Los cuentos 7
La princesa dormía envuelta en perlado rocío, en el corazón del castillo encantado. Se acercó a ella, se arrodilló a su lado y besó suavemente sus labios. Ella no se movió. Volvió a besarla. Dejó el castillo y continuó cuidando sus cerdos. Hacía cincuenta y dos años que trataba de despertarla, y sabía que algún día lo conseguiría.