—Yo sería muy desgraciada si estuviera en el cielo, Nelly.
—Porque no es usted digna de ir a él —contesté—. Todos los pecadores serían muy desgraciados en el cielo.
—No es por eso. Una vez soñé que estaba en el cielo.
Se echó a reír y me obligó a permanecer sentada.
—Pues soñé —dijo— que estaba en el cielo, que comprendía y notaba que aquello no era mi casa, que se me partía el corazón de tanto llorar por volver a la tierra, y que, al fin, los ángeles se enfadaron tanto, que me echaron fuera. Fui a caer en medio de la maleza, en lo más alto de Cumbres Borrascosas, y me desperté llorando de alegría…
EMILY BRONTË