«L’homme qui rit»
(«El hombre que ríe»)
… Recuerdo haber leído siendo muchacho, en parte con interés y en parte con incredulidad, esta historia de un mutilado, en muchos aspectos un «pendant» y hermano gemelo del Quasimodo de «Notre-Dame». También hoy habrá jóvenes a los que ante el interés y la emoción de una novela sensacional, voluminosa y escrita con virtuosismo, les merezca la pena el esfuerzo de la lectura. La fuerza y la maestría de este escritor extrañamente patético y también sentimental y vulgar es admirable. La concepción de su obra es grande y sus colores resplandecen suntuosamente; sólo que todo es un poco exagerado y a veces se ven tambalearse un poco los decorados.
(1925)