Tan feliz soy con tu amor
que a la ocasión no reprocho
si ha sido en ti tal ladrón,
¡cómo me alegra tal robo!
¿Y para qué ese robar?
Date a mí libre y de grado,
más bien quisiera pensar,
¡sí!, soy quien te ha robado.
Lo que tu alma dio rendida
te aporta ganancia hermosa,
mi calma, mi rica vida
te la doy, tómala toda.
¡No bromees! ¡Nada de pobres!
¿No nos hace el amor ricos?
Si mis brazos te acogen
a todo gozo iguala el mío.
1815