NO CANTES EN TONOS TRISTES

la soledad de la noche,

no, ella es belleza que asiste

el convivir de los hombres.

Tal la mujer para el hombre

fue la más bella mitad,

es media vida la noche

y la más bella además.

¿Os alegráis del día

que sólo alegrías divide?

A dispersarnos obliga,

para otra cosa no sirve.

Mas si en nocturna hora

penumbra dulce es la lámpara

y cercanas boca y boca

broma y amor se derraman.

Si el veloz niño travieso,

que salvaje, ardiente, vuela,

por un regalo pequeño

a leves juegos se queda.

Si el ruiseñor a los amantes

amoroso un canto deja,

y lo que es tristeza y cárcel

sólo como ah y ay suena;

con cordiales sobresaltos

no escucháis a la campana

que con doce golpes tardos

promete segura calma.

Por eso en el largo día,

alma mía, has de saber:

su ajetreo trae cada día

y la noche su placer.

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