LO DIVINO

¡Noble sea el hombre

compasivo y bueno!

Pues esto sólo

lo diferencia

de todos los seres

que conocemos.

¡Salve a los desconocidos

superiores seres

que presentimos!

Su ejemplo nos enseña

a creer en ellos.

Pues insensible

es la naturaleza:

Brilla el sol

sobre malo y bueno,

y al criminal

le brillan como al mejor

la luna y las estrellas.

Viento y lluvias,

trueno y granizo

rompen su camino,

y sobrecogen,

veloz pasando,

a uno tras otro.

Así la dicha

toca entre el gentío,

prende del niño

la pureza en rizos,

o también el calvo

cráneo culpable.

Según eternas, éneas,

grandes leyes,

tenemos todos

que completar

los círculos de

nuestra vida.

Sólo el hombre

puede lo imposible:

él diferencia,

elige y juzga;

puede al instante

dar permanencia.

Él sólo puede

honrar el bien,

castigar el mal;

curar y salvar

lo extraviado,

y lo disperso

útil unir.

Y honramos

a los inmortales

tal como a hombres,

tal en grande hicieran

lo que el mejor

hace en pequeño

o bien quisiera.

¡El hombre noble

nos sea un modelo

de aquellos seres

que presentimos!

1783 (o antes)