Pobre la bolsa, enfermo el corazón,
mis largos días tirando pasaba.
Pobreza es la mayor desgracia,
la riqueza es el bien más grande
y así para acabar mi dolor
un tesoro fuime a cavar.
Mi alma te voy a dar
escribí con propia sangre.
Y tracé círculo y círculo
hice fantásticos fuegos,
juntos hierbas y esqueleto:
hecho ya el conjuro entonces.
Y en el modo aprendido
cavé hacia el viejo tesoro
en el indicado entorno.
Negra y tempestuosa era la noche.
Y vi una luz a lo lejos,
y tal una estrella venía
detrás de lejana lejanía,
cuando sonaron las doce.
Lo preparado fue huero.
Más claro se hizo de pronto
por la luz del vaso todo
que llevaba un bello joven.
Lindos ojos vi brillar
bajo corona florida;
en la luz celestial de la bebida
entró él dentro del círculo.
Y amable me hizo probar
y pensé no puede ser el joven
bello, que el don de luz pone,
verdaderamente el maligno.
¡Bebe valor de pura vida!
Y entenderás el consejo
nada de conjuro viejo
de nuevo en este lugar.
No caves más sin salida.
¡De día trabajo! ¡De tarde huéspedes!
¡Duras semanas! ¡Fiestas alegres!
La palabra futura será.
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