Victor Von Scheffel
1826-1886

Comenzamos a leer en cualquier parte. En el «Trompeter» o Ekkehard, en «Gaudeamus» o donde sea. Y uno recuerda haber cantado una vez con entusiasmo estas canciones en noches pasadas de juventud, y que para la juventud de 1870 y después, Scheffel fue junto a Geibel el gran poeta alemán.

¡Respeto al patrimonio de nuestros padres, y respeto a las cosas que amamos en los días de nuestra juventud! El talento de Scheffel para la forma, la rima y la modelación es siempre sorprendente, posee un brío y una seguridad que nosotros ya no conocemos ni buscamos hoy en la poesía. Y a menudo tiene ideas ante las que nos quedamos sorprendidos y atónitos.

Claro que hoy nos parece sólo anecdótico que, en su día, nuestros corazones latiesen con estos alegres versos de cervecería, que nuestros padres disfrutaran con la sabiduría del «Hidigeigei». No se desprecia lo que una vez se ha querido, y en el museo, junto al falso renacimiento de los años setenta y el falso gótico de los años cuarenta, debe tener un sitio también el medieval Scheffel, un sitio como abuelo e imagen venerada de un tiempo desaparecido. Pero nuestros hijos, así lo esperamos, crecerán y disfrutarán con otras canciones y bajo otros signos, y los estudiantes que han participado en esta guerra, liquidarán, aún más deprisa que las generaciones precedentes, la falsa virilidad del camarada de cerveza y peleas y el falso sentimentalismo del teutonismo. Y con ello el año 1914 sonará también en la literatura con más seriedad que el año 1870.

(1915)