«Bunte Steine»
(«Piedras de colores»)
Aparentemente nada está hoy más lejos de la juventud actual, nada le es más ajeno, anticuado e indiferente que Adalbert Stifter con sus miniaturas elaboradas con tanto amor. Pero basta leer su prólogo a las «Bunte Steine», y basta dejarse inspirar una vez por el espíritu de su arte, para desear que estas joyas lleguen también a las manos de las personas jóvenes de hoy. Porque con todo lo idílicas y miniaturistas que parecen a primera vista las obras de Stifter, por lejos que sus problemas estén de los que hoy son actuales, en algo fundamental y profundamente esencial es moderno, excitante y ejemplar, este modesto y viejo poeta: él busca, más allá de los problemas temporales suyos y nuestros, siempre con el alma ardiente, la esencia de la verdadera humanidad y comienza su buscar y termina su encontrar en el espíritu del respeto profundo. Y es precisamente la falta de respeto la que hace parecer tan pobre y estéril la generación agonizante. Leer una de las narraciones detallistas, bien compuestas, reverentes de Stifter es en medio de los talantes actuales, tan fructífero, monitorio y clarificador como el estudio de las primeras obras de Tolstoi o las parábolas de Chuang Tse.
(1922)
«Witiko»
Por fin el viejo y extravagante Hermann Bahr, el Cabezota con aires de pensador y espléndido y joven corazón ha hecho tanto ruido y ha aireado tanto la vergüenza que el Insel-Verlag, al que debemos ya la mejor reedición del «Nachsommer» («Veranillo»), se ha hecho cargo de «Witiko». Y ahora tenemos en las manos esta obra olvidada del querido poeta, que durante años fue completamente olvidada y desconocida, mientras celebridades literarias surgían y desaparecían cada día. Y ahora este libro conmovedoramente bello, completamente único, nos habla y nos revela un Stifter que está más lejos del conocido autor de las bonitas novelas cortas que el Stifter del «Nachsommer», que con los dientes apretados lucha por la forma de manera más sobria, más tenaz, más voluntariosa, más leal y cerrada. ¡Y pensar que esta obra fue pasada por alto, despreciada y olvidada por nuestros padres y abuelos! Cierto que no es un libro para muchos, para la multitud; es, como ya el «Nachsommer», un libro para personas que saben saborear lo único y auténtico, aunque no sea servido en porciones y envases usuales. «Witiko», una narración de la historia medieval de Bohemia, es la única novela del tiempo moderno que yo considero una epopeya. Construida sobre una base amplia, tan lejos de cualquier tendencia como de todo lirismo y falsa ambientación, esta gran obra respira desde la primera frase un aire fresco, sano, de montaña, camina con paso lento, solemne, maravillosamente acompasado. El lector de esta obra no debe ser curioso, no debe tener prisa, si no se le escapará todo el encanto, si no las bellezas más singulares de esta obra se le convertirán en obstáculos. Hay que tomarse tiempo, hay que poder esperar, hay que permanecer en la frase que se está leyendo, no hay que anticiparse, entonces se descubre la forma increíblemente noble, el idioma dichosamente viril y distinguido de esta gran obra.
(1922)