EN EL LAGO

Por mi cordón umbilical

sustancia del mundo prendo.

Natura en su majestad

me sostiene en su pecho.

La onda mece nuestra barca

al compás del remo avanzando.

Montes y nubes se encantan,

a nuestro rumbo alternando.

Ojos, mis ojos ¿cerrados os veo?

¿Sueños de oro, volvéis de nuevo?

¡Sueño, aunque de oro seas,

aquí hay amor y vida, fuera!

Sobre la onda parpadean

miles de estrellas tan altas,

beben amor y niebla

las lejanías elevadas.

Viento matinal revuela

la bahía en sombra

y en el lago se refleja

la fruta seronda.

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