A LA LUNA QUE SALE

Domburg, Agosto de 1828

Quieres abandonarme de repente.

Estabas tan cerca en este momento.

Masas de nubes te oscurecen,

de pronto ya no te contemplo.

Pero tú me ves atribulado,

si tal estrella mira tu cara.

Me muestras que soy amado,

aún si la amada es tan lejana.

¡Así que brilla brillante,

total esplendor en órbita pura!

Aunque mi corazón en dolor más rápido late,

la noche es feliz ventura.

1828

Domburg, Septiembre 1828

Al alba, valle, monte y jardín

se desprenden de velos de niebla

y con la esperanza más feliz

cálices de flores de color se llenan.

Cuando el éter que nubes depara

con el claro día disputa

y un viento del este echándolas

azul órbita solar dibuja.

Gracias das tú contemplando,

alma pura al grande, noble,

el sol que rúbeo llegando

pondrá de oro todo el horizonte.

1828