la calle?, pues ya usted lo ve, desbarajuste y entusiasmo, si el entusiasmo pudiera mantenerse y el desbarajuste se fuera apagando poco a poco a lo mejor se arreglaba el país, no creo pero en fin, ¡cosas más raras se han visto!, la Eusebia trae dos cafés y don León se la queda mirando, ¿y yo?, a usted le sienta mal el café, después no duerme, ya se tomó uno esta mañana y bien cargado, si quiere le traigo un vasito de vino, don León se conforma, la verdad es que tampoco le queda otro remedio, bueno tráeme un vasito de vino, Dámaso habla con el padre, ¿te acuerdas de Andrés Herrera, aquel amigo mío que jugaba al rugby?, ¿un chico alto estudiante de derecho?, el mismo, sí que me acuerdo, ¿qué le pasa?, pues que lo mataron en el cuartel de la Montaña, ¡qué horror, pobre muchacho!, ¡también fue ocurrencia la suya!, ¿quién le mandó meterse en el cuartel de la Montaña?, no, no se metió en el cuartel de la Montaña, no lo mataron dentro, lo mataron fuera, estaba entre los asaltantes, ¡vaya por Dios!, ¿tenía familia en Madrid?, no, el padre es militar y está destinado no sé donde, don León guarda silencio y Dámaso y tú también permanecéis callados, la verdad es que tampoco tenéis nada que decir, se conoce que pasa otro ángel volando, quizá los ángeles estén desorientados con tanto trajín y tanta incertidumbre, por el pasillo se oye el casi gimnástico pisar de la Eusebia que viene con el vaso de vino de don León, le traigo también unas avellanas, hasta la hora del almuerzo se cierra el ambigú, don León bebe un sorbo de vino, ¡qué bestia es esta mujer!, en fin otras ventajas tiene, Dámaso no recuerda ni a Pío García ni a Lorenzo Sosa, de quienes no me acuerdo es de esos otros dos, no caigo, ya caerás los has visto conmigo más de una vez. A Gabriel Seseña se le mueven todos los dientes, tiene la dentadura hecha una verdadera ruina y el aliento le huele a mierda pero a Bella Turquesa no le importa, Gabriel va todas las mañanas a hacer un rato de tertulia con el encargado de la turronería de Sirvent, los dos son del mismo pueblo y se conocen desde niños, el encargado se llama Jacinto Rueda y es muy listo pero medio tartamudo, Bella Turquesa mientras tanto va a la compra y prepara un poco la comida, ¿a cuántos te has tirado en la plaza, zorrastrón?, Bella Turquesa no se tiró a nadie en la plaza pero ni rechista, Bella Turquesa se limita a comprar mantenencias por lo barato pero cuando vuelve a casa ni abre la boca, ella sabe que si habla le dan con la mano, a la tertulia suele ir también un brigada de la guardia civil que se llama don Heliodoro y un curita joven que está destinado en la parroquia de Santa Cruz y que se llama don Enrique, hoy no aparece ninguno de los dos, don Heliodoro está acuartelado y don Enrique con esto de la quemase conoce que prefiere no andar por en medio, al encargado de la turronería bien claro se lo dijo, contra menos bulto más claridad, cuando se aplaquen los ánimos ya saldré otra vez de la madriguera, jacinto teme que le asalten la tienda, hombre no creo, vosotros estáis al corriente del pago de la contribución y además tampoco os metéis con nadie, de eso no te fíes, como a alguien se le ocurra comer turrón gratis ya podemos echar el cierre, por ahora no han llegado los de los vales pero pueden asomar en cualquier momento, es muy goloso esto de hincharse de turrón de balde, Gabriel lleva El Socialista en el bolsillo, aquí bien claro lo pone, lee aquí, queda terminantemente prohibido que los ateneos o agrupaciones sindicales se dirijan directamente con vales a retirar artículos o efectos en los establecimientos mercantiles, ¿esto no es un establecimiento mercantil?, hombre, como serlo sí que lo es, ¿y el turrón no es un artículo?, pues sí, claro que es un artículo, ¿entonces?, entonces estamos en las mismas, lo que yo te digo es que como entre por la puerta uno con ganas de comer turrón se lo lleva con vales o sin vales, comprende que yo no tengo por qué jugarme el tipo por kilo de más o kilo de menos de turrón, di tú que por ahora no se les ha ocurrido, si se te cuelan en La Cigale cuatro individuos cada uno con su arma de fuego en la mano y con ganas de meterse en juerga sin aflojar la mosca, ¿tú qué haces? En el Toki-Ona, que está en la casa de al lado, don Roque y Antonio siguen conversando, Antonio se hizo con un fusil y treinta o cuarenta peines en el reparto de armas y lleva dos noches por los tejados tirando a voleo y hostigando a los milicianos, ¿y dónde guardas el fusil?, debajo de unos tablones que hay en una de las azoteas, mientras, no lo descubran todo irá bien, lo malo será el día que lo encuentren porque les bastará con cazarme a la espera, yo no creo que pueda resistir un par de noches más, si pasado mañana sigo vivo, planto y me doy el bote, ¿a dónde?, eso no lo sé, ya veremos, a donde pueda, ¿usted cree de verdad que Mola puede presentarse en cualquier momento?, ¡qué quieres que te diga!, yo creo que sí, ¡si no lo hace estamos listos!, como esto dure dos semanas no vamos a quedar ni uno, ¡hombre, dos semanas no creo que dure!, yo tampoco pero conviene ir pensando en que a lo peor sí, ¡no sea usted cenizo don Roque!, ¿cómo va a durar esto dos semanas?, ¡yo qué sé hijo, yo qué sé! A don Leoncio Romero se le ha vuelto a estropear la pierna ortopédica, ¡a esta pierna va a haber que mandarla a hacer puñetas!, ¡así no puedo seguir, es mejor el carrito!, ¡comprenda usted que no es vida esto de estar siempre esclavo de si funcionan o no funcionan las bisagras!, don Nicolás Mañes procura consolarlo, no se ponga usted así, no merece la pena tomar las cosas tan a pecho, ya sabe que estoy siempre dispuesto a repararle la prótesis todas las veces que lo necesite y sin cobrarle mis servicios, una pierna artificial nueva le costaría mucho dinero, no le compensa a usted, la que tiene aún aguanta si la cuida un poco, mal pero aguanta, mientras pueda caminar mi consejo es que no se meta en gastos, ya tendrá usted tiempo de cambiarla cuando no haya más remedio. En la calle del Carmen te encuentras con Mirenchu la pelotari del frontón Rosales, ¿a dónde vas?, a ningún lado, salí a darme una vuelta porque me aburría en la pensión, ¿y tú?, pues yo lo mismo, yo tampoco voy a ningún lado, me es igual ir a un lado que a otro, Mirenchu está guapa, es muy bien plantada y en seguida se ve que hace deporte y tiene mucha fuerza, si te da una torta te tira al suelo, te invito a una cerveza, gracias, Mirenchu y tú os metéis en el bar Central, en la calle de Tetuán, dos cañas, ¡marchen dos cañas!, ¿quieres unos calamares fritos?, bueno, y dos raciones de calamares fritos, ¡marchen dos romana!, Mirenchu no está asustada, yo vivo en cualquier lado y además vivo bien, eso no me asusta, pero si esto va a durar preferiría volverme a Bilbao, el frontón lo cerraron y vete tú a saber si lo abrirán, yo creo que sí lo abrirán pero ¿y sí no lo abren?, para meterse a puta hay que ser algo medio analfabeta o estar muy desesperada, yo no valgo para puta, ya veremos, ¿sigues saliendo con Tránsito?, sí, bueno hace un par de días que no la veo, su padre no la deja salir, además me parece que está medio de uñas conmigo por un sueño que tuve, ¡pero hombre! ¿qué soñaste?, pues nada, que le salía un enano con chistera por el chocho, ¡qué ocurrencia!, ¿y se lo dijiste?, pues sí, ¿por qué no iba a decírselo?, ¿qué de malo tiene?, hombre como tener no tiene nada de malo, lo que pasa es que es un poco ridículo, sí eso sí, Mirenchu suelta una carcajada, ¡qué ocurrencia!, Mirenchu come los calamares fritos de dos en dos, no los pincha con el palillo sino que los coge con los dedos, están ricos estos calamares, sí muy ricos, Mirenchu tiene un par de años más que tú, ¿quieres que la llame por teléfono como cosa mía?, bueno, no le digas que estás conmigo, ¡no hombre no!, ¿tan boba me crees?, Mirenchu va al teléfono que está al fondo a la izquierda y marca el número de casa de Toisha, ¿la señorita Tránsito?, sí, ¿de parte de quién?, de la señorita Mirenchu, espere usted un momento que voy a avisarla, Mirenchu y Toisha hablan durante bastante rato, a veces es Mirenchu sola la que habla, cuando vuelve viene sonriente, la tienes más enamorada que nunca, ¡coño!, como lo oyes, la tienes chifladita, me dice que hoy a las tres y media vayas por donde sabes, tú sabrás, ella inventará algo en su casa. Juanito Mateo se siente un periodista a la americana, la pena es que en El Heraldo no le publiquen todo lo que escribe, bueno la verdad es que no le publican ni la décima parte, la Leonorcita está pasmada de la actividad de Juanito Mateo, ¿me quieres mucho Juanito?, mucho amor mío, pero a sus horas, el deber es el deber, Juanito escribe en el café de Lisboa, el deber es lo primero, Juanito escribe con la mano derecha, claro, mientras con la izquierda magrea a la Leonorcita, no me distraigas, ¡pero si ni hablo, vida mía!, bueno yo sé lo que me digo, tú estate quieta, ¡que nos van a ver, amor!, Juanito Mateo pone cara de general en campaña, ¡que te estés quieta leche!, ¡tú aguanta!, ¡no me distraigas!, la Leonorcita habla con un hilo de voz, perdona…, la Leonorcita deja que la mano izquierda de Juanito Mateo se pasee a gusto y a sus anchas, la Leonorcita se está quieta y aguanta, a veces tiene cosquillas pero se está quieta y aguanta, la Leonorcita procura no distraer al novio en su trabajo, el camarero se queda mirando para la pareja, ¡más compostura jóvenes, más compostura!, Juanito aparta la mano pero no levanta la vista de las cuartillas, cuando el camarero se va la Leonorcita coge la mano izquierda de Juanito Mateo y vuelve a ponérsela entre los muslos, la Leonorcita lleva falda de vuelo, sigue amor, con las faldas de vuelo da gusto, es todo mucho más fácil. Don Roque va a la calle de Alcántara a ver a Maruja la Valvanera, por el camino no hay mayor alarma, en las revoluciones las mañanas suelen ser más tranquilas que las tardes y las noches, la señora no está, ¿cómo que no está?, no señor, se quedó a dormir en el chalet, ¿en la calle de Ayala?, sí señor, don Roque llama al timbre de Ayala 130, la señora no se ha levantado todavía, bueno no importa, no tengo prisa, esperaré a que se levante, como guste, yo creo que ya no tardará en pedir el desayuno, bueno cuando llame dígale que estoy aquí, que quiero verla, sí señor, el balcón está entreabierto y con las persianas echadas y en la salita donde espera don Roque flota como una penumbra silenciosa muy acogedora y discreta, ¡qué bien se está aquí!, don Roque se sienta cómodo y se afloja un poco el cinturón, ¿quiere usted que despierte a alguna señorita para que lo entretenga?, no gracias, déjelas dormir, al cabo de un cuarto de hora poco más o menos Maruja pide el desayuno, está ahí don Roque esperando, quiere verla, ¡mujer!, ¿por qué no me llamó usted?, dígale que pase si no le importa, sí señora, Maruja arregla un poco el embozo y extiende la colcha, ¿se puede?, pase usted don Roque, ¿a qué se debe el honor de verlo a usted por aquí a estas horas?, don Roque mira donde sentarse, siéntese donde quiera y póngase a gusto, siéntese aquí, Maruja la Valvanera señala a don Roque una otomana tapizada de raso muy elegante, gracias Marujita, don Roque espera a que la criada venga con el desayuno, cuando cierra la puerta todavía sigue unos instantes en silencio, Maruja, dígame don Roque, ha llegado el momento de que me demuestres tu amistad, ya sabe usted que la tiene, ya lo sé, necesito que me hagas un favor, el que usted mande don Roque, verás, se trata, ¿cómo te diría?, pues eso, se trata de que me escondas durante unos días, ¿a usted?, sí a mí, ¿pero qué pasa?, ¿no se arreglan las cosas?, no Marujita, la verdad es que las cosas están cada vez peor, ¿puedes esconderme?, claro que puedo, ¿no voy a poder?, aquí mismo, no aquí no, en un sitio que no lo sepa nadie más que tú, déjeme pensarlo, piénsalo con toda calma, no hay prisa, a don Roque le gustaría tomarse un café, ¿quieres pedirme un café?, sí no faltaría más, don Roque cuenta su noviazgo, ¡qué callado se lo tenía usted!, y su aventura de la noche anterior, ¡tuvo usted suerte!, sí, ésa es la verdad, mucha suerte, Maruja piensa que hay que esconder también a doña Teresa, eso es lo que quería decirte, en estas circunstancias no debo separarme de Teresa, ni tiene usted por qué don Roque, espere que siga pensando, en el último piso hay una habitación que no se usa para nada, está sin muebles pero eso es fácil de arreglar, las criadas son de confianza y además tampoco hay por qué darles mayores explicaciones, las chicas no tienen ni por qué enterarse y además son todas veteranas, ¿quiere usted que vaya a buscar a doña Teresa?, no hace falta, puedo llamarla yo por teléfono, no, llámela por teléfono si quiere pero no le dé la dirección, dígale que salga dentro de una hora al café La Rotonda en Alcalá esquina a Hermosilla, yo pasaré a recogerla, dígale también que llevaré un bolso de color rojo, doña Teresa se despide de sus huéspedes uno por uno, deséeme suerte como yo se la deseo a usted, a las criadas les deja quinientas pesetas para que arranquen, con esto pueden arrancar ustedes de sobra, sí señora, con menos empecé yo, las dos criadas besan a doña Teresa, adiós señora, nosotras cuidaremos de todo por la cuenta que nos tiene, a la Javiera se le escapan dos lágrimas, a la Paulina no, la Paulina tiene más presencia de ánimo, doña Teresa pasa por el banco Español de Crédito, retira las siete mil pesetas que tiene ahorradas y se va al café La Rotonda a encontrarse con Maruja la Valvanera, doña Teresa a sus cuarenta y tres años jamás en su vida había cruzado ni una sola palabra con la encargada de una casa de putas. Gregorio Montes tiene un lunar en el entrecejo, la Lupita dice que le da un aire muy cachondo, a la Lupita le parece cachondo casi todo lo que existe, a su hermana Juani le sucede lo mismo, las mujeres cachondas todo lo ven cachondo, las frígidas y bigotudas todo lo ven pecaminoso, ésta es una regla general con pocas excepciones, la cachondería es una inclinación y seguramente también es consecuencia de las hormonas, que estén bien y en su sitio y sean las necesarias, es difícil educar a una mujer para cachonda si su naturaleza no es la adecuada y no le responde, la justa proporción de las hormonas da belleza a la mujer, al margen de que sus facciones sean más o menos correctas se le ilumina el semblante y los ojos le brillan con simpatía y con inteligencia, la mujer con las hormonas bien repartidas suele ser bella y cachonda, las dos cosas, es cierto que también hay feas cachondas pero son las menos y pueden considerarse como un capricho de la historia natural, cuando las hormonas están en baja entonces la mujer suele ser fea e inconfortable y muy difícil de aguantar porque tiene la cabeza vacía o llena de ideas falsas que es aún peor, tu tía Octavia es un buen ejemplo, la Lupita y la Juani todo lo ven cachondo porque son cachondas, el Cándido y el Tomasín los dos niños de la vecindad saben que la Lupita y la Juani son muy cachondas, lo saben por experiencia, cuando se lo cuentan a sus amigos ninguno se lo cree, ¡también es mala pata!, a los hombres les pasa algo parecido a las mujeres, cuando va mal lo de las hormonas se les aflauta la voz y no dicen más que necedades administrativas, los hombres con voz amadamada son muy criminales y peligrosos, son capaces de las mayores barbaridades porque no se ponen cachondos jamás, van a lo suyo y ahorran energías y dinero, los hombres de voz amadamada son muy traidores y rastreros y jamás miran a las mujeres con el gesto preciso, Dios ve con escasa benevolencia a los hombres feos y a las mujeres feas y a todos castiga, a las mujeres cambiándoles las tetas por el bigote y a los hombres aflautándoles la voz, disfrutan de otras derivaciones pero la verdad es que no compensa, Gregorio Montes tiene un lunar muy cachondo en el entrecejo, una vez lo echaron del cine Príncipe Alfonso por propasarse con una señora que tenía al lado, cuando ya iba camino de la puerta les dijo a los dos acomodadores que lo llevaban agarrado del brazo que se cagaba en su padre, perdió el tiempo porque los otros le contestaron que bueno, que allá él, tu tío Horacio se beneficia a la criada, la Lola Iglesias, que es más puta que las gallinas, y su mujer, tu tía Octavia, ni se entera, no es que tu tío Horacio disimule, no, es que ella no se entera, tu tía Octavia cree que las criadas sirven sólo para trabajar, no para joder con ellas, tu tío Horacio le mete mano a la criada sin ningún recato pero tu tía Octavia ni lo ve, ¡así cualquiera!, el cerillero Senén invita a un pepito a la Ginesa, ¡viva el rumbo y que se mueran los feos!, el cerillero Senén que es bisojo y no tiene más que un diente se queda mirando para la Ginesa, ¡no lo dirás por mí!, y la Ginesa suelta una carcajada y se deja palpar con mucha cortesía, el cerillero Senén tiene gracia pero a veces es algo picajoso y cascarrabias, ¿quieres que esta noche vayamos a echar un baile a la salud de don Gerardo?, bueno, yo voy a donde me lleven, por cierto, ¿sabes algo de don Gerardo?, no, ¿por qué iba a saberlo? A las tres y media Toisha se presenta en el meublé de la Merceditas, a las tres y media en punto como si fuera inglesa, no sé ni cómo te miro a la cara, ¡no seas boba!, Toisha y tú os besáis ya en el portal, es la costumbre ¡qué miedo tengo, amor!, no mujer, ya verás como acaba prevaleciendo el buen sentido, no, no es por eso, es porque mi padre acabará por descubrir todo cualquier día, cada vez me resulta más difícil salir de casa, hoy puedo estar poco tiempo, fueron a buscarme Mirenchu y Angelines, le dije a mi padre que íbamos a casa de Mirenchu a ver unas telas, quedé en que me pasaría por su casa a las cinco, bueno, tenemos una hora larga, Toisha está cariñosa como siempre pero menos tranquila, me hubiera gustado verte en el cuartel de la Montaña, ¡calla ahora!, sí, dentro o fuera pero en el cuartel de la Montaña, ¿te quieres callar?, no quiero, me hubiera gustado verte en el cuartel de la Montaña, mejor fuera, ¡pero mujer, qué cosas dices!, sí amor mío, perdóname, estás perdonada, no tengo nada que perdonarte, te juro que ni me enteré siquiera de lo del cuartel hasta que hubo pasado, Toisha sonríe con muy remota amargura, ¡qué importa todo esto amor!, ¿me quieres mucho?, claro que te quiero mucho, ¿no te avergüenzas de verme desnuda como una golfa en una casa de putas?, ¡no digas tonterías!, no es ninguna tontería, mi amor, es la pura verdad, Toisha se entrega desmayadamente y rompe a llorar, tú le tapas la cara con el almohadón y la posees con menos entusiasmo que otras tardes, después hablas con ella, parecías una decapitada, ¡qué mal me tratas amor, a poco más me ahogas!, hubo un momento que lo pensé no te lo niego, después te dejé vivir porque te quiero demasiado, Toisha se queda con el mirar perdido, sí, te quiero demasiado a pesar del señor de levita, ¿qué señor de levita?, el que te salía por el chocho pronunciando discursos, Toisha se ríe muy dulcemente y después se echa a llorar de nuevo, perdóname otra vez amor, hoy no hago más que tonterías no sé lo que me pasa, tú cierras los ojos porque esta situación te aburre, con los ojos cerrados no puedes mirarte al espejo ni en la luna de los escaparates de las joyerías y de las salchicherías, en la alcoba del meublé de la Merceditas hay un espejo muy grande con el marco forrado de terciopelo azul celeste que refleja a Toisha desnuda y con los ojos llenos de lágrimas, tú no tienes los ojos llenos de lágrimas, ¡bien quisieras!, tú tienes los ojos cerrados y tampoco ves a Toisha en el espejo desnuda y con los ojos llenos de lágrimas, el espejo es plano, no paralelepipédico, ni ovoide, ni casi esférico, ni en forma de medusa sangrienta y refleja el cuerpo de una mujer desnuda, ¡qué puta me haces amor mío!, no mujer, sigue callada, tú no abres los ojos para hablar, si tuvieras los ojos abiertos a lo mejor decías otra cosa, con los ojos cerrados se discurre peor y no se encuentran las palabras, tú déjate de espejos planos, paralelepipédicos, ovoides, casi esféricos o en forma de medusa sangrienta, son todos malos y comprometedores, los espejos de las casas de putas se comportan con demasiada discreción, con muy pecaminosa discreción, quizá estén hartos de ver mujeres en cueros, humilladas o gloriosas pero en cueros, los espejos de los ascensores son como dulces guillotinas históricas, a ti nada te extrañaría que te cortasen la cabeza en cualquier ascensor mientras te miras al espejo y te arreglas un poco el nudo de la corbata, Toisha no entiende nada, se limita a llorar y a mirarse al espejo desnuda de cuerpo entero, Toisha es muy humilde y mentirosa, es probable que muera joven, tú déjate de espejos y otras ejemplarizadoras modestias, el espejo del bien y el mal, el espejo de la vida y de la muerte, el espejo de la virtud y del pecado, Roldán fue un limpio espejo de caballeros, etc., y confórmate con vigilar él camino de tu sombra por la pared, los reverentes movimientos de tu sombra por la pared, van a dar las cinco, ¿y a mí qué me importa?, tengo que irme, pues vete, Toisha te abraza con violencia y volvéis a amaros, ¿así me quieres?, sí, así y de cualquier otra manera, no puedo evitarlo, Toisha se levanta, se lava, se peina un poco, se viste y se va, adiós amor, tú le contestas diciendo uuu sin abrir la boca, es difícil decir uuu sin abrir la boca, y le haces un gesto que nada significa, te vuelves de lado y casi al momento te quedas placenteramente dormido, cuando te despiertas te duele la cabeza, no puede ser la digestión, lo más probable es que sea la alegría, entonces te levantas, meas, te lavas, te peinas un poco, te vistes, pides bicarbonato, eructas tan ricamente, lías un pitillo y te vas, adiós Merceditas, adiós hijo, hasta otro día. Antonio Arévalo va a ver a don Felipe Espinosa pero nadie le abre la puerta, vuelve a llamar y nada, no le abren, el portero no los ha visto salir, yo estuve fuera como media hora o tres cuartos de hora, se atascó el water del entresuelo izquierda, donde los señores de Muñoz, y tuve que ir a buscar al fontanero, los teléfonos de este sector funcionan cuando quieren, ¡como no se marcharan entonces…!, es raro que no estén ni las criadas, ¿llamó usted bien?, hombre sí, llamé dos o tres veces, ¡es raro!, don Felipe Espinosa y María Angustias se han inventado una clave para tocar el timbre, una llamada larga, dos cortas y después una copita de ojén, si el timbre no suena con arreglo a la clave no abren la puerta, Antonio Arévalo está indeciso, no sabe si marcharse o si llamar por última vez, ¿por qué no mira por la ventana del patio?, ¿usted cree?, hombre yo ni creo ni dejo de creer, por el patio a lo mejor ve usted a alguien en la cocina, a las criadas o a la señora, a mí se me hace que tienen que estar en casa, yo de usted miraba por la ventana del patio, las escaleras tienen una ventana al patio entre rellano y rellano, Antonio Arévalo mira por la ventana del patio y ve a María Angustias en la cocina, se está preparando una naranjada, le chista y le hace señas de que le abra la puerta, María Angustias se va para adentro y vuelve con don Felipe, ahora le abro, bien, don Felipe justifica sus precauciones, conviene estar prevenidos y alerta por lo menos que le den tiempo a uno de esconderse o de discurrir algo, eso de la copita de ojén es invento de María Angustias, está muy bien inventado, María Angustias sonríe, pase usted, gracias, siéntese usted, gracias, Antonio Arévalo se sienta y mira para don Felipe, he estado en el depósito, no hay rastro alguno ni de Felipe ni de Alberto, eso puedo asegurárselo a usted, ¿y entonces?, no tengo ni idea, al no aparecer muertos ya no tengo ni idea, don Felipe se agarra a las conjeturas como a un clavo ardiendo, ¿usted cree que puedan estar vivos?, mire usted, yo no creo nada, yo no me atrevo a creer nada, lo único que puedo asegurarle es que no están en el depósito, podría poner una mano en el fuego porque no están en el depósito, don Felipe baja la cabeza, ¡pobres hijos!, María Angustias le pregunta a Antonio si quiere naranjada, ¿quiere usted un poco de naranjada?, bueno gracias, por mí no se moleste, no es molestia, muchas gracias, María Victoria está pálida y tiene los ojos como de haber llorado, estoy segura de que han matado a los dos, ya hubieran llamado de estar vivos, o no, los teléfonos andan manga por hombro, sí eso sí, pero hubieran avisado de alguna manera, papá no quiere hacerse a la idea pero yo estoy segura de que han matado a los dos, María Victoria se equivoca, su padre está convencido de que sus dos hijos han muerto, lo que pasa es que disimula porque prefiere no creerlo, prefiere disimular, sí, es mejor disimular, don Felipe no lo piensa, pero lo siente, ¡pobres hijos! Antonio Arévalo insiste a don Felipe para que se vayan, mire usted, ayer se lo dije y hoy se lo repito, váyanse de aquí cuanto antes, váyanse, antes de que vengan a buscarlos, ¿sabe usted a quien fueron a buscar esta noche?, no, pues a don Roque Barcia el diputado agrario, ¡qué horror!, ¿y se lo llevaron?, no, no se lo llevaron porque tuvo suerte pero ya está escondido, ¿dónde?, eso no lo sé, me lo encontré por casualidad y me contó la aventura y también su decisión de esconderse, lo que no me dijo es dónde, tampoco quise preguntárselo, hizo usted bien, yo creo que deben irse ustedes de aquí cuanto antes, avise a la condesa, también ella debe tomar una determinación, a mí me parece que no se están dando cuenta ustedes de lo que está sucediendo, don Felipe sí se da cuenta de lo que está sucediendo, lo que no acaba es de decidirse, pero ¿cómo vamos a dejar la casa?, Arévalo ya no encuentra argumento alguno, ¡qué se yo!, ¡dejándola! Lleva ya tres días cayendo sobre Madrid una riada interminable de hambrientos, de hombres y de mujeres a quienes nadie conoce, de niños a quienes nadie conoce, los niños a veces se pierden y buscan la compañía de otros niños que también se perdieron, forman cuadrillas de seis u ocho y tiran piedras a los pájaros del Retiro, beben en las fuentes y cagan en el paseo del Prado o en Recoletos, hace calor y se puede dormir en el quicio de cualquier portal o en el alcorque de un árbol de la plaza de Santa Ana, los niños vagabundos comen a salto de mata una cebolla, un albaricoque, los restos que guardan los cubos de la basura, lo que no mata engorda, hay que espantar a los gatos, algunos niños encuentran el camino de sus casas pero no hay nadie, están vacías y con las puertas abiertas, hay casas que no tienen puerta sino una cortinilla de saco o de tela de colores, las puertas son de tablas, las hay forradas de lata, son más fuertes y no dejan pasar la lluvia, los hombres y las mujeres a quienes nadie conoce tienen cara de hambre, están muy delgados y nerviosos pero con los ojos brillantes, a lo mejor no es de salud, van de un lado para otro y gritan y rompen escaparates, ni María Angustias ni Maripi ni tu tía Octavia entienden lo que quieren los vociferantes, es rara la actitud de esta gente que ya está acostumbrada a vivir así, no tienen por qué quejarse, no deberían quejarse, ellos no sienten como los demás y notan menos el hambre y la sed, el hambre de patatas, la sed de agua y el hambre y la sed de justicia, y de repente se sublevan y caen sobre Madrid, caminando por en medio de la calle, gritando sin cesar y ensuciándolo todo, ¿dónde están los guardias?, don Felipe Espinosa sí lo entiende pero no se siente culpable, la culpa es del gobierno que perdió las riendas del poder, ¿a qué espera para sacar los guardias a la calle?, no, ya no sería posible, los guardias no obedecen al gobierno, hacen lo que les da la gana y toleran que la chusma siga rugiendo, don Roque sí supone lo que pasa y está asustado, don Roque no se siente culpable del todo pero sí un poco culpable, la culpa es de todos y todos acabaremos pagándola, aquí no hemos sabido evolucionar a tiempo, aquí nadie miró jamás para los lados, aquí al prójimo siempre se le mantuvo a distancia, la riada de los hambrientos puede convertirse en un alud de sangre, está a lo mejor a punto de convertirse en un alud de sangre, hay ciénagas todavía peores en las que la sangre se pudre y hiede, los países también pueden morir de fiebres puerperales y apestosas, doña Sacramento teme que su hija Virtudes acabe muriéndose de fiebre puerperal y apestosa, los hombres y las mujeres a quienes nadie conoce se disfrazan para morir, gritan para morir, se desgreñan para morir, también se desesperan para morir, puede ser que no quieran seguir viviendo, hay síntomas de que prefieren la muerte o de que tienen poca práctica de la vida, de golpe todo el mundo lucha por la vida sin avisar, se agarra a la vida con uñas y dientes y sin avisar y quiere cambiar la vida, unos la cambian por la vida y otros por la muerte. Don Estanislao Montañés tiene muy poca confianza en los cojos y en don Leoncio Romero menos aún, le aseguro a usted que ese don Leoncio Romero no es más que un jodido cojo malauva capaz de cualquier cosa, si en España hubiera una revolución el cojo Romero se apuntaba para verdugo, hombre ¿no exagera usted un poco?, ni lo más mínimo, puede creerme, si en España llega a haber una revolución el cojo Romero se va a hacer famoso, ¡ríase usted de Robespierre!, el cojo Romero es una hiena que sólo aguarda la ocasión, no sé, yo sigo creyendo que exagera, el cojo Romero no es más que un desgraciado, ¿un desgraciado?, ¡está usted listo!, cuando se enteró de que la Chelo se había bebido una botella entera de lejía, ¿sabe usted lo que dijo?, no, pues dijo que se alegraba, que lo que sobran en España son putas, ¿está usted seguro que dijo eso?, ¡y tanto que lo estoy!, me lo contó Mañes que es hombre de mucha confianza, no se fíe, a lo mejor le quiso gastar una broma bueno por si acaso yo no quiero más trato con él, me limitaré a saludarlo, buenas tardes, buenas tardes, y en paz, yo no tengo nada que decirle, la señora Consuelo, hace de esto ya varios años, se encontró en los retretes del dancing Pompeya un billete de diez duros y un papelito cosido con un alfiler en el que se leía para que mandes decir siete misas por mi alma y te gastes los tres duros en vino, la señora Consuelo encargó las misas en San Martín, ¿en sufragio de quién?, no sé, en sufragio de uno que no quiere decir su nombre, la señora Consuelo estuvo una semana entera yendo a misa y después se gastó los tres duros en vino y en claveles, a ella le hubiera gustado ir a los toros pero fue respetuosa con la voluntad del difunto, don Baltasar Blanco sabe otro chiste de condones pero no tiene a quién contárselo, su señora está como rara y ya no le ríe los chistes, antes sí le reía los chistes, doña María Luisa la encargada de Naciones 3 asegura que don Lucio Martínez Morales tiene muy buena disposición para el dibujo, la Cordobesita puede decirlo, don Lucio dibuja con mucha maestría y también pinta a la acuarela, a María Inés le hizo un desnudo al que sólo le falta hablar, este hombre podría ganarse muy bien la vida haciendo retratos y caricaturas por las terrazas de los cafés, con señores como don Lucio da gusto tratar, doña María Luisa va mejor de salud, los óvulos parece que le sentaron bien, doña María Luisa va siempre muy perfumada y con las canas recién teñidas, no es ya una criatura no puede decirse que sea ya una criatura, pero sabe cuidarse y se presenta elegante y aseada, don Lucio le regaló un dibujito con su marco que representa a un gallo montando a una gallina, doña María Luisa lo tiene colgado en la pared del salón. Gutiérrez el camarero de la granja El Henar está huraño y con el gesto contrariado y torvo, a Gutiérrez le hubiera gustado saber algo de don Roque pero no le parece discreto acercarse a la pensión a preguntar por él, la gente anda muy desconfiada y ve peligros por todas partes, don Roque es muy buena persona y un verdadero republicano, lo que no es es ningún jabalí, en cualquier momento puede entrar por la puerta y decirle Gutiérrez, ¿me da usted recado de escribir?, no faltaría más, ¡limpia, recado de escribir para don Roque!, aquí le traigo su cervecita de siempre don Roque, gracias Gutiérrez, usted siempre está en todo, no se merecen don Roque, a mandar, silueta elegante, Aldira radioactivo adelgaza sin perjudicar, resultados ciertos, absolutos, garantizados. En la casquería de la señora Eulalia le dan a Paca medio kilo de corazón al fiado, es para el señor Fidel, bueno hija nadie te ha pedido los cuartos, en la casquería de Marujita la Sargenta le dan a la Chonina un kilo de asadura al contado, la vuelta, la Chonina coge la vuelta y se va, la Dominica y la Chonina piensan invitar a don Olegario y a don Cándido, la Chonina pone el material y la Dominica el arte, el hígado encebollado le sale como para chuparse los dedos, don Olegario y don Cándido son muy buenos con ellas y hay que corresponder, don Olegario lee en el periódico una nota oficial, ha circulado por Madrid la noticia cuyo origen se desconoce de que las casas de préstamos devuelven todos los objetos empeñados, se advierte a los interesados y al público en general que esto es completamente erróneo, don Olegario no le dice nada a la Dominica, es mejor que siga soñando con su sortija de rubí, el señor Fidel es también muy bueno con la Paca, habla con ella, a veces le da de comer y nunca la maltrata ni de palabra ni de obra, ni la insulta ni le da patadas ni tortas, por las Ventas se han ido acostumbrando y ya ni le miran para la chepa, hay temporadas mejores que otras y ahora está en la buena el caso es que dure, don Olegario también lee en el periódico la lista de donativos a favor de los heridos y familias de los caídos del Frente Popular, junta consultiva de cámaras oficiales de la propiedad urbana 10.000 pesetas, sociedad de comisionados de pescado 5.000 ptas., montepío comercial e industrial madrileño 5.000 ptas., sociedad patronal de carbones 1.000 ptas., compañía hipotecaria 1.000 ptas., cámara oficial de la propiedad urbana 20.000 ptas., ¡joder qué país!, sobre el hornillo de cisco se cocina el hígado encebollado, huele muy bien y el aroma se extiende por todo el chamizo impregnando las paredes con su bendición, don Olegario y don Cándido beben un vasito de vino mientras esperan, la Dominica y la Chonina ya tendrán tiempo, ahora están muy entretenidas atendiendo al guiso, la Chonina le compró a la Dominica cuatro pitillos camel a la salida del metro, pero hija, ¡qué detalle!, no sé cómo agradecértelo, la Dominica se está fumando uno, los otros tres los deja para después de la cena, ¡hoy es día grande Chonina!, ¡hoy parecemos marqueses!, el corazón también se puede preparar muy sabroso, depende del cariño que se ponga, la Paca no sabe ni freír un huevo (la Paca no comió un huevo frito jamás) pero el señor Fidel se da muy buena maña para la cocina, el corazón puede comerse frito y partido en filetes o estofado, de las dos maneras está bueno y es de mucho alimento, las vitaminas y las calorías de los animales son más sanas que las que se despachan en las farmacias, las medicinas están bien, nadie lo niega, pero están todavía mejor los alimentos calientes, el corazón frito o estofado, las manitas de cerdo, los sesos de cordero cocidos y con un poco de aceite y vinagre, la lengua con guiso de ajo y perejil, el hígado encebollado, los callos con su guindilla y su pimentón, si los hombres comieran las vitaminas y las calorías de los animales estarían siempre sanos e incluso morirían sanos, morirían sólo de aburrimiento, de disgustos, atropellados por el tren o por un camión, o a tiros como los lobos y como los conejos, hay a quien le pegan un tiro y muere como un lobo y hay también a quien le pegan un tiro y muere como un conejo, antes no puede saberse, el hombre es animal muy raro y cambiante, muy contradictorio e indeciso, por la radio dan la siguiente nota, a nuestra redacción han llegado noticias del disgusto que ha producido entre las esforzadas milicias madrileñas el observar que en el día de hoy los aparatos de radio de las casas particulares del barrio de Salamanca en general no funcionaban con la normalidad de días pasados, hacemos notar al vecindario el malestar que su conducta produce a la vez que les rogamos que pongan sus altavoces en servicio para informar debidamente al público, ¡toma del frasco!, ¡y además cachondeo!, don Felipe Espinosa está confuso, a veces tiene miedo y a veces cree que está soñando y entonces es muy valiente y da órdenes a la mujer, a la hija y a las criadas, a veces piensa huir y a veces no, ¿para qué?, no merece la pena, esta chusma se bate en retirada, son los últimos coletazos de la agonía, o bien todo lo contrario, no hay escapatoria posible, ha llegado la hora de no ofrecer una resistencia forzosamente inútil, a veces piensa más de prisa y también más mezclado, a veces piensa en huir y en no huir al mismo tiempo, éstos son los ratos peores, los ratos en los que se le seca la garganta, María Angustias, qué, dame otra naranjada, voy, el general Riquelme comunica desde Toledo que ha logrado reducir a los rebeldes quienes en su huida se han refugiado en la academia de infantería, ni don Olegario ni don Cándido tienen mayor afición a la radio, la Dominica y la Chonina menos aún, es curioso esto de la radio pero no compensa, los aparatos son caros y precisan una instalación complicada, además gastan luz, frente al Alcázar han sido emplazadas dos baterías de artillería procedentes de Madrid, también han llegado cuatro camionetas de milicias armadas y dos carros blindados, al amanecer comenzará el ataque, don Olegario y don Cándido tampoco viven en el barrio de Salamanca sino en la Vereda de Postas por donde al atardecer siempre sopla la brisa, don Olegario y don Cándido beben su vasito de vino, huelen el burbur del hígado encebollado y fuman con parsimonia el deleitoso tabaco de la espera, de vez en cuando hablan y hasta se ríen cuando salta algo gracioso en la memoria, ¿se acuerda usted de Garibaldi cuando echaba discursos?, fue algo amigo mío y más de una vez le pagué un vaso de valdepeñas, el hombre tenía buen fondo y era muy leal y agradecido, antes la gente era más leal y agradecida que ahora, ¡hombre, no sé qué decirle!, yo creo que siempre hubo de todo, don Olegario y don Cándido no son dos hombres de acción, son dos escépticos, don Olegario más que don Cándido, los dos creen en los placeres inmediatos, fumar un pitillo, beber un vaso de valdepeñas, relamerse con el hígado encebollado y mojar pan, acostarse con la Chonina, don Cándido también se acuesta con la Chonina, etc., a don Olegario le hubiera gustado inventar el heliógrafo y el semáforo, inventarles una clave universal nueva completamente distinta a la de Morse, y que también hubiera podido servir para el batintín de los chinos, el tam-tam de los negros y la hoguera de humo de los pieles rojas, don Cándido prefiere las palomas mensajeras, venga, a la mesa que ya está preparada la asadura, sobre Madrid lleva ya tres o cuatro días cayendo la riada interminable de los hombres y las mujeres a los que nadie conoce, tú mírate en tu espejo que para eso lo tienes, tu espejo plano, paralelepipédico, ovoide, ligeramente esférico o en forma de medusa herida de muerte, de medusa enferma y moribunda, huye á través de tu espejo, no te importe romperlo ni romper con todo, más allá de tu espejo duerme el olvido y quién sabe si también la sonrisa en su cámara oscura poblada de sombras chinescas, son los hambrientos y los sedientos que se estaban callados, que vivían callados hasta que de repente prefirieron morir hablando, cantando, vociferando, matando, después de cenar hígado encebollado los espíritus están como más ágiles y adictos, la Chonina dice ¿quieren ustedes que les enseñe una teta? y todos le responden que sí, don Olegario, don Cándido y la Dominica, la culpa es del gobierno que no saca los guardias a la calle, ¿dónde están los guardias? (don Felipe), no, no se puede jugar a todos los paños, hay que saber ganar y perder, la culpa no es del gobierno ni de los guardias, la culpa es de todos, unos más y otros menos, aquí al prójimo siempre se le mantuvo distante y confinado (don Roque), es mal sistema la distancia porque a veces arde, Dominica llena de caricias a la Chonina desnuda mientras sobre los platos sucios se hartan las moscas, don Olegario y don Cándido hablan de Garibaldi, también a ellos ha de llegarles el momento del homenaje, la gente procede por reflejos condicionados, a la gente se le dice x-x-x y la gente se lo cree o no se lo cree, si se lo cree arrasa todo lo que encuentra a su paso, don Olegario no puede hacer señales al mundo con sus telégrafos de luz, aquí tenemos a una mujer joven desnuda, es muy bella y sabia y regala la comida, don Cándido no puede mandar palomas mensajeras al mundo con los pensamientos de Donoso Cortés, el que ama si ama bien ha de parecer que enloquece, y para ser infinito el amor ha de parecer una infinita locura, es peligroso propiciar los reflejos condicionados, donde oigas la palabra cultura dispara, o al revés, donde oigas la palabra burguesía dispara, porque la gente dispara, la alegría de la revolución se empaña con la servidumbre de la revolución, después del triunfo el revolucionario se viste de gala pero siempre queda alguien que sueña con la nueva revolución, la gente procede por sentimientos, tu tío Jerónimo piensa que el sentimiento es como una cáscara de huevo en cuyo interior se agazapan los reflejos condicionados, no lo parece pero es así, se lucha con más ahínco por un sentimiento que por una idea, don Cándido se acuesta con la Chonina mientras don Olegario y la Dominica toman el fresco a la puerta y juegan una partida de damas, lo malo es que quienes luchan por un sentimiento suelen morir antes, son más arrojados e insensatos y mueren antes, la Engracia murió llena de amor y a Agustín le asalta la idea de no haber sabido corresponderle, el sentimiento es un egoísmo muy celoso, las ideas las tienen los grandes lamas, los sumos sacerdotes, a los héroes que van a morir conviene borrarles ideas de la cabeza e imbuirles sentimiento en el corazón, don Olegario tiene toda la noche por delante para amar a la Chonina, sus invitados se vana marchar de un momento a otro, el sentimiento es como una droga que se asimila con mucha rapidez, sus efectos son también muy rápidos y no duran mucho aunque sí lo bastante para que la muerte llegue, el señor Fidel le dice a la Paca venga duérmete ya y la Paca, pegando la chepa a la pared, guarda silencio.