EL CUCO COMO EL RUISEÑOR

quieren atar la primavera,

pero el verano portador

de ortiga y cardos no espera;

para mí al follaje ligero

de aquel árbol dio espesor,

por el que para el rapto más bello

dirigí el mirar de amor.

Tapó el tejado de color,

las rejas, los pilares salientes,

adonde mi ojo espía partió,

allí está mi eterno oriente.

1827