Los cuentos 4

Comió el corazón que le trajeron, tal y como ordenaba la tradición, pero esa noche no pudo dormir. Inquieta, ordenó llamar al cazador, que le aseguró que el corazón era de la princesa, y como prueba demostró también su cabeza. La reina sonrió, apaciguada. Odiaba la carne de ciervo.