Voces 11

Declaró que las voces le habían ordenado que sacrificase a su hija, prometiendo que en el último instante la sustituirían por un ciervo, pero su mujer no le creyó. La niña yacía muerta sobre el altar, el viento soplaba favorable, el padre agitaba las manos ensangrentadas, y las voces, ahítas del banquete continuaron jugando al ajedrez.