«Brehms Tierleben»
(«La vida de los animales de Brehm»)
Todos los hogares en los que crecen niños poseen en esta gran obra un auténtico tesoro, pues para los niños y los mayores no hay nada mejor que observar la naturaleza y comprenderla amándola. El libro de Brehm no sirve naturalmente para proporcionar a lectores empedernidos conocimientos teóricos cuantiosos, sino que hay que enseñar a la juventud a conocer más de cerca en sus contextos más grandes aquello que ve fuera todos los días, preguntando y buscando en esta rica fuente, comenzando por el colirrojo en el alero y por el gorrión de la calle. De ahí nace automáticamente en aquéllos cuya naturaleza tiende a ello, el deseo de aprender y el entendimiento. De mi época de muchacho se me han quedado grabados fija y fielmente en la memoria algunas descripciones del «gran Brehm» que poseía un tío mío, y ahora siento no haber leído más en sus páginas en los días de lluvia de mi juventud. Ahora repaso el libro de vez en cuando y encuentro, especialmente en los pasajes en los que el cálido amor y la fuerza creativa del viejo autor no han sufrido aún ninguna revisión, descripciones estupendas, buenas y acertadas que superan ampliamente la sabiduría universal de enciclopedias populares.
(1911)
Hay que decir a los que aún no lo saben, que a las personas inteligentes da más una buena descripción de la cerceta, acompañada de un dibujo, que ciertos armarios llenos de literatura, y que en una casa medianamente acomodada con niños, el libro de Brehm es más necesario y puede producir mejores resultados que toda una biblioteca de escritos para la juventud, morales e instructivos.
(1911)