18
—¡Ahhhhhh! Allá vamos S… ciudadano comandante. Tenemos clientes.
El ciudadano comandante Caslet se rió y se acercó a la sección táctica, con la esperanza —aunque no era mucha— de que el ciudadano comisario Jourdain no hubiera escuchado las palabras de Shannon. La NAP Vaubon, a diferencia de la mayoría de las naves de AP había sobrevivido él último año de purgas con su tripulación intacta, y ello protegía al crucero ligero contra la cruda realidad de la República. Caslet les había recordado una y otra vez que el Comité de Seguridad Pública y sus subordinados pregonaban muy seriamente el igualitarismo, pero algunos de ellos, especialmente a la ciudadana teniente Shannon Foraker le costaba mucho recordarlo. Shannon no se metía en problemas si pensaba antes de hablar, pero en realidad era un vivo ejemplo de lo que solía llamarse una «fanática de la tecnología». Era la mejor de su categoría, pero su manera de actuar dejaba mucho que desear. Cuando la situación táctica se tornaba complicada —o simplemente cuando se entregaba de lleno a una misión— se olvidaba por completo de sus modales sin apenas darse cuenta.
Pero al menos Jourdain era un ciudadano comisario muy comprensible, y Caslet le había explicado (con mucho esfuerzo) el motivo por el cual Foraker era especialmente importante para él. La habilidad de Shannon para extrapolar información parecía cosa de magia, además era una de las pocas oficiales de tácticas havenita que era inmune a la opinión colectiva de inferioridad tecnológica de la AP. Sabía que no contaba con los mismos recursos que los mantis, pero se lo tomaba como un desafío, no como un motivo para rendirse. Caslet esperaba que Jourdain comprendiera lo importante que era su actitud para que pasara por alto el vocabulario revolucionario que Shannon utilizaba en ocasiones.
Trató de pensar en otra cosa y asomó la cabeza sobre su hombro para echarle un vistazo al visualizador. Shannon estaba ya conectando todos sus ordenadores para mejorar la información de los sensores pasivos, y el capitán del Vaubon fruncía el ceño mientras las luces comenzaban a aparecer sobre la pantalla.
—¿Cómo lo ves, Shannon?
—Bueno, Skipper, es un poco pronto —comenzó a teclear con aires de mando—. Si estuviéramos más cerca —refunfuñó ella—. Esta mierda de sensores no detecta ni a los pájaros, señor.
—¡Ciudadana comandante, Shannon! —susurró Caslet, tratando de suspirar en silencio mientras la oficial de tácticas le guiñaba un ojo. Decidió olvidarse de la advertencia, tenía cosas más importantes de las que preocuparse y Caslet le lanzó una mirada de disculpa a Jourdain, Al comisario no le había hecho gracia, pero se paseaba por el puente para examinar las lecturas medioambientales. Aquello parecía colocarle lo suficientemente lejos para pretender que no había escuchado nada, y Caslet en el fondo estaba muy agradecido de su reacción. Después se giró de nuevo hacia Foraker.
La oficial de tácticas estaba hablando sola mientras pulsaba con sus dedos el teclado con una maestría absoluta. Caslet esperaba pacientemente que ella se acordara de informar al resto del universo. Desafortunadamente, estaba demasiado ensimismada con los juguetitos que la Armada Popular le había proporcionado. Él se aclaró la garganta.
—¡Dime algo, Shannon! —dijo él impaciente y consiguió llamar su atención. Ella le miró por un momento y luego sonrió.
—Perdona, Skip. ¿Qué es lo que has dicho?
—He dicho que me comentes cómo vamos —Caslet hablaba con la paciencia con que un padre habla a su hijo, y Foraker enrojeció.
—Ah, sí, s… ciudadano comandante. El problema es que no estoy muy segura de saberlo. ¿Es posible que nos podamos acercar un poco más? —preguntó ella en un tono persuasivo.
—No es posible —respondió Caslet duramente. Shannon sabía el carácter de sus órdenes y sabía también que no debía preguntar. Ese era el motivo por el cual no añadió que él también deseaba estar más cerca. Desafortunadamente, sus instrucciones eran claras: el Vaubon debía permanecer de incógnito, lo cual significaba que no debían encender motores para evitar ser vistos por los mantis.
Según el ciudadano comandante Warner Caslet, esta restricción era ridícula. El Vaubon estaba a cien mil klicks del hiperlímite de Casca; podrían acercarse un poco más para identificar sus objetivos, después podrían desvanecerse en el hiperlímite sin que nadie se enterara, y no podía entender por qué él no lo veía así. Los mantis no se iban a sorprender al ver a una patrulla de republicanos vigilando el sistema. No moverían un dedo a no ser que pensaran que Haven podría estar interesado en Casca. La confirmación de que la Armada Popular estaba sobre ellos tan solo alimentaría esta idea, lo cual, tal como él había entendido, era el propósito de la operación Caballo de Acecho.
Órdenes, pensaba él. Algo falla en el cerebro cuando uno se convierte en oficial de mando.
—Bueno, todo lo que le pueda decir desde tan lejos es solo una suposición, Skipper —le advirtió Shannon.
—Pues comienza a suponer.
—Sí, señor. —El oficial de tácticas pulsó una tecla y dos de los trece códigos se señalaron en blanco en su visualizador—. Parece que están mejor preparados de lo que pensábamos —dijo ella— porque estoy recibiendo señales mantis por todos los lados. Parece que han hecho un buen trabajo al remplazar sus sensores activos, pero estoy recibiendo señales de un Alfa-Romeo-Siete-Baker desde estos dos, Skip.
—¿Ah, sí? —murmuró Caslet y Foraker asintió con cara de felicidad. El AR-7(b) era un radar estándar de los acorazados y superacorazados de la AP. No era tan efectivo como el equivalente de los mantis (al fin y al cabo, ningún equipo Republicano lo era), pero esto se debía a que las mejoras que habían introducido los mantis les permitían llegar más lejos con los datos recopilados. El AR-7 era tan poderoso como su equivalente manticoriano y, al fin y al cabo, era un buen aparato, así que tenía sentido que los graysonianos lo conservaran si se había mantenido intacto.
—Sí —respondió Foraker animada, pero su risa desapareció—. El problema es, Skip, que solo estoy segura de dos. Estoy intentado generar una correlación entre la fuerza de sus impulsores y su aceleración, pero sabemos que los mantis están mejorando su posición gracias al nuevo compensador de inercia. Aún no sabemos cómo mejorará su eficacia y con lo despacio que van estas naves, no tengo potencia suficiente para trabajar, aunque al menos podremos saber algo acerca de sus masas —ella se encogió de hombros—. Nuestros SA son más pequeños que los suyos. Si tuviera una idea…
Dejó de hablar al escuchar una alarma en su panel. Comenzó a teclear de nuevo sobre el ordenador y su rostro se iluminó con una sonrisa casi diabólica.
—¡Bueno! Mira por donde me han salido. —Pulsó otra tecla y otras tres luces más se activaron—. Lo que tenemos aquí siguen siendo suposiciones, Skipper, pero vamos a ver que puede ser. —Caslet asintió y la oficial de tácticas presionó sobre uno de los códigos que no se había encendido—. Lo que he hecho, señor, eh… quiero decir ciudadano comandante —suspiró mirando a Jourdain con una expresión de arrepentimiento e impaciencia y se encogió de hombros—. Lo que he intentado es conseguir la mejor lectura a este alcance de la fuerza de sus impulsores y correlacionarla con su aceleración. No nos ofrecerá información de la masa, pero puede indicarnos qué naves son mayores que otras, ¿no?
—Sí. —Caslet intentó no suspirar. Shannon no se daba cuenta de lo irritante que era el que le explicara conceptos que conocía de sobra. Además, su modo de lectura aseguraba que había atisbado algo que ellos no habían visto… o que simplemente se olvidaron de considerar.
—De acuerdo.
—Lo que te puedo asegurar, Skip, es que… —Tecleó de nuevo en el ordenador—. Es la nave más grande que mis sistemas son capaces de apreciar, lo cual significa que es un SA. —Caslet asintió de nuevo. Aquello era muy poco probable, pero podía ser cierto y sus ojos se empequeñecieron mientras Foraker tecleaba sobre el trío de luces que había señalado con borde blanco. Bien, estas tres de aquí tienen la misma masa, pero llevan la misma aceleración con tan solo coma-nueve-cinco de fuerza impulsora. Suponiendo que todos ellos cuentan con los nuevos compensadores, eso significa que son más pequemos que esta nave, pero no por mucho. Si este es un SA, significa que son mucho más grandes que todos los que he visto hasta ahora. De hecho, coinciden con las fuerzas de propulsoras de los otros dos que contienen nuestros radares.
—Los mantis tienen superacorazados más pequeños —dijo Caslet, y Foraker asintió.
—Si, pero sabemos cuántos tienen y de esto se han encargado bien. Mira, Inteligencia dice que tienen treinta y dos de los SA pequeños en Thetis y Lowell, pero en esta imagen aparecen otros cinco al sur de Grendelsbane. Esto deja a la Armada manti con dieciséis más, y diez de ellos deben estar en su base. Nada ha podido acercarse desde Mantícora tan deprisa, así que podemos olvidarnos de esos diez, suponiendo que Inteligencia no nos esté tomando el pelo de nuevo. Nos siguen faltando seis. Si estos cinco son más pequeños que este grandullón que tenemos aquí, entonces son cinco de los SA clase DuQuesne que los mantis cedieron a Grayson o parece que han enviado un ochenta por ciento de todas las naves mantis construidas hasta ahora. No sé qué probabilidades tiene esto de ser cierto, Skip, pero deben de ser bastante altas.
—Muy bien, Shannon —dijo Caslet con una sonrisa y le dio una palmadita en el hombro. Tenía razón, solo era una especulación. Pero no estaba mal, era un argumento inteligente y si las órdenes no le permitían acercarse para comprobarlo, eso era a lo único a lo que podía aspirar—. ¿Algo más?
—¿Quiere una galletita salada con tu cerveza, Skipper? No puedo hacer nada más desde aquí. —Foraker frunció el ceño y continuó tecleando en otro puesto de mando y después sonrió—. No, los motores están causando demasiadas interferencias. Puedo decirle que existen al menos cinco más del muro a un lado de la zona principal, pero no puedo decirle nada más. Y a esta velocidad, para cuando me acerque lo suficiente, ya los habremos perdido en el sistema interno.
—De acuerdo, Shannon. —Observó de nuevo su visualizador y se encogió de hombros—. Has hecho un buen trabajo.
—¿Hay alguna posibilidad de echarle un vistazo a lo que está ocurriendo al otro lado de su formación? —preguntó Foraker con esperanza.
—Me temo que no —Caslet suspiró resignado—. De Conde está allí, pero estamos demasiado esparcidos y… —sonrió de repente— y la táctica del ciudadano comandante Hewlett no es tan efectiva como la mía. —Foraker sonrió de nuevo y le dio una palmadita en el hombro antes de volverse y cruzar el puente hacia Jourdain.
—Bien, ¿ciudadano comandante? —dijo el comisario.
—Como le advertí, ciudadano comisario —dijo Caslet formalmente— estamos demasiado lejos para estar seguros. —Jourdain asintió con un gesto de impaciencia y Caslet se encogió de hombros—. A pesar de todo parece ser que la operación está funcionando. Acompáñeme. —Jourdain le siguió hasta la estación de navegación estelar y señaló su visualizador—. Como puede ver, se acercaron por la derecha de camino a la Estrella de Yeltsin. Además, el ciudadano teniente Foraker nos ha confirmado con seguridad que existen emisiones de nuestros sistemas de radar a bordo de dos de sus naves del muro, lo cual demuestra que son las naves que los mantis regalaron a los graysonianos.
—Tenemos pruebas que demuestran que al menos tres de sus naves son más pequeñas que la mayoría de los SA de Mantícora. De nuevo, esto demuestra que se trata de naves de la AP regalo de Mantícora, pero esta conclusión solo se basa en suposiciones. No hay manera de confirmar nuestra teoría estando tan lejos del enemigo, y sus órdenes nos lo prohíben.
Jourdain asintió y Caslet suspiró.
—Lo que más me preocupa, ciudadano almirante es que parece que hay demasiadas unidades.
—¿Demasiadas? —repitió Jourdain.
—Sí, señor. Hemos contado trece en el muro.
—Ahí —Jourdain observó el visualizador y se mordió el labio nervioso. Caslet estaba ilusionado al ver la intensidad de su mirada. Jourdain tenía un indiscutible ardor revolucionario, pero al mismo tiempo era un hombre inteligente que prestaba mucha atención a los informes y a la fiabilidad política de la tripulación del Vaubon.
—Exacto —dijo el ciudadano comandante, después de dejarle un tiempo al comisario para deliberar—. Si estos son los SA de Grayson, entonces han cogido refuerzos de camino.
—Puede haber muchas explicaciones para esto —dijo Jourdain—. Probablemente los mantis están haciendo uso de todo lo que tienen para responder ante los ataques en Minette y Candor. Puede que no sean más que un par de acorazados que se han apartado del convoy.
—No señor. Al menos uno de ellos es un SA.
—Pueden ser escoltas del convoy.
—Puede ser, ciudadano comisario, pero no es propio de los mantis el tener divisiones de superacorazados dando vueltas por ahí.
—Estoy de acuerdo. —Jourdain suspiró. Siguió observando el visualizador estelar durante un momento y se encogió de hombros— Bien, sean lo que sean, van camino de Yeltsin, como usted dice. Inteligencia dice que existe un sesenta por dentó de posibilidades de que los manticorianos hayan colocado sus once naves de regalo a punto tan deprisa. Los graysonianos son quizá un poco más lentos, así que es posible que estemos ante dos divisiones de SA mantis, no una, y es muy probable que hayan movido a medio escuadrón de forma independiente en vez de mover a toda una división.
Caslet asintió pensativo. No había considerado esa posibilidad, y tenía mucho sentido lo que decía.
—De todas maneras, si al menos cinco de ellos son naves de Grayson, es probable que hayan traído a Yeltsin todo lo que les sobra. —El ciudadano comisario sonaba como si estuviera intentando convencerse a sí mismo de aquello, Caslet lo presentía pero no dijo nada. Se produjo de nuevo un breve momento de silencio entre ellos, después Jourdain asintió de forma decidida.
—De acuerdo —dijo él—, si contamos con toda la información que podemos a esta distancia, imagino que es lo mejor que podemos hacer, ciudadano comandante. Provoquemos un encuentro.