UNA GRIS MAÑANA YERTA

Cubre mi campo de amor,

bien oculto en la niebla

yace el mundo en mi redor.

Oh, mi Federica amada,

si a ti pudiera tornar,

en una de tus miradas

hay sol y felicidad.

El árbol en cuya corteza

mi nombre y el tuyo están

el frío viento lo arquea,

que todo placer se irá.

El verde brillo del prado

triste está como mi cara,

no ven nunca el sol amado

ni yo a Federica amada.

Pronto iré yo a la viña

y vendimiaré el racimo.

En redor es todo vida,

ya brota el nuevo vino,

pero en la fronda muda,

ay, pienso si estuviese aquí

le ofrecería esta uva.

¿Qué me daría ella a mí?

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