Ya estás otra vez ante el espejo, mirándote en el espejo, puedes tutearte con confianza e incluso con descaro, poco importa, los carneros van siempre a donde hay yerba verde, aunque quieras y por más esfuerzos que hagas tú no te libras del espejo plano, paralelepipédico, ovoide, como un escaparate, como una fuente, como un ojo, es igual que si tuvieras sarna o ladillas o tuberculosis pulmonar, es igual que si te remordiera la conciencia a causa de una abyección irreparable, tomar por el culo por dinero, ser confidente de la policía, asustarse en una pelea, a tino te remuerde la conciencia porque tienes poca memoria y casi ningún dolor, a veces dices que tienes mucha memoria y mucho dolor, memoria de elefante o de piedra volcánica, dolor de hiena, dolor que no respeta nadie, dolor de viejo piano usado por tres generaciones de ciegos, los cabritos que aguardan turno en las casas de putas de provincias te pagan en monedas de cobre para que entretengas sus ocios con tu solfa canalla, el primero va ya desabrochándose la bragueta por el pasillo, los cabritos que aguardan turno en las casas de putas de la capital te pagan en denuestos y humillación, no hagas caso pero recuerda que decir mentiras no da remordimiento de conciencia, decir mentiras es algo tan inocuo como tomar bicarbonato, mear por sotavento o sonreír a una niña moribunda, cada país usa vestidos y costumbres diferentes, vestidos armoniosos o ridículos rojos y azules adornados con lentejuelas, costumbres extrañas o previstas, el derecho de pernada, la letra de cambio, los buñuelos de viento, tuberculosis pulmonar sí tienes pero sarna o ladillas no, sarna tuviste y se te curó con Mitigal, uso externo, aplíquese suavemente sobre la parte afectada, ladillas también tuviste y se te curaron con aceite inglés, uso externo, aplíquese suavemente sobre la parte afectada, la tuberculosis es más difícil de curar, hay que ser rico, paciente y capón o al menos casto y virtuoso, las medicinas son caras (te las compra tu padre), hay que estar tumbado panza arriba sin moverse (la verdad es que los estudios tampoco te quitan el sueño), hay que atarse un nudo en los clementes cojones insaciables y renunciar al triunfo (Toisha y las dos tísicas llevarían demasiado a mal tu deserción, las mujeres no quieren entender ciertas abdicaciones estéticas o saludables), la tuberculosis sirve para dar interés a la muerte pero sobre todo para componer poesías y para ver el lado bueno de las cosas, podrá nublarse el sol eternamente, podrá secarse en un instante el mar, podrá romperse el eje de la tierra como un débil cristal, ¡todo sucederá!, podrá la muerte cubrirme con su fúnebre crespón, pero jamás en mí podrá apagarse la llama de tu amor, la tarde que le recitaste esta poesía a Toisha estuvo más sabia, más amorosa, más disciplinada y más golfa que nunca, hasta llegó a oler mal como los muertos, tú no puedes librarte de tu espejo pero tampoco quieres, nadie puede librarse de su monótono y violentísimo sexo pero tampoco quiere, la monotonía es vicio de solitarios, auxiliadora cataplasma del espíritu de los solitarios, la violencia es virtud de solitarios y vicio de congregantes, áncora para la salvación del espíritu de los solitarios y lastre para la condenación del espíritu de los congregantes, ¿te acuerdas de aquella moneda de cobre, de níquel, de plata, que puede brotar en los paladares?, tú eres un solitario vicioso o virtuoso, no un solitario hermafrodita, eso es lo mismo y viene marcado por las fases de la luna, ante tu espejo el bien, el mal y el cinismo tienen idéntico desvaído color, sí, mírate en el espejo mientras la ciudad arde y se tiñe de sangre, gime y se tiñe de sangre, muere y se tiñe de sangre, Virtudes está pariendo sola, inunda la alcoba de sangre, a sus gritos acude tan sólo una vecina, su hijo pequeño que es igual que un ratón entra por una ventana y le abre la puerta, pase usted madre, ¿voy a buscar a la comadrona?, no hijo, vete a casa, tu espejo en forma de huevo brillante se convierte en un inmenso melón sin brillo, parece una celda, en un balón de rugby algo deforme y de color blanco mate amarillento, blanco mate calavera, es mejor que no puedas verte en tu espejo plano, paralelepipédico, ovoide, hay recuerdos que no merecen ser guardados sino destruidos, la lluvia debería borrar casi todos los recuerdos, Julio César era un fatuo, Napoleón Bonaparte era un fatuo, Búfalo Bill era un fatuo, el rey Cirilo de Inglaterra pagó a muy alto precio su fatuidad, mejor te hubiera valido estar ciego y sordo, mudo y sin memoria. Los aviadores permanecen al lado de la república, sobre la corona mural vuelan piando los primeros pájaros madrugadores, los gorriones como gatos amables, elásticos e independientes, en el aeródromo de Getafe el capitán Cascón arenga a los soldados, ¡hay que ir contra los fascistas del regimiento de artillería!, ¡viva la república!, debes reconocer que nadie guarda un gorro frigio en la mesa de noche, las insignias capaces de llevar a un hombre hasta el heroísmo y la muerte sólo sirven para adornar el carnaval de los nietos, sobre la marcha y como al desgaire se forman tres grupos al mando de los tenientes Hernández Franch y Valle y del brigada Sol Aparicio, también van cuatro docenas de paisanos de las JSU y del PC armados de fusiles, máquina romántica y prestigiosa, los artilleros no oponen demasiada resistencia y se entregan al primer ataque desde el aire, el asalto a Campamento es más duro, los aviones de Cuatro Vientos bombardean el cuartel del regimiento de zapadores y matan un oficial, la situación es confusa, el general García de la Herrán, el coronel Cañedo y el teniente coronel Álvarez Rementería estudian el plan de ataque, no, lo prudente es emplazar dos piezas en la carretera y otras dos más gruesas en la explanada, es necesario prevenir cualquier acometida por tierra e inutilizar Cuatro Vientos, el teniente coronel León Trejo se niega a entregar el aeródromo a la Junta Militar, ¡viva la república!, la marcha sobre Madrid no debe intentarse bajo el fuego de la aviación, ¡orden de desenganchar!, en el cuartel de la Montaña la situación no es desesperada, ¡viva España!, todavía no ha sido atacado, del regimiento de ingenieros de Leganés no se tienen noticias, de los demás cuarteles de Madrid tampoco, aún es de noche quizá esté amaneciendo poco a poco, el ataque a Campamento se produce por sorpresa, ¿de dónde han sacado artillería estos mamones?, ¡no se debió romper la formación!, no todos los suboficiales son adictos, debería haberse evitado que la tropa hablase, ¡a las armas!, ¡todo el mundo a sus puestos!, ¡viva España!, la aviación vuelve a presentarse y a bombardear, ¡debimos haber avanzado sobre Madrid!, ahora ya es tarde para lamentarnos, ¡parapétate en esa ventana!, ¡pégate al terreno!, ¡vamos a enseñar a esos cabrones cómo sabe morir un oficial del ejército!, ¡viva España!, parte de la tropa se levanta en armas contra sus jefes, ¿dónde está el general?, lo han matado, ¿y el comandante Velasco?, lo han hecho prisionero, ¿y el comandante Casillas?, también lo han hecho prisionero, ¡pues a mí no me coge vivo esta chusma, te lo juro!, ¡yo no les doy el gusto de que me fusilen!, ¡hijos de puta, venir por mí!, ¡viva España!, el teniente Seoane se pega un tiro en la boca y muere instantáneamente, el tiro en la boca es algo que no falla jamás. Toisha desnuda persigue a latigazos a don Máximo, Toisha lleva la melena suelta le llega a media espalda y calza zapatos de tacón alto muy alto Toisha va sin pintar pero muy perfumada en la mano derecha luce una gruesa sortija en cada dedo cada una con su rubí centelleante en la mano izquierda no tiene ni dedos la mano izquierda de Toisha es un muñón repugnante y seco Toisha tiene las orejas grandes como un burro (no en forma de orejas de burro) y clementemente sucias, es un sueño muy chistoso y preocupador también muy artístico y rítmico si cierras los ojos puedes seguir soñando todavía tú no te has despertado has abierto los ojos pero sigues profundamente dormido o quizá dormido no muy profundamente Toisha está hecha un basilisco y canta coplas obscenas que tú no le habías oído jamás lbisha escupe grandes bocanadas de fuego por los ojos y en las axilas le bulle una revuelta gusanera incansable y sedosa Toisha lleva una luz verde e intermitente en el ombligo por el coño le asoma un minúsculo señor vestido de levita y chistera que da estentóreos vivas al emperador Francisco José y a don Marcelino Menéndez y Pelayo don Máximo huye despavorido y Toisha lo flagela con el gato de siete colas cada cola es una culebra viva y muy elástica una culebra incansable don Máximo llega ante un muro en el que está pintado con tiza un letrero ¡viva la república! don Máximo no puede seguir escapando se detiene se vuelve y lucha con el minúsculo señor de levita que es muy valiente y decidido es un enano todo arrojo y decisión Toisha respira jadeante en su aliento hay mucha ansiedad sujeta entre los muslos al minúsculo señor de levita y se queda de pie esperándote con ambos brazos extendidos don Máximo empieza a mermar y a mermar y Toisha lo mata con su látigo y después lo pisa, tú te despiertas de golpe, estás corriéndote, ya te has corrido, ahora es igual que te mires o no te mires en el espejo, está amaneciendo, en el campo es probable que ya sea de día, ¿tú estás en la plaza de España durante el asalto al cuartel?, dilo, no tengas miedo, tú estás a la parte de fuera vestido con el mono de las milicias y con el fusil dispuesto pero sin dotación de bombas de mano, tampoco tienes municiones en abundancia ni entusiasmo ni demasiada alegría, no temas confesar la verdad, tú estás dentro de los muros del cuartel vestido de soldado aunque sin insignias y con el fusil dispuesto, no tienes bombas de mano y la munición te escasea, no tienes un desmedido entusiasmo ni demasiada alegría, no temas confesar la verdad, en Vallecas el teniente coronel Lacalle organiza algunos grupos armados, al capitán Querejeta bien dato le dijo el coronel del regimiento de Saboya que no se sublevaba, en la Casa de Campo el teniente coronel Mangada instruye al batallón que acaba de formar, sus hombres le saludan con el puño cerrado, acaba de nacer el saludo militar antifascista, el capitán Alcántara tampoco puede darle al general Fanjul buenas noticias del regimiento de carros de combate, el comandante Fernández Navarro arma al paisanaje y forma una columna para ayudar al asedio del cuartel, el capitán Betancourt ve con sus propios ojos cómo el cerco se estrecha, el teniente Orad de la Torre emplaza su media batería al pie del monumento a Cervantes, intentar una salida no es posible pero permanecer encerrados en el cuartel es suicida, los sitiadores minan la moral de la tropa con sus altavoces, ¡sería mejor que empezaran los tiros de una puñetera vez!, un miliciano dispara su pistola para dar gusto al dedo y el fuego se generaliza, la pólvora es muy contagiosa, la artillería empieza a retumbar a eso de las seis y a poco llega la aviación, los aviones arrojan bombas y octavillas, ¡tirar al motor!, ¡apuntar un poco delante de la hélice!, a don Roque lo despiertan las primeras bombas, el escándalo que va a haber en la fonda va a ser mayúsculo, doña Teresa tiene un amanecer más dulce, a doña Teresa la despierta don Roque besándola en la frente, Teresa amor mío, qué, me voy a mi habitación antes de que se levanten las criadas, será mejor, no tú quédate aquí, a las criadas ya les hablaré yo, son unas furcias, yo estoy en mi casa y duermo con quien me da la gana, bueno, duermo contigo porque te quiero, si no les gusta, que se vayan, te aseguro que no perderé mucho, tú quédate aquí conmigo, yo soy la dueña y tú eres el querido de la dueña, ¿qué pasa?, ya no tenemos quince años Roque, sí eso es bien verdad, ¡alto el fuego!, un capitán de asalto da la orden pero tiene que repetirla varias veces, ¡alto el fuego!, ¡que nadie dispare hasta nueva orden!, ¡alto el fuego!, de las filas republicanas sale un parlamentario con bandera blanca, los del cuartel suspenden el fuego, ¿quién es ése?, no sé, querrán decirles algo, dentro del cuartel también se extrañan, ¿quién es ése?, no sé, querrán decirnos algo, los guardias y los milicianos no disparan, tienen que contenerse pero no disparan, los militares y los falangistas tampoco lo hacen, la artillería enmudece y los aviones se han ido a sus aeródromos a esperar novedades, el parlamentario es un paisano no se sabe lo que les dice, se supone que les conmina a la rendición, lo que sí se sabe es lo que le dicen a él, que no, que no se rinden, que están dispuestos a morir en el empeño, ¡pues vamos servidos!, bueno los que van servidos son ellos, llevan todas las de perder, el fuego se reanuda con mayor violencia, los cañones, los fusiles, las ametralladoras de los tejados y del cuartel, la aviación vuelve a bombardear, ¡viva la república!, del cuartel tiran con mortero, ¡viva España!, en el vestíbulo del cine Velussia la cruz roja instala un puesto de socorro, la Engracia llega ya muerta, los médicos nada pueden hacer para salvarle la vida, tiene tres tiros en el pecho, se conoce que le alcanzó una ráfaga de ametralladora, Agustín se siente culpable de no haberla llevado a su casa aunque fuera a patadas, no hombre, ¿tú qué culpa tienes?, tú no tienes culpa ninguna, a los heridos del cuartel los atienden en la enfermería, no dan abasto, el general Fanjul está herido en la cabeza ¡no me entrego!, ¡lucharemos hasta la muerte!, parte de la tropa levanta bandera blanca, los sitiadores saltan de sus parapetos y avanzan hacia el cuartel, ¡adelante!, ¡a la lucha!, ¡viva la república!, ¡viva el frente popular!, son recibidos con fuego graneado y sufren muchas bajas, ¡cabrones, que queréis achicharrarnos a quemarropa!, ¡traidores!, el coronel Serra también está herido, ¿qué pasa?, ¿quién ha izado bandera blanca?, desde el aire siguen cayendo bombas y los artilleros han acertado con el alza precisa, no se les escapa ni una sola granada, casi todos los hombres del cuartel están heridos, poco después de las once y media de la mañana la puerta principal del cuartel cede ante el asalto y el general Fanjul da su última orden, nos entregamos, el general Fanjul sabe de sobra lo que esto significa, los asaltantes irrumpen en tromba en el patio del cuartel y cazan a tiros a los oficiales, aquello es un infierno en el que nadie se entiende, un páramo demencial y sangriento, Jesualdo con un nudo en la garganta piensa en Antonio Machado, aquí está el trozo de planeta por donde cruza errante la sombra de Caín, cada cual viene al mundo con su destino señalado, nadie puede escaparse de lo que está escrito, los hay que nacen con una estrellita en la frente y caen siempre de pie como los gatos, los hay que nacen sin estrellita en la frente y no llegan a viejos, en el cuartel de la Montaña hay hombres con estrellita en la frente y hombres que no la tienen, tú eres carne de catequesis, carne de prostíbulo, carne de cañón, tú eres el soldado desconocido, el hombre a quien no le brilla una estrellita en la frente, un hombre es como una moneda que se tira al aire, a veces pintan caras y a veces cruces, al coronel don Moisés Serra lo matan en su cuartel, al general Fanjul y al coronel Fernández de la Quintana los llevan presos a la dirección general de Seguridad, algunos pudieron saltar las tapias y salir con vida, es larga la lista de los hombres sin estrellitas en la frente, de los hombres a quienes falla la estrellita de la frente, tú conoces a algunos, conocías a algunos, a Pepe Carlos y a su padre el conde de Casa Redruello los tiran de la galería abajo, la criada Conchita tuvo un novio que la dejó por puta, Conchita ya no podrá volver a la Gran Peña los domingos por la tarde a desnudarse delante de don Carlos, Willy Zabalegui muere durante el asedio, le dan un tiro en mitad de la frente y ni se entera, a Matiítas ya se le acabó el venderle preservativos y sonreír, Willy Zabalegui hablaba muy bien francés, tuvo mademoiselle cuando era pequeño y después fue al Instituto Escuela, Enrique Garrido el hijo segundo de don Leopoldo y doña Bernardina se pega un tiro en la sien, vio venir mal las cosas y prefirió pegarse un tiro en la sien, Enrique era más simpático que su hermano Leopoldo y también más valiente, Leopoldo es medio meapilas y tampoco tiene buenas inclinaciones, hubiera sido mejor que mataran a Leopoldo y no a Enrique, la muerte no se reparte con justicia, el azar no siempre es justo, a las tísicas les gustan las medias combinaciones y las aceitunas rellenas, si el señor Asterio llega a descubrir que la Lupita y la Juani salen con fascistas las hubiera matado, la Lupita y la Juani no se meten en política, lo que quieren es que las lleven a bailar y al cine las diversiones con magreo son más completas que las deportivas o artísticas, en el Forteen hay una orquesta muy buena y en el cine Panorama se levantan los brazos de los asientos, es muy cómodo y los acomodadores ya están acostumbrados, Paquito y Alfonso ya no volverán a Salamanca, también los tiran de la galería abajo igual que a Pepe Carlos y a su padre, un cuerpo contra las losas no suena como una campana sino que grazna como una campana hendida, a Felipe Espinosa lo cazan por los desmontes de la estación, pudo salir huyendo pero no corrió lo bastante de prisa, unos segundos antes y hubiera librado, nadie sabe donde está la muerte, bien mirado la muerte está en todas partes, depende de que señale o no señale a uno, tú tienes veinte años, lo probable es que te mueras mañana mismo o antes de que pasen otros veinte años, su hermano Alberto muere en la enfermería, estaba ya medio muerto cuando lo remataron, Felipe y Alberto ya no volverán a cruzarse con su madrastra por el pasillo ni a tocarle el culo poniendo la mano tonta, la vida se alimenta de la muerte y el entusiasmo devora al fracaso, los poetas dicen que la esperanza es una dulce enfermedad, bueno que digan lo que quieran, la cosa no está para frases ni para poesías y a los hombres sin estrellitas en la frente se les borró ya toda esperanza, tú eres amigo de Andrés Herrera, de la FUE de derecho, y de Pío García Huerta y Lorenzo Sosa, los dos de la FUE de medicina, a veces os reunís a comentar versos, el jueves último os pasasteis la tarde dándole vueltas a Razón de amor de Pedro Salinas y a Cantos del ofrecimiento de Juan Panero, y también a hablar de política León Blum es como Goicoechea sólo que más listo, los políticos franceses todos parecen de izquierdas y no lo son, España está más preparada que Francia para ensayar una acción revolucionaria y si no al tiempo, aquí la censura no funciona, es molesta pero no funciona, el artículo de Lenin sobre la muerte de Tolstoi que publicamos en El tiempo presente lo prohibieron porque no se puede hablar de Lenin, bueno pues lo presentamos otra vez firmado por Vladimir Ilitch y nos lo aprobaron, las instituciones están enmohecidas, es más útil a nuestros efectos revolucionarios derribarlas que engrasarlas, Andrés Herrera juega al rugby en el equipo de arquitectura y lee a Remarque y a Henri Barbusse, Andrés es corpulento y atlético, no fuma y sueña con una humanidad más justa y clemente, el problema está en la distribución de los bienes de consumo, la producción es suficiente pero está mal distribuida, en el sistema capitalista no es posible distribuirla mejor, primero se pusieron las guerras al servicio del capital y más tarde se puso el capital al servicio de las guerras, es como una pescadilla que se muerde la cola, la novia de Andrés se llama Adela Vaquero y pertenece a las JSU, Adela Vaquero es campeona de natación y muy guapa, Adela es profesora de idiomas, el inglés lo habla como el castellano, y cree en el control de la natalidad y en los koljoses de campesinos, Andrés y Adela disparan sobre el cuartel desde el tejado de una casa de la calle de Luisa Fernanda esquina a Ferraz, a Andrés le dan un tiro en la cabeza y se vence hacía adelante, Adela quiere sujetarlo pero también cae, los dos cuerpos suenan como dos arpas siniestras cuando se estrellan sobre la acera, Pío García no es muchacho de demasiada salud, lleva lentes y es muy puntual y aplicado pero está siempre medio triste y meditabundo, a Pío García lo matan de un morterazo que entra en su parapeto, había seis hombres detrás de los sacos terreros y no quedó ninguno, a Lorenzo Sosa lo atienden en el cine Velussia, está muy mal herido y se muere sin recobrar el conocimiento, de todos tendrás que hablar ya en tiempo pasado, la historia olvida a los hombres que no cortan cabezas o a quienes no cortan la cabeza en el patíbulo, no es el caso del cuartel de la Montaña, la historia dirá algún día, lo probable es que la historia diga algún día, a lo mejor no, que la toma del cuartel de la Montaña fue algo así como la batalla de Bailén llevada hasta sus últimas consecuencias, hasta su paradójica caricatura, estirada hasta su máximo límite posible e incluso más allá, al general Fanjul le tocó representar el papel del mariscal Dupont, las huestes victoriosas no estuvieron ni a las órdenes de un modesto general Castaños, no estuvieron a las órdenes de nadie, había quien daba órdenes, lo que no había era quien las obedeciese, frente al cuartel de la Montaña estaba el pueblo, es muy impreciso esto del pueblo, muy cambiante, quizá más de veinte o de treinta mil hombres, cada uno con su emocionante novelita pegada al corazón., pero ni un solo nombre histórico, sería difícil hacer la historia de la toma del cuartel de la Montaña con nombres propios, la toma del cuartel de la Montaña fue como el granizo, las piedras de granizo tampoco tienen nombre, fue una acción anónima y plural como una granizada o como el Fuenteovejuna de Lope de Vega. Don Máximo se va en trena Valencia, es necesario que don Diego le dé instrucciones concretas sobre lo que hay que hacer, don Diego no debió marcharse sin darle instrucciones concretas, bueno cuando se marchó así por algo sería, don Máximo no sabe si lo que pasa es bueno o malo, seguramente es malo pero quiere oírselo a don Diego, no merece la pena tomar primera y don Máximo va en segunda, la segunda es muy digna y molesta menos a la gente, no debe provocarse a la gente, en el departamento van tres personas más, un señor y dos señoras, nadie habla, el señor mira para el paisaje, la verdad es que el paisaje tampoco tiene mucho que mirar, y las señoras llevan los ojos cerrados, seguramente no duermen pero llevan los ojos cerrados, a lo mejor son monjas, esto no se les puede preguntar, en la estación de Ocaña sube un matrimonio joven con un niño de pecho casi recién nacido, cuando el tren arranca la madre le da de mamar tapándose la teta con un pañuelo, el señor que miraba para el paisaje se queda en Cuenca, adiós buen viaje, adiós gracias, unos milicia nos piden la documentación, ¡coño un diputado!, sí diputado de frente popular, repórtense ustedes en sus expresiones, van señoras usted dispense, ¿y estas dos mujeres?, son hermanas mías, bien pueden ustedes continuar, salud y buen viaje, salud, gracias, las do señoras miran agradecidamente para don Máximo y con el tren ya otra vez en marcha la más vieja le dice Dios se lo pague caballero, la señora es fea y bigotuda pero tiene cierta nobleza en la mirada. Sí, tenían razón Ezquerra y Berrendero, la etapa Niza-Cannes la ganó Ezquerra, además fue segundo en el Brauss, primero en el Sospel en el mismo tiempo que Vervaecke y Silver Maes y primero destacado en La Tourbie, todos los españoles mejoran su clasificación, G Mariano Cañardo, 9 Julián Berrendero, 12 Federico Ezquerra y 32 Emiliano Álvarez, a los Pirineos van a llegar bien situados en la tabla general. El coronel Carrascosa arenga a sus soldados diciéndoles que van a tomar parte en unas maniobras, no, lo que les dice es que se dispongan a luchar contra los facciosos de Mola en defensa de la república, ¡viva la república!, bueno todo esto es igual, el coronel Carrascosa saca del cuartel su regimiento de transmisiones de El Pardo pero no viene sobre Madrid, se dirige al norte y llega a Segovia por el puerto de Somosierra, el coronel Carrascosa es listo y maniobra con rapidez, entre sus soldados va un hijo de Largo Caballero, se llama Francisco como el padre. A Miguel Mercader te lo encuentras en Baviera, está tomándose una cerveza, ¿te das cuenta de la que se está armando?, claro que me doy cuenta, entre los espadones y los de la Mano Negra van a joder al país ya lo verás, ¡qué lástima de país!, ¡con lo fácil que sería hacerlo habitable!, no debe ser tan fácil yo no lo creo, aquí no se entiende ni Dios, lo que les gusta a los españoles es hacer la puñeta al prójimo esto no lo dudes, al español le gusta más tirar piedras al suelo que levantarlas, el español es más amigo del fuego que del agua, no sé por qué será pero es así, que lo averigüen los historiadores si son capaces, en Baviera entran dos milicianos de la FAI, compañero la documentación, aquí la tiene, ¿estudiante?, sí, ahí lo pone, ¿antifascista?, eso ni se pregunta, ¡claro que antifascista!, ¿perteneces a la FUE?, sí, no llevo el carnet encima pero pertenezco a la FUE de filosofía y letras, bien de ahora en adelante lleva siempre el carnet contigo, lo haré como usted me dice, ¿por qué me tratas de usted?, hombre ¡qué sé yo!, por respeto, ¡como es usted más viejo!, el miliciano de la FA1 tiene cara de santo de palo parece san Roque, esto no se lo dices, ¡salud!, ¡salud!, el encargado de Babiera invita a los dos milicianos a una caña, cuando se van se acerca a Mercader y a ti, ¡os vais a meter en un lío!, nosotros ¿por qué?, yo sé por qué lo digo, lo mejor que podéis hacer es ni acercaros por aquí, gracias Mañá, en las revoluciones a la gente lo que le gusta es andar por el medio de la calle, no por las aceras, y dar gritos y saltos y tirar piedras a los escaparates aquí todo se arregla por la vía rápida, uno es un desgraciado que no jode más que en las casas de putas o con alguna novia enamorada y de repente, sin que le den tiempo ni a pensarlo, se encuentra convertido en héroe, en mártir o en asesino, todo esto es una lata, si gana es héroe, si pierde es mártir, si no se contiene y dice no, no, esto no, esto que lo hagan otros, yo no, entonces es asesino, la frontera es delgada como un pelo, los hay tan miopes que no ven el pelo pero también los hay que cierran los ojos para no verlo, éste es un país de leche contenida, de leche a presión, ¿tú crees?, claro que lo creo, aquí se jode poco y mal, si los españoles jodieran a gusto serían menos brutos y mesiánicos, habría menos héroes y menos mártires pero también habría menos asesinos y a lo mejor funcionaban las cosas, nadie quiere darse cuenta de que esto no es así, yo me voy para mi casa antes de que me jodan vivo, ¿y tú?, no yo no, yo me voy a buscar a las tísicas, no tengo ganas de irme a casa, aquí no hay más que voces y cachondeo, no pasa nada, ya verás, los cines no están cerrados, bueno me voy contigo, siempre habrá tiempo de largarse, la Lupita y la Juani llevan pañuelo rojo al cuello, ¿y esa novedad?, pues ya ves, regalo de padre, en la calle piden la documentación pero en los cines no, la cédula personal no es suficiente, ¿estudiante?, sí ahí lo pone, clase 13, profesión estudiante, 1,50 pts., los estudiantes sois todos unos jodidos señoritos, ¡hombre, no será porque tú lo digas!, ¿perteneces a algún partido del Frente Popular?, no, ni del Frente Popular ni del no Frente Popular, éste y yo somos estudiantes, la razón no es muy sólida pero vale, las tísicas no encuentran bien esto de que paren a la gente en mitad de la calle para pedirle la documentación, no tiene importancia, la Lupita y la Juani están cachondas y serviciales a cualquier hora del día, esto siempre es una ventaja, haz un alto y recapacita, la Juani te ha puesto en condiciones óptimas para recapacitar, no todos pueden decir lo mismo a estas horas, los hay que ni a estas horas ni a ninguna, los hay muy desgraciados y cenizos, el problema no está en que te mires o no te mires en el espejo plano, paralelepipédico, ovoide, parece que está algo menos ovoide, así como más esférico, tampoco lo podrías asegurar, Juani estate quieta, ¡ay hijo eres un cardo!, no, el problema tampoco está en que tengas o no tengas un espejo plano, paralelepipédico, ovoide, casi esférico, o lo tengas roto porque te lo rompieron los demás, no, no, el problema, el hondo y doloroso problema es que ya no crees en tu espejo plano, paralelepipédico, ovoide, casi esférico, te hartaste de tanto creer y creer y a cambio de nada, Juani se guarda tu pañuelo, al otro día te lo devuelve lavado y planchado, a cambio de una imagen fugaz, una sombra, un mínimo gusto, un mínimo disgusto, ¿por qué no me besas?, sí mujer, Juani y tú os besáis, no es compensador creer en los espejos planos, paralelepipédicos, ovoides, casi esféricos, creer a pie juntillas en la existencia de los traidores fantasmas, en la vida y costumbres de los traidores fantasmas, ¿nos vamos?, vete tú si quieres, yo no tengo a donde ir, Juani cierra los ojos y se calla, lo más probable es que esté llorando, al menos te ilusiona pensar que lo más probable es que esté llorando, tú sabes que es más fácil hacer llorar a una mujer que pide amor que convencerla de que no necesita amor, el amor es fácil de fingir, lo que pasa es que no compensa, nadie se ve libre jamás de sus propias cochinadas solitarias, privadas, domésticas, Juani no es la abeja ática pero también tiene sus sentimientos, su casi batido corazón. Hubo un tiempo en que las mujeres honestas confesaban su entrega abandonando el abanico en manos de su galanteador, a tu abuelo le salió muy caro pero pudo techar su casa con abanicos, doña Teresa va por la fonda de un lado para otro, aquí no ha pasado nada y si ha pasado a nadie importa, tanto la Javiera como la Paulina encajan con mucha prudencia la noticia de los amores del ama, a la fuerza ahorcan y además doña Teresa las gana por la mano, la Paulina tiene que esforzarse algo más, ¿han visto ustedes mi abanico por algún lado?, no señorita, doña Teresa tiene calor, la verdad es que hace mucho calor, un calor pegajoso y ordinario que todo lo invade, de primero pescadilla con ensalada, de segundo huevos al plato y de tercero filete, sí señorita, de postre un plátano o carne de membrillo, ¿han terminado ustedes de hacer las alcobas?, sí señorita, en el orinal de don Hilario había como aceite, bueno eso es cosa suya, a ustedes no les importa, será de cualquier medicina, doña Teresa no quiere que don Roque salga a la calle, mandaré que te traigan los periódicos y una cerveza, hoy no hay periódicos, bueno, la Hoja Oficial, en la calle no se te ha perdido nada, eso tenlo por seguro, ya veremos si mañana la gente está más tranquila, don Roque se siente el hombre más feliz del mundo, lo que necesitaba era precisamente esto que ahora tiene, la gente ya se calmará, las aguas vuelven siempre a sus cauces, Teresita, dime amor, ¿por qué no te sientas aquí un poco conmigo?, ahora vengo, espera que termine de disponer la comida, a las criadas no se les puede dejar solas, don Hilario le pide a don Roque una hoja de afeitar, ¿podría usted prestarme una hoja de afeitar?, la que tengo está medio oxidada, no faltaría más, con mucho gusto, muchas gracias don Roque, usted siempre tan amable y tan señor, oiga, ¿le interesaría a usted un motor de gas pobre Otto-Deutz de cincuenta caballos?, ¿a mí?, sí señor, se lo dejaría en buen precio, no, no es por el precio, lo que pasa es que ¿para qué quiero yo un motor de gas pobre?, ¡hombre yo qué sé!, tiene numerosas aplicaciones industriales, no lo dudo, bueno déjeme pensarlo así de momento no se me ocurre, a lo mejor más adelante, ya veremos, ya le diré a usted algo, cuando guste, ¿me da la hoja?, ¡ah sí, claro!, don Hilario consigue quitarse las ladillas a fuerza de aceite Brujo, este preparado tiene la ventaja de que no mancha siendo al mismo tiempo su olor muy agradable, es de fácil empleo y de acción rápida y segura matando instantáneamente el parásito y haciendo desaparecer desde la primera fricción el picor que tanto molesta, preparado según fórmula del farmacéutico Pérez Giménez en su laboratorio de Aguilar de la Frontera, don Hilario después de cada aplicación se lava cuidadosamente la parte afectada con vinagre rebajado con agua, si doña Teresa llega a enterarse lo hubiera puesto de patas en la calle por guarro y por desaprensivo, ¡mire usted que ese carcamal con ladillas como si fuera un mozo!, don Hilario es escribiente de la diputación provincial, negociado de vías y obras, y hombre muy serio, ecuánime y reverencioso, lo de las ladillas fue un caso de mala suerte, a cualquiera le puede pasar, las mujeres son muy ignorantes, a veces se convierten en vehículo infeccioso tan sólo por ignorancia, sí eso es verdad. Las noticias que llegan a casa del matrimonio Garrido no pueden ser más alarmantes, las turbas han entrado en el cuartel de la Montaña y han pasado a cuchillo a todos sus defensores, ni siquiera respetaron al general Fanjul, los cadáveres quedaron tumbados al sol, llenos de moscas, tendríamos que ir a ver si está Enrique, ¡pobre hijo!, al menos podríamos darle sepultura, don Leopoldo sabe que doña Bernardina tiene razón, no es que no le dé la razón a doña Bernardina, es que no se atreve a ir al cuartel, no, verás, seguramente pudo escapar, alguno habrá podido escapar, ¿por qué no va a ser Enrique uno de los que pudieron escapar?, lo último que debemos perder es la esperanza, Bernardina, Dios nos ayudará, en cualquier momento puede sonar el timbre, Enrique no es tonto, este chico no tiene pelo de tonto, don Leopoldo y doña Bernardina ignoran que Enrique cuando vio que ya no podía escapar se pegó un tiro en la sien. Doña Sacramento no consigue hablar con su hija Virtudes, se conoce que el teléfono tiene avería, bueno cuando no llaman será que aún no hay nada, ya se les hubiera ocurrido avisar desde cualquier lado, Virtudes no está bien, ¿por qué no viene Victoriano?, calla mujer, en seguida viene, habrá ido a buscar a tu madre, ¿pero cómo va a estar buscando a mi madre desde anoche?, a Victoriano le pasó algo malo, estoy segura, tengo el presentimiento de que lo mataron, ¡calla, por Dios!, ¡qué cosas se te ocurren!, sí, Victoriano es incapaz de no volver a casa y menos en estas circunstancias, a Victoriano lo mataron, estoy segura de que lo mataron, Virtudes se echa a llorar, ya estaba llorando, ahora llora más fuerte y con mayor desconsuelo, Virtudes se siente demasiado repentinamente sola, Dios no da fuerza a los débiles, ni siquiera a los débiles de buena voluntad, en eso es demasiado distante, Virtudes parió una niña muerta, a lo mejor nació viva y se murió porque no podía respirar, la vecina mete el cuerpo de la criatura en una caja de zapatos y pone encima el Blanco y Negro de ayer, en la portada trae un dibujo que representa una negra muy estilizada rodeada de chumberas, se titula Entre cactos, en este tiempo Madrid está lleno de moscas, hay moscas por todas partes, está lo que se dice plagadito de moscas, Virtudes es muy mirada pero como tiene miedo piensa ¡a la mierda la vergüenza!, y dice a la vecina que vaya a buscar a su madre, no la llame usted por teléfono, es mejor que vaya si me hace el favor y le cuente lo que pasa, por teléfono se va a asustar más, yo puedo quedarme sola, no me va a pasar nada por quedarme sola, de haber tenido ánimos le hubiera dicho, le voy a descubrir a usted un secreto, puedes confiar en mí, ya lo sabía, mi madre tiene una casa de mujeres, no me importa, pero está medio desmayada y guarda silencio, ¿quiere usted traer a mi madre?, sí hija, claro que quiero, muchas gracias doña Jesusa, que Dios se lo pague, la vecina de Virtudes se llama doña Jesusa, su marido está empleado en la Unión Eléctrica Madrileña, te mandaré al Jesusín a que te haga un poco de compañía. A María Angustias la joven esposa de don Felipe el vecino de los condes de Casa Redruello le dan verdadero asco los republicanos, son unos descreídos y unos herejes, el mejor de todos no sirve para nada bueno, sus hijastros Felipe y Alberto la asedian por el pasillo, ella es medio pavisosa y se deja tocar el culo como si nada, a lo mejor ni se entera, claro que a lo mejor sí se entera y lo que le pasa es que es una cachonda y disimula, ¡ay hijo, ya podías mirar por donde vas!, perdona María Angustias no te había visto, la cocinera llega de la calle diciendo que los leales han ocupado el cuartel de la Montaña, ¿leales a quién?, ¡cállese y métase en la cocina a pelar patatas, que es lo suyo!, ¿habrase visto qué descaro?, don Felipe no las tiene todas consigo, lo que dice la cocinera puede ser verdad, hace lo menos una hora que no se oye el cañón, bueno también puede ser que hayan llegado los de Campamento y esté todo arreglado, la chusma no tiene mandos eficaces y sin mandos eficaces poco puede hacer, María Angustias, qué, sube a casa de Maripi y pregúntales si saben algo, a María Victoria le tiemblan las piernas cuando su novio llama al timbre, ¿pero cómo te atreves a venir?, tú calla y déjame entrar, ¡por Dios, qué modales!, ¡calla!, ¿está tu padre?, sí, dile que quiero verlo, pero Antonio, ¿cómo vas a hablar con mi padre?, ¡venga, avísalo!, don Felipe compone un gesto muy ecuánime para recibir al novio de la hija, oficialmente don Felipe ignora que su hija tenga relaciones con nadie, usted dirá joven, mire usted señor Espinosa, yo soy amigo de sus dos hijos mayores, mi nombre es Antonio Arévalo, ¡váyanse ustedes de aquí cuanto antes!, pero ¿qué pasa?, cálmese joven, yo estoy calmado pero entiéndame lo que le voy a decir, está todo perdido, el cuartel de la Montaña ha caído en manos de las milicias y han matado a todos, ¿qué dice usted?, lo que usted oye, a mí me vienen siguiendo los talones pero he querido avisarles, ¿y mis hijos?, no lo sé, las noticias no pueden ser peores, si tienen ustedes a dónde ir, a una embajada, ¡qué sé yo!, a cualquier lado, váyanse antes de que sea tarde, ¿y usted qué va a hacer?, dormir si puedo y después disimular, ¿qué quiere usted que haga?, avise usted a la condesa, tampoco conviene que sigan con los brazos cruzados, don Felipe se queda pensativo unos instantes, yo no dudo que Mola acabará entrando en Madrid, el caso es que llegue a tiempo de que podamos contarlo, María Angustias, dime, tráenos un poco de café, sí, y llama a María Victoria, ¿a María Victoria?, sí. Don Tomás Donato debe andar alrededor de los cuarenta años poco más o menos, Anita está buena, ¡ya lo creo que está buena!, y además me tiene cariño pero el pellejo es antes, aquí el que no se espabile lo van a aspar, a mí no me cazan como un conejo, don Tomás tiene una astra del nueve corto y veinticinco o treinta peines, el arma no es ningún obús alemán pero para defenderse ya sirve, don Tomás piensa descerrajar un tiro a bocajarro al primero que le pida la documentación, a él le hubiera gustado irse a Valladolid pero cuando quiere acordarse ya no salen trenes de la estación del Norte, la noche se la pasó debajo de un árbol del Retiro y por la mañana anduvo deambulando por Ventas y por la plaza de Manuel Becerra, al final de la calle de Lista le dan el alto dos milicianos, don Tomás piensa ¡ha llegado el momento!, ¡ahora o nunca!, pero se conoce que se lo notaron en la cara porque antes de que pudiera sacar la pistola le pegaron un tiro en el vientre y otro en el corazón, esto sucede aproximadamente a las once y media o doce menos cuarto, hoy no se trabaja en la notaría de don Feliciano, a las once el oficial mayor les dice a todos los escribientes que pueden irse, don Baltasar Blanco a eso de las once y media llega a su casa, desnuda a su mujer y la mete en la cama, a lo mejor eran ya las doce menos cuarto, Anita jamás pone dificultades, ¿me quieres mucho?, mucho ya lo sabes, ¿y tú a mí?, también, en Madrid suenan tiros por todas partes, dos de ellos mandaron para el otro mundo a don Tomás. El paralítico que vende tabaco se llama Marramáu (a lo mejor es un héroe de cualquier guerra), Marramáu no quiere creer que el pueblo haya tomado el cuartel de la Montaña, su hija Pilar tiene que ir empujándole el carrito por toda la Gran Vía para que pueda ver los muertos con sus propios ojos, el paralítico Marramáu (a lo mejor es un héroe de cualquier guerra) no hace ningún comentario (seguramente es un héroe de cualquier guerra). La dicha es igual que un gusano que anida en algunos corazones la desgracia también, la dicha y la desgracia se llevan dentro y a veces, pocas veces, dejan ver su lucecita en la mirada, la dicha y la desgracia son sensaciones muy quebradizas y tímidas los hombres, la mayor parte de los hombres, ignoran si son dichosos o desgraciados, a lo mejor no se atreven ni a preguntárselo a sí mismos cuando están a solas, a los hombres, a la mayoría de los hombres, suele darles mucho miedo la sociedad, si tuvieras un espejo en el que mirarte a solas no dudarías en hacerlo, Juani, qué, no llores y no seas tonta, abre los ojos, Juani obedece y abre los ojos, resulta que no está llorando, ¿para qué quieres que abra los ojos?, para nada, para mirarme en ellos, ¡huy que romántico estás!, sí, yo soy muy romántico ya lo sabes, Juani se ríe y tú la abrazas, en sus ojos no puedes verte porque el cine está a oscuras, Miguel Mercader y la Lupita también están abrazados pero en silencio, Mercader es hombre de epílogos silenciosos. Don Lorenzo Vallejo el padre de Paquito es sastre, el obrador lo tiene en la plaza del Corrillo según se sube a la izquierda, su amigo don Ildefonso Borrego el padre de Alfonso es auxiliar de gramática histórica en la facultad de letras, don Ildefonso presume de ser muy amigo de don Miguel de Unamuno, seguramente es cierto, don Ildefonso tiene dieciséis hijos, mi señora es como una coneja, suele decir, en cuanto dejo el pantalón colgado en el respaldo de la butaca ya está encinta, ahora me parece que está otra vez encinta, a este paso vamos por las dos docenas, bueno ¡mientras se pueda encender el fogón!, don Ildefonso vive en la Correhuela, en una casa grande y antigua con el desahogo de una huerta a la parte de atrás, es un desahogo providencial, como no caigan chuzos de punta, mi señora echa a los mozos a la huerta a que se desbraven, en casa la volverían loca, tanto don Lorenzo como don Ildefonso están sin noticias de los chicos, yo creo que se las arreglarán bien, ya verá usted, ninguno de los dos es tonto y además es bueno que estén juntos, así podrán ayudarse, ¡Dios le oiga!, yo estoy muy preocupado, ¡qué quiere usted!, la situación en Madrid tiene que ser desastrosa, ¡no tenga miedo, hombre, no tenga miedo que no se los van a comer!, ¡así aprenden!, aquí en Salamanca les resultaba todo demasiado fácil, sí eso es cierto, además esto no puede durar mucho, dentro de unos días los tendremos aquí contándonos fantasías, ¡Dios quiera!, ya verá usted como sí querrá, don Lorenzo es menos entero que don Ildefonso, ¡cómo me reconforta escucharle a usted don Ildefonso!, en fin, ¡ojalá acierte! La Consuelito la pupila de Maruja la Valvanera se va hasta el café Pelayo a tomarse un vermú, buenos días Consuelito, ¿qué va a ser?, buenos días Serafín, vermú, tráigame usted un vermú, Serafín es el decano de los camareros del café, tiene lo menos sesenta años, en las mesas se ven las mismas caras de siempre, casi las mismas caras de siempre, pero también caras nuevas, la gente habla en voz alta pero no parece estar muy asustada, ¿te has enterado de lo del cuartel?, ¿de qué cuartel?, del cuartel de la Montaña, no ¿qué pasa?, pues nada, que se sublevaron los que estaban dentro y fueron sometidos por las fuerzas leales a la república, bueno a mí eso ni me va ni me viene, el caso es que haya paz y pueda una trabajar sin que la molesten, Serafín siente aprecio por la Consuelito, ¡baja la voz, criatura!, ¡cierra la boca!, ¿por qué?, por nada, venga tómate el vermú y estate callada. Los padres y los hermanos pequeños de Guillermo Zabalegui no están en Madrid, todos los años se van a veranear a Lequeitio hacia el veintitantos de junio, cuando los hijos terminan los exámenes, Guillermo se había quedado en Madrid para preparar la entomología agrícola, lleva ya tres años tropezando en la entomología agrícola, el catedrático don Miguel Benlloch es un verdadero hueso, su tía Mimí busca el cadáver en el depósito, es mujer valerosa a la que nada se pone por delante, está guapísima, va vestida con muy elegante sencillez con zapato bajo y un trajecito de cretona mismo encima de la carne, ¿dónde están los del cuartel de la Montaña?, ¿cuáles, los de dentro o los de fuera?, Mimí dirige una mirada de infinito desprecio al miliciano de la puerta, ¿tengo yo cara de venir a preguntar por los de fuera?, Mimí identifica el cadáver de Guillermo, no es difícil, tiene un tiro en la frente, un agujerito pequeño que ni siquiera lo despeina, éste es, a Mimí le sobrecoge el verlo con los ojos abiertos, ¡pobre muchacho!, en el depósito huele de una manera nauseabunda a muerto, a mugre y a formol, también huele a sudor, a pies y a rancio, a ráfagas huele a orina y a mierda, en el depósito se cuecen todos los malos olores de los vivos y de los muertos, lo raro es que la gente no se desvanezca o no salga huyendo a respirar aire puro, en la calle de Santa Isabel tampoco hay demasiado aire puro, se ven muchos cadáveres tirados sobre las mesas de mármol y en el suelo y mucha gente alrededor de los cadáveres llorando y gesticulando, Mimí exhibe su documentación, rellena unos papeles, echa dos o tres firmas, habla por teléfono con la funeraria de la calle del Arenal y se marcha, conociéndola muy bien hubiera podido verse que lleva ligeramente contraída la mandíbula, no se le escapa una sola lágrima, el miliciano de la puerta está pasmado, ¡hay que joderse, qué mujer! Dominica Morcillo y don Olegario se acercan hasta el lugar del suceso, se tratan de usted y con mucho miramiento pero van cogidos del brazo, quizá tengan miedo de perderse, ¡qué barbaridad, cómo quedó todo!, por la calle cruzan constantemente automóviles cargados de milicianos que van dando voces, por las ventanillas abiertas asoman los fusiles, muchos automóviles llevan algunas iniciales pintadas, las más frecuentes son UGT PSOE, CNT, FAI, AIT, PC, POUM, JSU, SRI, UHP, seguramente hay más ¿usted entiende esto?, pues no, la verdad es que yo no entiendo ni palabra, ¡esto va a acabar mal don Olegario!, bueno mujer, a nosotros poco pueden quitarnos, sí eso sí, en la calle de Evaristo San Miguel esquina a Martín de los Heros se encuentran con la Chonina que viene con un señor que podía ser su padre, buenos días tengan ustedes, buenos días hija, ¿a dónde vas?, pues ya lo ven ustedes, a dar una vuelta, la Chonina está un poco azarada, les voy a presentar a ustedes, aquí mi papá, aquí unos señores amigos, mucho gusto, el gusta es mío, el padre de la Chonina parece un sacristán de pueblo, un servidor llegó anoche del pueblo a ver a la chica y ya ven ustedes con el tomate que me encuentro, pues sí, no tuvo usted suerte, ¿viene de muy lejos?, bastante, un servidor es de Pezuela de las Torres, más allá de Alcalá, ¿hacia Daganzo?, no señor, hacia el otro lado, pasado Corpa, ¡ah, ya! Don Roque, como doña Teresa no lo deja salir, oye la radio, el gobierno se incauta de los periódicos Ya, El Debate, Informaciones, el Siglo Futuro y ABC, ¡menos mal que nos dejan El Sol!, Teresita, dime amor, se han incautado del ABC, ¡vaya!, la situación se halla dominada en San Sebastián donde los rebeldes intentaron hacerse dueños de la población, bueno ¡a ver lo que hay de verdad y de mentira en todo eso!, Teresita, dime amor, ¿me das otra cerveza?, pues claro, ¿para quién crees tú que he traído una caja de botellas?, ¿una caja?, sí Roque, una caja entera y verdadera, los rumores sobre Segovia y Logroño y el bulo de una marcha sobre Madrid son absolutamente falsos, ya me lo diréis mañana o pasado, también es falsa la noticia de que algunos ministros han huido al extranjero, ¡Teresita, escucha esto!, el gobierno lo desmiente rotundamente, ¡malo!, y se complace en manifestar que en estos momentos todos, absolutamente todos los ministros, se encuentran en sus puestos más compenetrados que nunca para dar cima muy en breve a la magna obra del total aplastamiento de la criminal sublevación provocada por el fascismo, ¡viva la oratoria!, ¡nada me extrañaría que más de dos estuvieran ya en Francia con un baúl repleto de duros! Doña Jesusa llama tímidamente al timbre de Ayala 132, chalet, la verja del jardín está pintada de verde oscuro casi negro, por detrás tiene una chapa metálica del mismo color que le llega hasta arriba, es todo muy discreto y casi misterioso, doña Jesusa tiene que llamar otra vez porque no le abre nadie, al cabo de un rato sale una criada vieja, a lo mejor no es tan vieja como parece, con los ojos pintados, la pelambrera revuelta y todo el aire de acabar de levantarse de la cama, seguramente es una puta jubilada que no supo ahorrar, ¿está doña Sacramento?, está descansando, ¿qué desea?, hablar con ella, ¿no puede darme a mí el recado?, no, es un asunto muy personal, ¿se trata de alguna señorita?, no, se trata de su hija Virtudes, a la criada se le ilumina el semblante, ¿parió ya?, sí, bueno, no, prefiero explicárselo a doña Sacramento, pase, pase, a doña Jesusa le franquean la entrada, el jardín tiene un aire decadente que le da cierto encanto remoto y casi pecador, seis pasos, cuatro escalones y el vestíbulo con muebles tapizados de moaré granate y vidrios plomados en las ventanas, ¡Sacra!, ¡qué quieres!, ¡qué salgas que hay aquí una señora que quiere verte!, del fondo de la casa llega la voz de doña Sacramento, ¿quién coño es a estas horas?, la criada también responde a voces, ¡una señora que te trae noticias de la Virtudes!, ¡que pase!, doña Sacramento recibe a doña Jesusa en la cama, perdone usted pero aquí el trabajo termina muy tarde, ya sabe, y claro pues una aprovecha la mañana para dormir, sí ya me hago cargo, por mí no se preocupe, doña Sacramento se incorpora un poco y enciende un pitillo, ¿quiere fumar?, gracias, no gasto, doña Jesusa se sienta en una banqueta muy coquetona, doña Sacramento sonríe como queriendo hacerse simpática, vamos a ver, ¿niño o niña?, doña Jesusa carraspea un poco y traga saliva, bueno verá usted, niña, ¡qué alegría!, no…, usted perdone, la criatura nació muerta, ¡vaya por Dios!, sí, fue una verdadera lástima, ¿y la Virtudes?, pues ya puede usted imaginarse, la pobre está muy afectada, me mandó que la viniera a buscar, doña Sacramento se levanta y se pone una bata acolchada muy elegante color azul eléctrico, ¡pobre hija!, en fin, ¡vamos allá!, doña Sacramento se viste muy de prisa y mete en el bolso el dinero que guardaba en la mesa de noche, ¿y mi yerno?, doña Jesusa habla sin mirar a doña Sacramento, a su yerno lo mataron anoche cuando iba a buscar a la comadrona, salió a la calle en pijama y corriendo como un loco y lo tomaron por fascista, la Virtudes todavía no lo sabe, doña Sacramento se pone algo pálida, al salir le dice a la criada, no sé cuándo volveré, si a las siete no estoy aquí cierras la puerta, ¿te enteras?, no abras ni a Dios, ¡que se vayan a joder con su madre!, ¡lo primero es lo primero!, descuida Sacra. Paquito es un mierda y de los mierdas, claro es, se olvida todo el mundo, cuando se muera mi padre ya sabré corresponder, don Leoncio Romero suele invitarle a un polvo de cuando en cuando, entonces a Paquito se le alumbra el semblante y hasta se pone guapo, gracias don Leoncio, Dios se lo pague, ya sabré corresponder, ya lo verá, cuando se muera mi padre ya sabré corresponder, ayer por la tarde, en vez de irse a leer novelas policíacas a la fuente de las Cuatro Estaciones, Paquito se metió en el cuartel de la Montaña, Paquito ya no podrá volver a decir jamás cuando se muera mi padre ya sabré corresponder, Paquito murió antes que su padre, es igual morir un minuto antes que treinta años antes, lo malo es morir antes, ¿tú sabes que los carneros van siempre a donde hay yerba verde? A Toisha no le gusta tu sueño, te juro que no tiene nada de malo, tú le sacudías zurriagazos a un señor, eso es todo, sí, pero estaba desnuda, ¿qué culpa tengo yo de que estuvieses desnuda?, ¿quieres decirme?, por el chocho te salía otro señor con levita y chistera que echaba discursos, éste era un señor muy pequeñito, a Toisha no le hace maldita la gracia, tú estás un poco imprudente contándole tu sueño, ¿sabes que eres muy graciosito?, ¡pero mujer!, Toisha te mira casi con odio y pone ronca la voz, ¿por qué no sueñas que sale por el coño de tu madre, rico?, Dámaso Rioja le da la razón a Toisha, estuviste imprudente contándole tu sueño, las mujeres ya sabes cómo son, hay cosas que no les gustan, sí ya me doy cuenta, lo malo ahora esa ver cómo lo arreglo, espera a mañana, a lo mejor mañana ya se ha calmado, la ventaja que tienen las mujeres es que no son rencorosas, ¿que no son rencorosas?, ¡son más rencorosas que gatos!, no hombre no, a las mujeres lo que hay que hacer es atenderlas un poco y dejarlas ir a su aire, hazme caso, tu tío jerónimo sostiene la teoría de que los únicos que no tienen nada que perder son los muertos, la gente dice ése es un muerto de hambre que no tiene nada que perder, por eso quiere la revolución por si le toca algo en el reparto, tu tío jerónimo responde, no, eso no es así sino al revés, exactamente al revés, todos los hombres pueden perder la libertad y la vida, puede ser que la muerte sea menos terrible que la vida pero el hombre prefiere la vida, más vale malo conocido que bueno por conocer, entre la libertad y la reja de la cárcel el hombre tiene menos dudas, la gente no hace caso ni de la libertad ni de la vida ajena porque está cegada defendiendo la riqueza y los honores propios, ¡vanidad de vanidades!, los únicos que no tienen nada que perder son los muertos porque ya lo han perdido todo, un hombre vivo por pobre que parezca es siempre rico mientras puede defender la libertad y la vida, también hay otras riquezas de menor monta, la salud, la juventud, pero las importantes son la libertad y la vida, la gente se equivoca cuando dice ése es un muerto de hambre que no tiene nada que perder, por eso quiere la revolución por si le toca algo en el reparto, no, eso no es así, Cándido Modrego no es ningún muerto de hambre, ya no quedan muertos de hambre, se han muerto todos, Cándido va cada seis meses a los baños de Oriente y se restriega bien restregado con jabón medicinal, con jabón a base de eucaliptus, Cándido se sabe casi de memoria la vida de San Isidro labrador, patrono de Madrid, le sirve para poco pero se la sabe casi entera y de corrido, queden las lavativas de plomo ardiendo para los viciosos que Cándido es bien decente, ¡claro que hay que reformar la ortografía! don Olegario le da la razón y no por cumplido sino porque también lo cree, es mucho más lógico escribir ai un kaballo bejetal arapiento bestido de berde por el ijo i sus erederos que no como ahora se hace, a Dominica Morcillo le es igual, a ella lo que le gustan son las colillas de tabaco rubio, camel mejor que lucky, el camel es más aromático y de más alimento. En la fonda de doña Teresa tienen la radio en el comedor, los huéspedes oyen las noticias pero no comentan, el único que habla es don Roque, ¿quieren decirme por qué cogen ustedes miedo antes de tiempo?, nadie le responde y todos fingen no darse por aludidos, alguno sonríe pero sin entusiasmo, sonríe por compromiso, don Lucio Saavedra es funcionario del catastro en situación de jubilado, es viudo y su único hijo está en el Paraguay de misionero, don Lucio se siente muy solo y agradece que le hagan un poco de caso, va siempre muy pulcramente vestido y habla con fundamento y moderación, don Lucio come poco, molesta menos y paga con toda puntualidad y por adelantado, si me muero a primeros de mes eso sale usted ganando, le dice a doña Teresa, ¡ni piense usted en eso don Lucio, no gaste usted bromas con eso!, ¡está usted aún muy fuerte para pensar en esas cosas!, don Lucio tiene unas pequeñas rentas del pueblo, poco es pero mira menos da una piedra, don Lucio tiene hecho testamento a favor de doña Teresa pero no le ha dicho nada, prefiere que se lleve la sorpresa, a don Lucio le preparan comida especial, media loncha de jamón de York y un vaso de leche con galletas al mediodía y un huevo pasado por agua y otro vaso de leche pero sin galletas por la noche, a don Lucio le va bien comer de régimen, don Lucio se sienta solo en la mesita del balcón y de cuando en cuando mira para la calle, don Hilario come con don Avelino Folgueras viajante de comercio, don Hilario intenta venderle a don Avelino un motor de gas pobre de cincuenta caballos, pincha en hueso porque don Avelino es del oficio y se las sabe todas, don Avelino se lleva la servilleta a la boca cuando regüelda, es un detalle correcto que don Hilario es el primero en reconocer, Emilio Arroyo lleva diez años preparándose para el ingreso en la escuela de caminos, su compañero Virgilio Ricote es un neófito, no lleva más de seis, los dos opositores no disponen jamás de una puta perra y tienen que hacer mil enjuagues para fumar o para beberse una cerveza o tomar café, los padres le mandan a doña Teresa el importe de la pensión por giro postal para evitar sisas y filtraciones, aún quedan dos huéspedes más, don Demetrio Hoyo Marín y su señora doña Vicenta Mateos que están de paso en la capital, don Demetrio es odontólogo en La Unión, provincia de Murcia, vinieron a Madrid a la toma de hábito de una hermana de doña Vicenta que se ha ido monja, la hermana de doña Vicenta se llama Herminia y es toda una santa, los seis meses del postulantado los llevó con verdadera alegría, doña Teresa y don Roque comen juntos, al llegar al plátano o al dulce de membrillo don Roque hace una seña a la Paulina y ésta trae una botella de sidra para cada mesa, don Roque se levanta y adopta un ademán tribunicio, Teresa y yo tenemos algo que comunicarles…, en el depósito Agustín arregla los papeles de la Engracia, Engracia Martínez Sobrino, de veinticuatro años de edad, natural de Madrid…, Teresa y yo queremos hacerles a ustedes partícipes de nuestra felicidad…, el señor Ramón acaba de salir de la cárcel y llora ante el cadáver de la hija, Agustín, mande señor Ramón, ¿por qué no te la llevaste a casa aunque fuera a patadas?, porque no pude señor Ramón, no crea usted, la Engracia ni me escuchaba, estaba como poseída, el señor Ramón es bajo de estatura en el depósito parece aún más pequeño…, Teresa y yo somos libres…, ¿es usted el marido o el hermano?, no, pero puede firmar el padre, firme usted aquí señor Ramón, sí hijo…, Teresa y yo pensamos unirnos en vínculo indisoluble…, ya en la calle el señor Ramón se apoya en el brazo de Agustín, ¿a dónde tenemos que ir ahora?…, ¡qué callado se lo tenían ustedes!, no, no crean, fue algo súbito, algo repentino lo que se llama un verdadero flechazo, comprendan ustedes que ni Teresa ni yo tenemos edad para andarnos con disimulos…, el señor Ramón se queda mirando para Agustín, ¿por qué no la hiciste un hijo?, Agustín no sabe lo que contestar…, ¡vaya, vaya con los tortolitos! ¡que sea por muchos años y que todos lo veamos!, Emilio Arroyo da un ¡vivan los novios! que todos corean…, Agustín mete al señor Ramón en la lechería del pasaje Doré, coma algo, un vaso de leche y un bollo, tiene usted que comer algo…, las dos criadas se suman respetuosamente al jolgorio y besan a doña Teresa, a lo mejor por dentro están menos contentas pero no se les nota, es un momento muy feliz el de la sobremesa del almuerzo en la fonda de doña Teresa el día 20 de julio, San Jerónimo Emiliano…, el señor Ramón jamás en su vida había pasado tanto dolor junto y tanta congoja, ni en Tizzi-Azza cuando lo de los moros, ni en el tifus, ni en la cárcel, ni nunca…, doña Teresa no puede contener las lágrimas, ¡café para todos!, Paulina, haga usted del bueno, ¡y coñac o anís para los que quieran!, Javiera, abra usted una botella de cada clase, a lo mejor la señora prefiere Marie Brizard, a doña Vicenta le gusta todo, no, no, por mí no se molesten, yo tomo cualquier cosa…, el señor Ramón llora ya más despacio, se conoce que las lágrimas se le van acabando…, don Roque se levanta y reparte puros por las mesas, dos a cada uno, éste para ahora y éste para después, don Roque por respeto a las señoras baja la voz para decir ¡y a la radio que le den por culo!…, Agustín le alarga la petaca al señor Ramón, ¿hace un pito?, sí. El sol pega de plano sobre la plaza de Antón Martín, al bar Zaragoza le llaman el palacio de la sífilis, por algo será, Matiítas está tomando café ante uno de los ventanales que dan a la calle de León, que queda en sombra, el fusil lo tiene entre las piernas se conoce que para que no se lo roben, también le gusta tenerlo entre las piernas, con él está Aixa la mora del ombligo tatuado y el diente de oro y el diente muerto, Aixa fuma cigarrillos ingleses que le regala Ibarra, ¿quieres uno?, venga, lo de una mosca que se ahoga en el poso de café, tiene poca importancia, se mueve como si la estuvieran jodiendo y después se ahoga, Matiítas está triste, parece como si tuviera una gran preocupación, ¿estás preocupado?, no, me encuentro mal, no sé lo que me pasa, ¿has tenido algún disgusto?, no, ninguno, lo que tengo es miedo, ¿miedo de qué?, ¡qué sé yo!, miedo, no sabría decirte, Matiítas da dos palmadas, te invito a una copa de coñac, gracias, cuando viene el camarero le dice trae dos copas de coñac, ¿vas a pagar en pesetas?, claro, ¿qué quieres, que pague en libras esterlinas?, no, lo que no quiero es que me pagues en vales, en este establecimiento no se admiten vales, Aixa se bebe su coñac de un trago, Matiítas no, Matiítas se lo bebe poco a poco así se saborea mejor, bueno según, eso va en gustos, Aixa tiene las piernas abiertas para que le dé un poco el aire, ¿estás cachonda?, no, ¡qué coño voy a estar cachonda!, me parece que me voy a ir a mi casa, lo que estoy es aburrida, a estas horas lo mejor es dormir la siesta, ¿tú qué vas a hacer?, no sé, a lo mejor me voy también a mi casa, me encuentro como medio mal, ya te digo, ¿me llevas?, bueno, Matiítas vive en la costanilla de los Trinitarios esquina a la calle de las Huertas, en un desván donde se pasa frío y calor, cuando en la calle hace frío, en el desván de Matiítas se pasa más frío que en la calle, cuando en la calle hace calor el desván de Matiítas parece el horno de una tahona, Matiítas no es maricón cuidadoso sino abdicado y su desván lo tiene todo sucio y revuelto, con cuatro bacines colgados cada uno de su clavo, un maniquí de fieltro al que se va comiendo la polilla, una cómoda para guardar la ropa, la Virgen de los Desamparados en un fanal encima de la cómoda, dos floreros con flores de trapo cagadas por las moscas, un baúl de lata, una foto de boda de su madre, varias fotos de atletas y boxeadores (Jack Dempsey, Jack Sharkey, Max Baer, Paulino Uzcudun, Max Schmelling, Jimmy Braddock, Alf Brown), un aparato de radio marca Royam con alguna lámpara fundida, dos o tres pares de zapatos de mujer todos de tacón alto, una litografía del descubrimiento de América, una mesa de comedor pequeña, tres sillas una mecedora, la cama y algunos vasos y platos, también hay botellitas vacías y periódicos atrasados, Matiítas llega a su casa y se deja caer sobre la cama, quizá venga cansado de tanta escalera, Aixa se desnuda y se sienta en la mecedora, está gorda y tiene las tetas grandes y caídas, a Matiítas no le impresiona mayormente pero Aixa tampoco se queda en cueros para impresionarle sino porque tiene calor, Aixa descuelga una bacinilla y mea como una mula ruidosa y espatarrada, me venía meando por encima, ya lo veo, Matiítas se queda mirando para su fusil, ¡qué buen consolador!, no es grueso pero sí muy duro, parece un consolador de castigo, ¿por qué no te lo metes por el culo?, ¡qué bestia eres Aixa!, ¡tú quieres verme con el culo roto!, Paca y el señor Fidel merodean por el cuartel de la Montaña, es muy emocionante ver los muertos y ver todo destrozado alrededor, ¿te hubiera gustado estar aquí?, no señor a mí no, ¿y a usted?, ¡quita allá hija!, a mí tampoco, entre estos muertos habrá seguramente algún soldado que fue cliente de Paca cualquier noche por los desmontes de la estación del Niño Jesús, ¿conoces a alguno?, no señor, los milicianos montan guardia y no permiten que se toque a los muertos, a parte de los muertos los han llevado ya al depósito, otros esperan turno, el depósito está hasta los topes, está lleno a rebosar, Paca y el señor Fidel cuando se aburren siguen su paseo, ¡hay que ver la que puede organizarse en pocas horas!, ya, ya…, sobre la Casa de Campo vuelan dos aeroplanos, se conoce que son los de Cuatro Vientos que están de vigilancia, Paca y el señor Fidel bajan por la cuesta de San Vicente hasta el paseo de la Virgen del Puerto, el Manzanares no lleva casi agua parece el Abroñigal, bajo el puente del Rey se chapuzan diez o doce golfos en porreta, desde la margen contraria miran unas niñas de trece años que tienen la cabeza llena de malos pensamientos. Aixa se despierta sobresaltada, se había quedado dormida en la mecedora pero se despierta sobresaltada al oír el disparo, sonó como si lo taparan con agua o con una almohada, Matiítas está desnudo sobre la cama y muriéndose, tiene la boca del fusil metida en el culo, se conoce que accionó el gatillo con el pie, la bala le salió por la barriga, echa sangre por la barriga y por el culo y del sexo le cuelga un triste moco de semen, Matiítas mira para Aixa, sonríe y deja caer la cabeza pesadamente como si fuera de plomo, Matiitas ha muerto, no dice ni una sola palabra, se lirtlita a sonreír casi con gratitud, Aixa cierra los ojos a Matiítas, ¡hay que ser maricón para matarse de un tiro en el culo!, se viste, ¡joder, cuando se entere la policía!, y se va, ella no tiene por qué verse envuelta en líos que no le importan, que ni le van ni le vienen, Aixa vuelve al bar Zaragoza, le da miedo meterse en su casa con tanto calor, don Esteban el tío ciego de Guillermo Zabalegui jamás hubiera creído que Matiítas se llegase a matar de un tiro en el culo, hay que ser demasiado maricón, ¡tiene gracia la cosa!, esto de hacer coincidir el orgasmo y la muerte es propio de poetas, a lo mejor quiso purgar su pecado, eso no es una purga sino una lavativa, exactamente todo lo contrario, a ti te desazona lo que dice don Esteban, es un ciego muy indeseable y cínico, muy avaro y cruel, ¿y maniqueo?, sí también maniqueo, tú nunca has creído demasiado en autopurgas ni en autolavativas, se conoce que no tienes tendencia a la confesión ni al suicidio, claro que eso nadie lo puede decir hasta que se muere de cáncer o en un vuelco de automóvil y después se va al infierno por no haber recibido los santos sacramentos, al rey Cirilo de Inglaterra le pusieron una lavativa de plomo sus capitanes, él hubiera preferido seguir viviendo y gozando, en el bar Zaragoza Aixa se encuentra con Petra Soto una de las propietarias de la cooperativa de Reina 23, ¿qué es de tu vida?, pues lo de siempre, poca cosa, ahora con el calor se trabaja menos. Don Joaquín tiene echado el cierre de su tienda, la calle no está como para que a sus clientes se les antoje una consola o una cornucopia, don Lucio llama por la puertecilla de escape del portal, estoy que no sé a qué carta quedarme amigo del Burgo, así estamos todos señor Saavedra, a mí me da la sensación de que todos los españoles nos hemos vuelto majaretas de repente, España se ha quedado sin gobierno y marcha a tientas, lo peor es que a tientas no se marcha más que hacia la catástrofe, al final está la catástrofe ya lo verá usted, sí me temo que tenga usted razón, aquí marchamos todos a tientas y repartiendo palos de ciego, ¿digo palos?, tiros y cañonazos de ciego, a más de uno lo van a pillar, en medio y lo van a descalabrar, en estas circunstancias nadie puede sentirse seguro ni protegido, yo ya soy viejo y ya poco me queda por ver amigo del Burgo pero me da pena ver tanto joven enloquecido y hasta con la existencia amenazada, en fin…, el chamarilero respeta mucho a don Lucio, ¿hace un cafelito?, gracias prefiero no tomar nada, a mi edad cuanto menos haga trabajar al estómago mejor, como guste, don Lucio permanece unos momentos callado, ¿sabe usted que tenemos novedad en la pensión?, no sé nada, ¿qué ocurre?, pues que se nos casa doña Teresa, ¡hombre, tengo que darle la enhorabuena!, ¿y con quién?, con el señor Barcia, ¡coño, ya era hora de que sentara cabeza ese camaleón!, y la cosa vamos, ¿es ya oficial?, ¡y tan oficial!, acaban de comunicárnoslo a la hora del almuerzo, ¡vaya, vaya!, bueno pues me alegro mucho, doña Teresa está todavía de muy buen ver y es toda una señora, una verdadera señora, doña Teresa bien se merece que la atiendan, ahora lo que hace falta es que el señor Barcia la respete, el señor Barcia es buena persona no lo dudo, pero un poco pellejo, no haga usted caso de habladurías amigo del Burgo, el señor Barcia no es ni mejor ni peor que usted o que yo, ¿que el señor Barcia tenía algún devaneo?, debemos disculparlo, el señor Barcia no estaba obligado a guardar fidelidad a nadie, otra cosa será de ahora en adelante, don Joaquín lleva ya rato pensando en Paquita, bueno Margot, la madre de sus hijos que se metió a puta porque ninguno de los dos, ni él ni ella, supo hablar a tiempo ni llamar a las cosas por su nombre, usted me dispensará un instante señor Saavedra tengo que dar un recado por teléfono, por mí no se preocupe, haga cuenta de que ni estoy aquí atienda usted a sus cosas, don Joaquín marca un número y habla en voz baja tapando un poco el auricular con la otra mano, ¿está Margot?, ¿qué?, ¿no es Villa Milagros?, sí aquí es, ¿está Margot?, quisiera hablar con ella, ¿de parte de quién?, de un amigo, espere que vea, don Joaquín mira para don Lucio que está muy entretenido hojeando unas revistas atrasadas, oiga, qué, la Margot está ocupada, llame más tarde, bueno, llamaré más tarde, o no, mejor que me llame ella, ¿querrá usted decirle que llame a su amigo don Joaquín?, con mucho gusto. Don Fausto es muy hombre y a Matiítas le da cada paliza que lo desloma, a veces le pega hasta con el cinturón, don Fausto va a visitar a doña Soledad, ¡caramba, don Fausto, cuánto bueno por aquí!, ¿espera usted al Matías?, no, venía a preguntarle por él, ¿sabe usted algo de él?, la tienda está cerrada, pues no señor no sé nada, ¡vaya por Dios!, ¿sabe usted dónde vive?, pues no tampoco lo sé, yo creo que vive hacia Antón Martín pero no sé más, doña Soledad sonríe con aire cómplice, ¿quería usted acariciarle un poco?, si no lo encuentra le puedo traer a usted un chico muy fino que me dejó el teléfono, don Fausto tiene cara de mala uva, no, no es eso, lo que yo quiero es matarlo a patadas en el culo por maricón y por chivato, ¡Jesús!, sí señora, como usted lo oye, por maricón y por chivato, el Matías es un desagradecido y un golfo, ¡ya verá usted cuando me lo encuentre!, ¡a ese desaprensivo hay que sentarle las costuras!, en la habitación del fondo, la Solita y la Conchita las dos hijas tontas y preñadas de doña Soledad juegan al parchís, el Rogelio Roquero todavía no vino con su cántara de leche y su confianzudo pisar de garañón de pueblo, si el Rogelio se dejase a don Fausto aún podría volverle a sonreír la existencia, lo malo es que al Rogelio no puede írsele con ciertas embajadas, el Rogelio es mozo de ideas fijas, sus puntos de vista sobre el amor son muy rígidos y poco flexibles, Herodoto fue el primero que nos legó noticia literaria sobre unos hombres de pequeña talla que viven en el centro de África, los pigmeos, ¿y qué tiene que ver eso con que don Fausto esté tan cabreado?, nada, absolutamente nada, tampoco nadie lo dice, cada cosa va por su lado y los hay que se cabrean pero también los hay que no se cabrean, por ejemplo, están vacantes las plazas de veterinario de Aldea del Rey Nuño, Zorita del Maestrazgo, Bercimuel y Fresno de Cantespino, bueno, pues vaya usted a decírselo a don Fausto, ya verá como lo recibe, don Fausto es muy hombre, a Matiítas lo deja, lo dejaba sangrando a fuerza de sacudirle zurriagazos con el cinturón, si lo encuentra ahora igual sigue un poco más y lo mata por chivato y por maricón, aquí debe haber un mal entendido, ¿de qué puede haberse chivado el Matiítas?, aquí hay un mal entendido téngalo por seguro, ¿por qué no cesan los tiros?, ¿a qué ese correr la pólvora acaloradamente, distraídamente?, ¿cuándo va a hacerse el relativo y cauteloso silencio, el habitual rumor de la ciudad tejido de ilusiones y decepciones, voces, ayes, frases de amor, súplicas e insultos?, al grito de la partida lo disfraza el llanto del recién nacido, al jadear del moribundo lo arropa la lánguida dejadez del dichoso, hay mujeres que toman cocaína y hombres que se desesperan al no encontrar bicarbonato, Áixa la mora no ha visto nada, se morirá con su secreto, tampoco oyó sino un tiro, un solo tiro, en Madrid se oyen muchos tiros, nadie es capaz de distinguir un tiro de otro, un pianista sí pero quienes andan por la calle a la hora de dormir la siesta o quienes duermen la siesta no son pianistas, no tienen oído de pianista, Matiítas es un esteta, era un esteta cabalgado por la muerte, Matiítas muere, murió de miles de latigazos y al final un tiro de fusil, Matiítas no es un amador, no era un amador sino un objeto amado y zaherido, Matiítas tiene el rostro en el culo, tenía el rostro en el culo y se mató aprovechando el momento del calor justo, hace mucho calor, Aixa está desnuda sentada en la mecedora y Matiítas le da aliento a la boca del fusil, se la pone en la axila y al sol para quitarle el frío, Aixa se duerme como un chacal del desierto, Aixa es un chacal del desierto y Matiítas se soba sus derrotas casi con nostalgia, Matiítas es un esteta, no un buen amador sino un esteta, cada cual es como Dios lo hizo, el buen amador no es nunca un esteta, todo le sirve, a Matiítas no le sirve, no le servía casi nada, don Fausto le da gusto, le daba gusto a correazos y Matiítas en su desván y aprovechando que hace mucho calor se muere también a gusto y sonriendo como un bendito, es lástima que Aixa esté dormida. Antonio Arévalo llama al timbre de la puerta en la pensión de doña Teresa, le abre la Paulina, ¿el señor Barcia?, ¿de parte de quién?, de un amigo, dígale que es urgente, espere un momento, don Roque sale a ver quién es, ¿pero tú?, sí, ¿puedo hablar con usted un momento?, sí no faltaría más, ven conmigo, don Roque pasa a Arévalo al gabinete de doña Teresa, os voy a presentar, mi amigo Antonio Arévalo, futuro diputado agrario, mi prometida, ¡caramba, no sabía nada!, pues ya lo sabes, que sea enhorabuena, muchas gracias, date por invitado a la boda, don Roque ofrece un asiento a su visitante, tú dirás, bueno se trata de algo reservado, preferiría hablar con usted a solas, habla con entera confianza, yo no tengo secretos para Teresa, bueno como usted guste, han asaltado el local de Jorge Juan y se han llevado los ficheros, creí que debía decírselo a usted, muchas gracias, eso no tiene importancia, ya los reconstruiremos, no, no es eso, es que piensan matarnos a todos por lista, ¡no seas exagerado, Antonio!, no señor, no soy exagerado, estoy seguro de que lo harán, ¿cómo lo sabes?, no lo sé de ninguna manera pero estoy seguro, ¡vaya si estoy seguro!, lo que vengo a decirle es que se esconda usted antes de que lo encuentren, ¿yo?, ¡no hijo!, yo no soy ni Calvo Sotelo ni Gil Robles, yo no soy más que un modesto diputado al que no conoce nadie, esto de ser diputado me da inmunidad parlamentaria y además, ¿de qué voy a huir si no tengo nada que ocultar?, mantengamos la calma Antonio, la solución de todo tiene que estar al caer, a estas horas a lo mejor Mola ya cruzó la sierra, escondernos sería tanto como admitir la culpabilidad de algo que no hemos hecho, ¿qué hemos hecho nosotros?, no, yo no me escondo, yo no soy ningún delincuente, yo tengo mis ideas pero no soy ningún delincuente. Margot, cuando se desocupa, habla por teléfono con don Joaquín, Joaquín, soy yo, Margot, ¿me llamaste?, sí, oye Paquita, quería hablarte, ¿puedes venir por la tienda? estaré con el cierre echado, llama por el portal, a Margot le extraña que el marido le diga Paquita, hace ya años que el marido jamás le dice Paquita, sí, ahora voy, el tiempo que tarde en llegar, es ya de noche y el paqueo comienza a oírse por los tejados, a las mujeres no suelen pedirles la documentación, el sereno se extraña de que Margot salga a estas horas, ¿a dónde vas a estas horas con la que está cayendo?, ¡pues ya ves!, por Madrid cruzan algunos automóviles provistos de una ametralladora en la parte delantera y otra en la trasera que hacen fuego sobre los grupos de milicias con el exclusivo objeto de sembrar el terror, lo dice Unión Radio, suelen ir ocupados por cuatro personas y con frecuencia recurren al artificio del cambio de matrícula, uno tipo balilla fue detenido en la glorieta de Bilbao por unos milicianos que se enfrentaron valerosamente con él, en su interior iban cuatro fascistas vestidos de mujer y armados de pistolas parabellum, tres resultaron muertos y uno pudo darse a la huida aunque se supone que va herido, Margot no se encuentra con ninguno de estos coches en su camino, algún transeúnte la piropea sin faltar y en el metro le tocan un poco el culo tampoco demasiado, eso es todo, don Joaquín disimula pero se le nota que tiene miedo, lleva los lentes puestos y las patillas y el bigote parecen como menos descarados que de costumbre, ¡creí que no venías!, el tiempo que tardé en llegar, no me paré en ninguna parte, don Joaquín besa a la mujer, mira vamos al grano, yo me voy de Madrid, me voy con los nenes, ¿a dónde?, no lo sé pero me voy de Madrid, a Valencia a lo mejor o a Alicante, estaré hasta que termine todo esto, tú piensas que soy un cabrón pero no es verdad, contigo no me porté bien pero tú tampoco, ninguno de los dos nos portamos bien, yo no me porto bien con nadie, bueno con casi nadie, a veces quiero pero después no me porto bien, yo no soy un cabrón, daría cualquier cosa por no ser un cabrón con nadie y menos contigo, además aunque no lo creas has de saber que todavía te quiero, ¿a mí?, sí a ti, podemos cenar en casa Rufino, ahí en Echegaray, después te quedas a dormir en casa, bueno si no tienes que volver a Villa Milagros, los nenes se alegrarán cuando te vean, ya lo verás, si te vienes con nosotros te llevo, déjame pensarlo, durante la cena Margot está triste, al terminar se queda mirando para el marido, no voy, te lo agradezco mucho pero no voy, tengo que hacer en Villa Milagros, las putas también tenemos nuestras obligaciones, Margot es gordita, rubia teñida y muy cariñosa, sobre el cuello lleva siempre un pañuelito de crespón para taparse la vieja cicatriz.