Ángeles 4
El ordenador parpadeaba sin cesar. Llevaba días estropeado. El mensaje de socorro no había recibido respuesta. Ellos volaban a su alrededor pero no podían hacer nada. La nave se perdía en el espacio, un punto de luz atraído por el sol, hasta que se fundió como una gota de plomo al calor, y el silencio reinó en el vacío.