A BELINDA

Por qué me atraes irresistible,

ay, a ese esplendor,

no era yo feliz, joven apacible,

en la noche sin color.

En secreto en mi cuarto encerrado

a la luna yacía,

todo entero de su luz bañado

me adormecía.

Soñaba con largas horas doradas

de placer bien puro,

sentía tu cara enamorada

del pecho en lo oscuro.

Soy aún el que entre tantas luces

atas a la mesa de juego,

con frecuencia a confrontar conduces

esos rostros sin sosiego.

Más linda me es la flor de primavera

en el campo no tanto.

Ángel, amor y bondad tú eres entera,

naturaleza es tu encanto.

1774/75